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lunes, 1 de junio de 2015

NOCTURNEANDO DE DÍA (5)

¿Como? ¿que el jueves solo hubo dos películas?. Por cuestiones de tiempo habíamos dejado en el tintero dos de las más apetecibles de todo el festival. El jueves seguia y tras el corto Happy face, un canto a la amistad y a la hormona adolescente, llegó la última de Marcux Nispel, Exeter.
Humorística historia de terror en la que el psicópata de turno es sustiruido por un ente que posee a los incautos adolescentes a los que se les ha ocurrido celebrar una fiesta en un manicomio abandonado Exeter es una cinta con muchos elementos del slasher, del terror teen y por supuesto del cine satánico (spider walk incluido), que además sabe combinar con un humor que gana cuando más surrealista se vuelve (la aplicación de exorcismos para el móvil o los planes para librarse de un cuerpo picándolo hasta poder ocultarlo en tarros de mermelada por todo el estado). Una película muy divertida si se ve sin pretensiones y que ganaría los premios de Nocturna a los efectos especiales y el guión, ambos ex aequo con Liza the fox fairy.
Y por fin la película que nos prometieron el mismo día de la presentación y que muchos esperábamos ansiosos...tras el corto Plasma de Romero, curiosa fábula sobre las relaciones familiares y los celos paranoicos, llegaba Headless.
Perverso spin-off de Found, esa película sobre un niño que descubría que su admirado hermano mayor era un psicópata que nos encandiló a todos el pasado Nocturna, sin embargo Headless topma caminos muy distintos, contando la historia ambientada en los 70 de un psicópata caníbal y necrófilo de oscuro pasado. Retomando algunos cortes de la película original la cinta cuenta con escenas impactantes (el bosque de ojos), un  inteligente diseño de personajes (el protagonista y su calavera, y por supuesto su amigo imaginario, un niño también con careta de calavera que emite sonidos propios de un pájaro, quizás lo mejor de este film) y homenajes al género (esa discoteca de patinadores o la curiosa relación con su familia...punto extra para el vestido que le pone a su última víctima, el de su propia madre) pero también resulta, más allá de la construcción del personaje, una cinta repetitiva (el primer ojo que se come impacta...el tercero ya no tanto) y de ritmo lento en la que su protagonista llora mucho más de los que esperaríamos en un psichokiller en toda regla (pòr muy traumatizado que esté), haciéndonos pensar tal vez habría ganado muchos enteros de reducirse a un cortometraje acompañando a la magnífica cinta original. Una lástima.

Y a horas pelín intempestivas terminó la cuarta jornada...quedaba todo el fin de semana y en Monigotorium lo contaremos a partir de mañana.

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