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martes, 29 de noviembre de 2016

DE BULLDOGS Y POETAS

¿Jim Jarmush? Prestigioso cineasta, ganador de multitud de premios y creador de hermosas fábulas...pero al oir ese nombre lo primero que viene a la cabeza, en mi caso y sospecho que en el de más de uno en su caricatura en esa serie que nos guste mucho o poco ya forma parte de nuestras vidas, Los Simpson,.Sí aquel en que la familia de color mostaza acudía a un festival de cine independiente por la participación de Lisa con su documental Capturing the Simpson (título que a nadie se le escapa hace referencia a otra cinta de calado más siniestro). Y su presencia, aparte de de tener algún buen guiño (ese fundido a negro) probablemente le haya hecho más conocido para el gran público que su destacable trayectoria...pero para los que quieran algo más, y mejor, Jarmush sigue al pie del cañón y ahora vuelve con Paterson.
Paterson vive en Paterson, New Jersey, y trabaja como conductor de autobús. Pero el verdadero centro de su vida son sus dos amores, Laura, una dulce y creativa mujer junto a la que se despierta cada mañana, y la poesía, a la que dedica todas las páginas de su cuaderno. Esta es la crónica de una semana en la vida de Paterson, con sus rutinas y puede que algún hecho inesperado.
La rutina es un personaje más en esta cinta fragmentada en ocho episodios, cada uno marcado con su respectivo día de la semana y separados (salvo el último) por un breve findido a negro que refleja la vida de Paterson, un poeta vocacional, Laura, aspirante a guitarrista (aunque sea por correspondencia) y repostera, y su perro, el bulldog Marvin. Tres seres que pueblan un particular microcosmos con más contrastes de los que podemos adivinar en un primer momento (ahi está la espectacular zona del río, frente al convencional urbanismo por el que Paterson conduce su autobús) y en el que a pesar de su fuerte aroma cotidiano puede florecer un pequeño destello surrealista (el intento de asalto, el diálogo sobre el gato...), humorísitco (las escenas de Marvin) e incluso un deus ex machina en toda regla (el encuentro con el visitante de Osaka y su regalo).
Paterson es una película rodada de manera sencilla pero cuidada , que juega con los pequeños detalles (los geométricos atuendos de Laura que se trasmiten incluso a su guitarra) e incluso se permite hacer de la poesía un elemento más en la puesta en escena (los poemas de Paterson sobre la pantalla), una obra que además de convertir esta poesía en un elemento imprescindible logra reflejarla en la cotidianeidad más pura, en una realidad que a ninguno le resulta extraña y en la que todos los días, salvo que se produzca un acontecimiento destacable (el mercadillo), empiezan de la misma manera sutil (en el caso de Paterson ni siquiera precisa el estridente sonido del despertador), dando lugar a una rutina en la que no parece cambiar nada...o en la que nada cambia para que todo siga igual.
Película de personajes entrañables, desde su soñador protagonista al turista que casi parece salido de un cuento pasando por ese verdadero robaescenas que es el casi humano perro de la pareja protagonista Paterson plantea una historia tan sencilla como anecdótica, algo que es a la vez su mejor baza y su peor defecto, pero que sabe conectar con un espectador que es incapaz de sentirse ajeno a la existencia de este poeta no maldito cuya obra tal vez no salga jamás de los límites de su propio hogar pero que encuentra el mayor placer y consuelo de su existencia en su existencia y poesía mismas.
Drama dulce peculiar en matices Paterson se estrena en los cines españoles el 7 de diciembre.

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