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lunes, 25 de marzo de 2019

LAS INVASIONES DOMESTICADAS

Hace siglos oí un chiste que decía que Canadá tenía una herencia trágica: podía haber tenido la cultura inglesa, la gastronomía francesa y la tecnología estadounidense. Sin embargo por avatares del destino se encontró que poseía la tecnología francesa, loa gastronomía inglesa y la cultura estadounidense. Un chiste ideal para hacer amigos en al menos cuatro países distintos que imagino también podría tener su eco en el cine ya que la cinematografía canadiense, independientemente de su calidad, ha alcanzado un éxito muchísimo menor al de sus vecinos del sur (claro que eso se puede decir de casi cualquier país del mundo, pero mira el azar hace que justo estén bien pegaditos, cataratas aparte). Sin embargo hay películas que llegan para demostrar que el cine norteamericano no es patrimonio exclusivo de Hollywood y dando una fuerte palmada en la mesa llega la cinta de expresivo título y origen canadiense La caída del imperio americano.
Dirigida por el ganador del Oscar Denys Arcand, director de El declive de el imperio americano y Las invasiones bárbaras esta cinta, que sabe moverse con inteligencia entre la comedia, el drama e incluso el thriller plantea una llamativa propuesta: Pierre-Paul, doctorado en filosofía y repartidor a domicilio, un hombre con pocas habilidades sociales, se encuentra accidentalmente en medio de un atraco en el que, tras un tiroteo, los delincuentes dejan abandonadas dos bolsas llenas de enormes sumas de dinero, de las que se apropiará. Un personaje que si bien al principio no resulta simpático, pero sí de valores incuestionables (aunque estos le hagan hasta romper con su novia por no saber expresarle un amor que llega a dudar sea real), que lidia entre la gran inteligencia de la que presume y una inocencia sentimental que le hace ser más digno de lástima que otra cosa que se va a ver inmerso en toda una odisea que involucra mafiosos, prostitutas y genios de las altas finanzas.
Una trama que podríamos encontrar con facilidad en un blockbuster de Hollywood, si le añadiéramos coreografías de acción y efectos especiales, pero que aquí se convierte en una historia de autodescubrimiento, con un gran sentido del humor (impagable la adicción al cóctel de Aspasia, una prostituta heredera de las Alabamas y dulces Irmas versión deluxe que sabe crear un gran tándem cómico con el protagonista) y chispeantes diálogos, que sumados a un buen sentido del ritmo hacen de esta una de esas películas que se siguen con interés de principio a fin, y más con un desenlace que sabe crear un excelente clima de tensión de esos a los que aspiran las buenas cintas de criminales de guante blanco.
La caída del imperio americano es una película que sorprende. Tras unos primeros minutos que parecen abrir una cinta de esas de bustos parlantes, pero que consiguen ya que aparezca la sonrisa en el rostro del espectador la película, es un continuo in crescendo que a medida logra sus personajes se ganen nuestra simpatías se permite mezclar citas elevadas con aroma a cine negra, y sin hacer que en ningún momento desaparezca del todo esa sonrisa. Siempre podríamos decir que la moralina, con esos planos de rostros que cierran el metraje nos sacan un poco de una historia que alienta que el fin justifique los medios...siempre que estos fines sean buenos, pero que es solo el pequeño apéndice de una cinta entretenidísima que podría dar un nuevo significado a esa frase, que como rezaba el título de Summers, afirmaba que To er mundo é güeno.

La caída del imperio americano llega a los cines el 29 de marzo.

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