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lunes, 25 de febrero de 2019

SOY CURIOSO AMARILLO

Cuentan que cuando Peter Ustinov se presentó al papel de Nerón de Quo Vadis? en un principio argumentaron no era adecuado para el papel por su edad alo que el actor pidió tuvieran paciencia, ya que él contaba por aquel entonces 28 años y el emperador romano, a pesar de lo que nos pueda pasar en principio por la cabeza (y a los responsables del casting, sea todo dicho), apenas contaba 30 cuando murió. En el caso de Van Gogh. A las puertas de la eternidad nos ponemos en el otro extremo. Por un lado tenemos un artista, Van Gogh, que falleció con apenas 37 años, y por otro lado un intérprete que por edad...siendo realistas aunque no sé si muy finos, podría ser su padre. Sin embargo vista la labor de Dafoe, nominada al Globo de oro y al Óscar, pocos peros se le pueden poner a una interpretación que consigue transmitir auténtica profundidad al personaje.
Julian Schnabel, artista y ya habitual de los biopics sobre artistas, nos sumerge en su vertiente más convencional para contarnos la historia del pintor holandés, centrándose en los años que pasó en Arles y Auvers-sur-Oise, pasando por el período que estuvo recluido en el sanatorio de Saint-Rémy-de-Provence.
Posándose ligeramente sobre las inquietudes religiosas del creador la cinta se centra en su búsqueda de la belleza, en una continua disertación, compartida y rebatida por personajes como Gauguin o su hermano Theo (un punto aparte es la agradable aparición de Mads Mikkelsen, en el papel de un sacerdote enviado para evaluar el estado mental del artista), convirtiendo la película en un destacable análisis del papel del arte y la importancia del artista así como el poder vital y sanador de la creación.
Aunque hay momentos en que la mano de Schnabel se deja guiar por manierismos como una cámara que casi parece enloquecer rotando sobre sí o intentando dotar de realismo un plano subjetivo o incluso se permite una suerte de "VanGoghvisión" distorsionando parte de la imagen o bañándola en un filtro amarillo que en ocasiones hasta duele (no es raro todavía encontrar a alguno...er, no sé con que término calificarlo, que afirma que Van Gogh pintaba en amarillo porque estaba loco...pero esto es pasarse) esto no consigue lastrar una película que constituye una interesante aproximación a uno de los pintores más populares de la historia del arte,sin renunciar a episodios más siniestros como el internamiento en Saint-Remy...si bien incluso podemos encontrar algún matiz surrealista como la explicación de la muerte del pintor...cuyos detalles aquí no revelaremos
Pero sin duda esta película no tendría el mínimo de su fuerza sin la presencia de un Willem Dafoe que consigue domar al personaje, dotándole de toda la intensidad y contención que requiere. Un Dafoe que nos hace olvidar el auténtico rostro del artista, aunque haya más de un plano que intente reproducir alguno de sus autorretratos, para imponernos su presencia, haciéndonos casi pasar de largo del icónico loco del pelo rojo.
Van Gogh. A las puertas de la eternidad es una película para amantes del arte, un discurso sobre el poder de la creación en el que podríamos pensar el pintor holandés es una mera excusa pero que consigue aunar con tino biografía y filosofía, haciendo que disfrutar del arte en el cine, como siempre, sea un placer, con o sin licencias artísticas.
Van Gogh. A las puertas de la eternidad llega a los cines españoles el 1 de Marzo.

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