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lunes, 15 de octubre de 2018

RESUCITANDO CON LOBOS

Hay películas que resultan mágicas. No porque nos transporten a mundos lejanos poblados de seres de fantasía, sino porque nos revelan una dimensión de nuestro propio universo en la que todo es posible. Lazzaro feliz es una de ellas.
La surrealista historia de Lazzaro, un joven dulce, algo simple, de esos tan buenos que incluso más de uno les toma por tontos, nos lleva a una Italia que parece surgida de otro tiempo. A un pueblo en el que todavía se corteja con una serenata, se hace guardia para que los lobos no ataquen el corral y en el que el día al día es el duro trabajo del campo. Un mundo en el que llegar a la ciudad es un objetivo casi imposible, un caramelo es el mejor de los regalos y solo existe una ley, la dictada por la marquesa de Luna. Podría parecer el clima de un cuento medieval, casi, por ambientación y personajes pero elementos como teléfonos móviles (un tanto anticuado eso sí), un walkman o la ropa de los personajes hacen chirriar algo en la mente del espectador. A medida que avance el metraje nos daremos cuenta de que en esta fábula hay magia sí, pero quitando el personaje de Lazzaro, una medida que no admite variables, hay mucho más de lo que parece, y tras una revelación sorprendente nuestra concepción de que está pasando realmente va a cambiar, y mucho.
Recientemente proyectada en el festival de Sitges Lazzaro feliz es una de esas cintas que, como la galardonada el pasado año Jupiter's moon, usan el lenguaje del fantástico para horadar en la parte más oscura del ser humano. Un poético relato con viajes en el tiempo, pero también una incisiva mirada sobre la miseria, la inocencia y el poder de la masa, una película que podría parecer sencilla pero no lo es en absoluto. Con un guión que consigue sorprendernos, unos elementos fantásticos expuestos con completa naturalidad y una falsamente sencilla puesta en escena que nos regala imágenes tan hermosas como la del trabajo en el campo de tabaco o los planos finales del lobo hacen de esta una película de esas que nos dejan un recuerdo dulce, pero también un ligero poso amargo con un leve bouquet buñueliano, haciendo de esta una película tan original como poética.
Lazzaro feliz llega a los cines el 2 de noviembre

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