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lunes, 7 de julio de 2014

¡RÓMPETE UNA PIERNA!

En 1950 el orondo genio británico Alfred Hitckcock rodó una cinta con Marlene Dietrich. Había un teatro, había suspernse y aquella pequeña obra, no tan recordada como otras del maestro, recibió el singular nombre de Stage fright. 64 años después, que se dice pronto, un grupo de irreductibles canadienses han dicidido hacer su propio Stage fright, pero esto no es un remake, es...un musical.
Un callejón, oscuridad, un asesinato... y un "noooo", digno de superhéroe trasnochado pero con modulación musical. surge de la garganta de una Minnie Driver que no tardará en abandonar la escena (y muy pronto la película) a manos del psicópata de turno. ¿Qué estamos viendo? cuando la historia pasa casi inmediatamente a un campamento sosias de Glee en el que trabajan los hijos de la difunta soprano nos encontramos con una película que en apenas 5 minutos ha cambiado de tono y género al menos tres veces, y no con la mejor conexión posible. Y eso es el mayor mal de esta cinta. Es una película a ratos irónica, a ratos siniestra, a ratos una ópera rock (fusilando El fantasma de la ópera de mala manera), a ratos un film normal con escenas de musical. Tiene ideas muy divertidas (el trasladar la obra original al terreno del kabuki, el chiste del bukkakke,,,no se asusten, no es nada explícito...), canciones pegadizas ("Soy gay"), homenajes al género (La matanza de Texas...con lijadora, Carrie, o ese hombre inquietante del tipo que solemos encontrar en gasolineras medio abandonadas y similar), todos los tópicos del mundillo del musical (directores que se aprovechan de actrices desesperadas, ramalazos varios)  y momentos gore (ese pie...) pero lamentablemente no acaban de encajar del todo, con un reparto más o menos digno en el que destacan un recuperado Meat Loaf  (que no es nuevo en esto del musical de género fantástico como ya vimos en The rocky horror pisture show) y un asesino cuya partitura se mueve entre el heavy y el Alan Parsons project. La verdad la película gana muchos enteros cuando más loca se vuelva como en el momento álgido del estreno del musical que interpretan los alumnos del campamento, con una partitura clásica bien elegida y altas cotas de surrealismo.
Se agradece el que se hagan nuevos musicales dentro de un contexto fantástico o terrorífico, algo que nos llega con cuentagotas últimamente (casi mejores en el teatro -Evil dead- que en el cine -Repo the genetic opera-), pero francamente, aunque es una cinta entretenida con algún muy buen momento, necesita mejorar...seguimos el asunto con interés.

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