A veces uno sigue la carrera de un cineasta, un director, un actor...y sin embargo llegan ocasiones en que te das cuenta de que llevas mucho tiempo sin saber de él, que ha pasado de ser una presencia habitual en la pequeña o gran pantalla a evaporarse, y te encuentras preguntándote que habrá podido ser de él. En plena era de internet la pregunta sobra, porque generalmente lo que pasa es que te das cuenta de su ausencia a raíz de un nuevo reencuentro. Y eso muchas veces supone una reunión con un viejo amigo...al que ni siquiera conoces. Para mí es el caso de Park Chan-wook y su nueva película. La doncella.
Corea, años 30. Otju, o su equivlaente en coreano, Tamako, es una joven criada que entra a trabajar en la gran casa de un millonario excéntrico amante de los libros como doncella de su sobrina, la señorita Hideko. Pero Otju no es quien dice ser, sino que se llama Sookee y es realidad una ratera y falsificadora que ha entrado en la mansión para vigilar y convencer a Hideko de que rompa su compromiso con su tío y se fugue con un aristócrata japonés para casarse...si bien el noble no es tal, sino un hijo de campesinos que planea recluirla tras la boda en un manicomio para disfrutar de su fortuna y que le ha prometido una parte por su labor. Pero Sookee empieza a sentir algo más que simpatía por su joven señora.
Basada en la novela de Sarah Waters La doncella arranca de un clima más propio de un cuento gótico que de una cinta coreana para arrastrarnos a todo un entramado de mentiras y pasiones encontradas en el que sus protagonistas guardan más de un secreto.
Con una exquisita ambientación que a la vez se torna metáfora del propio espíritu de la trama, situando la acción en una casa que combina perfectamente el estilo inglés con el japonés, en un complejo híbrido de gran belleza reflejado con una exquisita fotografía que se permite un continuo juego con los contrastes (como entre la señora vestida de blanco y su criada de negro...), en un delirio estético puesto al servicio de una historia que si bien parece arrancar como un relaro ya conocido (una joven de provincias entra a trabajar en una gran casa) va a dar su primer giro en apenas unos minutos, y va a dar otro más sorprendente cada vez que empecemos a centrarnos en una trama que nos parecía, a pesar de un exotismo oriental que se acentúa todavía más en la segunda parte de la cinta, un sendero ya muchas veces recorrido.
La doncella es una película que sabe aprovecharse de los tópicos conocidos por el espectador en su propio beneficio, una cinta con tres partes bien diferenciadas y no lineales que consiguen cambiar constantemente nuestra percepción de los personajes y de esta historia con mucho de thriller (salvando las dinstancias, como pudimos disfrutar en cintas como Perdida o Sospechosos habituales...y no diré una palabra más) pero que no tiene reparos en pasar de un clima que no desentonaría eu una producción del corte de James Ivory a otro más malsano y perverso, de un erotismo tan refinado como brutal y con pocas concesiones a la galería (las reuniones de lectura) y lleno de inquietante detalles.
Un auténtico deleite en todos los niveles en una historia romántica en el sentido más decimonónico. pero que satisfará especialmente a esos a los que les gusta encontrar la fractura en el tópico y a aquellos a los que les guste dejarse sorprender en la sala de cine, con una historia de esas que se disfrutan y que permanecen largo tiempo en nuestra retina.
+
Sorprendente y apasionante laberinto para los paladares un poco fuertes La doncella llega a los ciens el 2 de diciembre. Todavía a falta de conocer las características de su distribuciónse recomienda su visionado en versión original, ya que los personajes se expresan en dos lenguas, japonés y coreano, y su subtitulado bicolor (amarillo para el primero, blanco para el segundo) nos permite disfrutar todavía más de los matices de su trama.
No hay comentarios:
Publicar un comentario