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viernes, 14 de febrero de 2020

AL SUR DEL EDEN

Por mucho que nos esforcemos, y busquemos ejemplos en tierras lejanas si el exotismo tiene un nombre en pintura es occidental: Paul Gauguin. Un pintor que en cine siempre tendrá el rostro de Anthony Quinn (aunque haya tenio algún otro como el de Vinent Cassell no nos ha calado tanto) pero que ahora llega con el documental Gauguin en Tahití: Paraíso perdido.
Historia de un pintor a completa contracorriente, que aunque nació en plena París anhelaba desde su infancia en Perú el vivir en tierras lejanas y que dejó un empleo bien remunerado y una lujosa vivienda en plena capital parisina por unas Martinica y Polinesia francesa que a pesar de estar ya contaminadas por la civilización occidental todavía consevaban el gusto de los salvaje este documental nos sumerge en las etapas más oonocidas e innovadoras de sus trayectoria.
Cediendo la palabra al mismo artista, a través de sus numerosos escritos, a expertos en historia del arte y a alguno de los descendientes del pintor en su estancia en estas islas este documental nos lleva de la mano a un territorio que Gauguin amó, pero recalcando, como podemos comprobar por la actual ubicación de las obras en numerosas colecciones europeas y americanas, es desconocido casi por completo en las tierras que fueron su fuente de inspiración, quedando como un tesoro para un espectador occidental a miles de kilómetros del lugar en que fueron creadas.
Gauguin en Tahití: Paraíso perdido se constituye así en un documental de original enfoque, que sabe perderse en un personaje que vive una completa odisea personal (y presentando episodios relativamente desconocidos como su intento de suicidio) sin perder de vista un arte innovador surgido de la mano de un pintor tardío pero que consiguió crear un estilo único que evolucionaría notablemente durante su periplo tahitiano. Una película plagada de imágenes asombrosas, tanto de los espacios naturales como de las obras de Gauguin, y que consigue emocionar con su matiz humano, con escenas como aquella en la que una descendiente del artista se enfrenta por primera vez a la obra de su bisabuelo lejano, viviendo en una zona a la que, con suerte, solo llegan la copias.
Una gran oportunidad, como a la que nos ha malacostumbrado esta recomendale iniciativa de documentales sobre arte en pantalla grande, para conocer la obra de un maestro que para algunos queda a la sombra de otros artistas, pero que gracias a obras como esta demuestra su absoluta modernidad más de cien años después de su muerte.

Gauguin en Tahití: Paraíso perdido llega a las pantalla españolas por tiempo limitado el 17 de febrero.

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