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jueves, 28 de febrero de 2019

EL LECTOR FELIZ


Y como decían los Monty Python ahora algo completamente diferente.
En Monigotorium amamos el cine. Es un secreto a gritos, que viene a ser que secreto no es, pero como su nombre indica, en Monigotorium adoramos los monigotes y por tanto los tebeos. Eso que ahora todo quisque denomina cómic.
Así que vamos a meternos en un nuevo berenjenal añadiendo a nuestras habituales críticas de cine otras dedicadas al noveno arte. Y en pleno boom de los y súperheroes no se me ocurre mejor manera de dar el pistoletazo de salida que con...Pumby, el gatito feliz. Que no solo de Capitana Marvel vive el fan.
Para aquellos a los que no les suene, o apenas remotamente, Pumby es el gran clásico de la historieta infantil valenciana. Publicado durante más de 25 años en múltiples formatos, incluyendo numerosas revistas con su propio nombre en cabecera (como Pumby o Super Pumby),  la creación de José Sanchis Grau hizo felices a los niños con unas  aventuras que le llevaron al infinito y más alla, acompañado por sus inseparables amigos Blanquita y el Profesor Chivete.
Aunque puede que Sanchis, especialmente para aquellos que no sean (seamos) de la Comunidad Valenciana o no hayan  (hayamos) veraneando lo bastante en ella, nos suene por otros personajes de su dilatada trayectoria (para mí el Sanchis de mi infancia siempre será el de Robin Robot) es con la fantasía y el armonioso dibujo de esta obra con la que el artista deja impronta en la historia de la historieta española, con un trabajo que no debe asustar al lector más reticente con su etiqueta de tebeo infantil, constituyendo uno de esos tebeos capaces de deleitar a niños y adultos por igual.
 Para aquellos que no hayamos podido disfrutar de Pumby en su edad dorada (y por supuesto aquellos que anhelen volver a encontrarse con el héroe de su infancia y tal vez de paso presentárselo a las nuevas generaciones) la editorial Dolmen dentro de su colección Fuera Borda, que ya lleva más de cuatro años editando numerosos clásicos como Natacha o Los hombrecitos, y que añade a su catálogo Pumby.
Por el momento Pumby ha aparecido en forma de tres volúmenes (el último hace apenas unos días y en espera del cuarto) con una selección de historietas sin orden cronológico, en una edición restaurada y acompañada de extras que nos permitan conocer mejor la figura de nuestra héroe, que con un aspecto con guiños iniciales a la estética de la animación disneyniana (ahí estan esos guantes blanco) sin embargo se revela como todo un héroe de acción, capaz de viajar a diversos planetas, universos fantásticos y algún bizarro universo alternativo para ayudar a sus amigos.
En las aventuras de Pumby para lo único que no hay sitio es para el aburrimiento. Ingeniosos criminales y algún profesor loco ponen contiuamente en jaque a nuestro héroe que de repente puede encontrarse emulando las aventuras de Phileas Fogg, ayudando a un caracol gigante o viajando al país de los sueños (muérete de envidia Nolan) e incluso convertirse en un auténtico superhéroe con poderes incluidos y un look cuya capa incluso puede recordarnos a Doctor Extraños.
En terrenos vecinos a los de la ciencia ficción, sosias de Flash Gordon incluidos, y al surrealismo, llegando hasta a pasar de la tercera a la segunda dimensión, sin renunciar a un sentido del humor marca de la casa Pumby se convierte en una lectura más que recomendable, con un ágil dibujo capaz de insuflar vida a mundos increíbles y a toda una pléyade de increíbles secundarios entre los que no faltan extraterrestres, seres mitológicos o animales capaces de cambiar de forma.
Pumby es una de esas obras por desgracia poco conocidas que merecen dar el paso más allá. La cuidada propuesta de Fuera Borda es la excusa precisa que necesitábamos. Una gran oportunidad para reencontrarnos con el niño lector que todavía somos, y sumergirnos en uno de nuestros universos favoritos: el de la fantasía pura y dura.


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