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jueves, 5 de febrero de 2015

CALCULADORAS GUERRERAS

las guerras a nivel fílmico dan para mucho, y sin duda la II Guerra Mundial es la que se lleva la palma. Todos los frentes han tenido su rinconcito, con mayor o menor fortuna) en la (todavía) breve historia del cine, de Europa (Salvar al soldado Ryan) a América (Pearl Harbour) pasando por el frente del Pacífico (Cartas desde Iwo Jima), con sus dramas humanos (La lista de Schindler) e incluso fantasías hisóricamente y polítimamente incorrectas (Malditos bastardos). Si hasta algunos contendientes han vuelto de la tumba para solaz del respetable (Zombies nazis 2). De una de las últimas muestras hablamos brevemente hace unos días (Corazones de acero) pero por supuesto en breve ha llegado otra más. Hoy hablamos de un grupo que luchaba con el enemigo a golpe de calculadora y lapicero (no es tan extraño...esta misma semana pudimos ver en Puño de furia. Contacto mortal como un luchador iba armado con un ábaco...), de como una guerra se puede complicar en la sombra, hoy hablamos de The imitation game.
Con el inquietante cartel "basado en hechos reales" como carta de presentación la cinta, tras un breve y críptico prólogo, nos introduce en la Inglaterra de la II Guerra Mundial, una Inglaterra desvastada por el hambre y los bombardeos (aunque esto sólo lo veamos de refilón) en la que el ejército, lejos del frente, tiene un único objetivo, descifrar las conversaciones interceptadas del enemigo, encriptados a través de la máquina conocida como enigma. Pero por supuesto esta no es una película coral y rápidamente nos centramos en la figura de Alan Turing, un joven matemático aficionado a los puzzles y de carácter difícil (¿alguien ha dicho asperger?...no podemos evitar pensar en el persoaje más famoso del actor que lo encarna, el nominado al oscar Benedict Cumberbatch, el Sherlock televisivo...esperamos que no sea una muestra de comienzo de encasillamiento) que ve en la resolución de este problema un delicioso juego, con sus 159 millones de millones posibles de combinaciones que cambian diariamente a las 12 de la noche. Rápidamente esta película nos ha presentado una trama que linda con el cine de espías y a la que, a pesar del drama que encierra, no le es ajeno el humor, con unos ingeniosos diálogos que beben principalmente del carácter poco empático del protagonista y los grandes egos de sus compañeros, así como introduce una historia que más que de amor podríamos calificar de amistad, con la incorporación del único personaje femenino de relevancia, el encarnado por la también nominada al oscar Keira Knightley, que humanizará al protagonista. Porque si hay un aspecto importante en la trama, una vez presentadas las primeras cartas sobre la mesa, es la incorporación poco a poco de una subtrama que se irá apoderando de la totalidad del argumento y que será relevante en el desenlace del mismo, aunando los tres planos temporales que presenta (pasado, el internado, presente, la guerra, y futuro, la investigación por parte de la policía de por qué tras un extraño robo la víctima, Turing, actúa de manera tan sospechosa) y revelando la vertiente humana del film. Se trata de la sexualidad de Turing, homosexual en una Inglaterra en la que esto suponía un delito castigado incluso con la cárcel (carácter puritano que ya hemos entrevisto en la reacción de los padres de la chica ante su inorporación a un equipo masculino), y cuyo enfoque nos deja algunos de los momentos mejores y más melodramáticos de una cinta (todos sabemos que acabarán descifrando la pesadilla alemana pero esto es otro cantar) que en muchos aspectos no es una película al uso si bien usa algunos mecaniscos tópicos (la presentación del personaje femenino, la torpe petición de mano...) rápidamente toma otros derroteros, pero sin estridencias (como cuando casi de pasada nos revelan el motivo del nombre de la máquina inglesa, Christopher, o cuando el protagonista pregunta al policía si es un criminal. una máquina, un hombre o un héroe de guerra...se podría contestar que a los ojos de sus interlocutores todas esas cosas). Se trata de una cinta que sabe engancharnos con su trama de espías para después llevarnos a un campo bien diferente, aunque sin abandonar el primero por completo, y que sabe bien hablarnos de temas como la hipocresía (las referencias finales al perdón de Turing) o los "intereses" humanos (la "criba" de información que se produce tras.descifrar Enigma), configurando un drama suave con múltiples caras.
Para amantes de la otra cara de la guerra, una trama bien hilada que no pierde interés en ningún momento.

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