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miércoles, 26 de febrero de 2020

SIEMPRE FUIMOS ANGELES

El infierno está lleno de buenas intenciones...el séptimo arte, mal que le pese, también. Para bien o para mal, y no solo para hablar de esas películas de creadores entusiastas que acaban saliendo rana. Es el caso de Especiales, una cinta que sabe apelar a los buenos sentimientos sin perderse por andurriales de cursilería. Y ya es difícil.
El cine social vive un buen momento en Francia. Películas como la reciente nominada al Óscar Los miserables, con su fuerte carga crítica es buena muestra de ello. Especiales parte también de una realidad compleja aunque radicalmente distinta: la de los enfermos con dificultades de adaptación, niños y jóvenes autistas, y sus dificultades para encontrar instituciones que se adapten a sus necesidades.
Basada en una historia real, esta película sobre una asociación en un difícil limbo legal que acepta encargarse de personas que otros centros rechazan por sus bajas posibilidades de mejora o el riesgo de interactuar con ellos por su tendencia a los estallidos violentos supone una auténtica llamada de atención sobre un mundo poco digerible pero que no puede ignorarse.
Especiales sabe en que liga está jugando. Obra de Olivier Nakache y Eric Toledano, dos directores,  responsables también del guión, vinculados al terreno de la comedia (aunque sin ignorar el lado trágico de la vida como la exitosa Intocable) la película resulta toda una experiencia vital. Dejando en un segundo plano unos aspectos formales que no brillan especialmente la cinta conquista por su profunda humanidad al reflejar el trabajo de unos profesionales que se dejan literalemente la piel para hacer la vida un poco mejor a unos pacientes que, además de a sus propias familias, no parecen importar a nadie más. Una labor en la que resultaría fácil rendirse pero ante la que unos personajes como el de un Vincent Cassell, un actor al que es fácil identificar con los roles de tipo duro o ya directamente de villano, que saca aquí su lado más luminoso no están dispuestos a dar un paso atrás.
Nos encontramos ante una película que sabe crear un lazo de empatía máximo con el espectador. Que sabe hacernos sonreir, con la inocencia de un personaje como Joshep y su tendencia a tirar de las alarmas del tren o la dificultades de Bruno para encontrar una pareja que soporte un trabajo que le exige una dedicación total, que sabe desasosegarnos, con episodios como la desaparición de uno de los personajes de su habitación, y que por supuesto sabe conmovernos.
Aunque a muchos no les cueste ponerla en la órbita de otros films recientes como Campeones esta película francesa apuesta por un aura más trágica, con testimonios tan sobrecogedores como esa madre que reconoce que puede adoptar medidas terribles si le falta la ayuda que la asociación le procura, pero que sabe aligerar con unas geniales pinceladas de comedia articulando su historia en torno a la visita de dos inspectores cuyas decisiones pueden trastocar el futuro del resto de los personajes.
Especiales es una película que brilla más por su fondo que por su forma, una película que cautiva y consigue llevar al espectador completamente a su terreno. De esas de las que se puede seguir hablando mucho tiempo después de haberlas visto. Es como un cachorro sin raza: puede que haya perros más caros y distinguidos pero con su encanto consigue realmente conquistarte.

 Especiales llega a las pantallas españolas el 28 de febrero

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