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lunes, 28 de noviembre de 2016

SOBRE EL MAR

¿Puede un país republicano desde hace siglos ser el que mejor visión ha dado de la monarquía durante años? Sí, si la respuesta es Estados Unidos y su campo de cultivo la factoría Disney. Creadora de sueños para niños y no tan niños desde hace décadas Disney nos ha presentado princesas (y unos cuantos príncipes, azules o no) para dar y tomar, de largos cabellos, coloridos ropajes y unas dotes musicales dignas de alumna aventajada de conservatorio. Sin embargo la última lleva tocado de flores por corona, sencilla falda hasta la rodilla y se defiende a sí misma como hija de jefe...pero cantar, canta mucho, y como los ángeles...y su nombre Vaiana.
 Hace siglos el semidiós cambiaformas Maui robó el corazón de la diosa del océano y la oscuridad comenzó a extenderse por el mundo. Vaiana, hija del jefe de una próspera isla aspira a descubrir que hay más allá de los límites de su hogar pero su padre le prohibe cruzar los límites del arrecife, algo que no hacen ni los pescadores. Vaiana asumirá su futuro como futura jefa de su ueblo y abandonará la idea pero cuando los árboles empiezan a morir y los peces a desaparecer se verá incapaz de encontrar una solución...pero pronto descubrirá que es la elegida del océano y debe encontrar a Maui para obligarle a acompañarla y devolver el corazón robado, o todo lo que conoce y ama desaparecerá para siempre.
Singular cuento fantástico Vaiana nos devuelve con un atípico envoltorio lo mejor de la casa Disney para llevarnos en una auténtica toad movie marítima a unos mares del sur poblados por seres fantásticos más o menos hostiles, con un fomato musical que no renuncia ni a los números complejos ni a una impecable banda sonora.
Con un punto de partida que nos remite a otros clásicos de la casa como La sirenita (el sueño de conocer lo que hay más allá) y El rey león (el círculo de la vida) y un fuerte aroma de cuento clásico, a pesar de unos exóticos referentes que nos alejan notablemente de esa Europa de postal a la que nos acostumbraron durante años (que nos recuerda, con distancias a la también hija de Disney Lilo y Stitcht) la película presenta una trama sencilla con fuerte mensaje ecologista pero que se enriquece notablemente con un auténtico delirio de fantasía en el que no faltan villanos tan surrealistas como cangrejos gigantes o cocos con patas (literal).
Pero además de un apartado visual al que no se le puede poner un solo pero, combinado con una agilidad pasmosa elementos tri y bidimensionales (la canción de Maui, la animación de los tatuajes) y que refleja con un realismo y una física increíbles un elemento tan complejo como es el agua lo mejor de la cinta son unos personajes tremendamentes carismáticos, desde su valiente protagonista a ese semidiós travieso que es Maui, pasando por la sabia abuela o ese auténtico robaescenas que es el pollo Heihei (llamarlo gallo me parece demasiado fino) y que hacen que una historia sencilla (qu no simple, ojo) se convierta sencillamente en inolvidable, y quede como lo mejor que nos ha dado Disney en los últimos años, más cercana al espíritu de Enredados que al superéxito Frozen, y que constituye el perfecto remate de un año en que el cine de animación nos ha dado una magnífica cosecha proveniente de todos los continentes, desde Kubo y las dos cuerdas mágicas a la brasileña El niño y el mundo
Un derroche de fantasía con un acabado impoluto Vaiana se estrena el 2 de diciembre en las salas comerciales. Y por favor esperen hasta el final, hay una agradable sorpresa tras los créditos.

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