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jueves, 25 de agosto de 2016

COMO UNA CABRA

Al igual que en el caso de muchos cuentos populares, como Cenicienta o Blancanieves, cuya sola mención genera en la mente de la mayoría el rostro que dió a sus personajes la compañía Disney en el caso de Heidi (que no es siquiera un cuento, sino una novela de Johanna Spyri, una autora suiza de la segunda mitad del siglo XIX) lo primero que acudirá al cerebro del 99% de la poblción es la rusueña cara de la protagonista en la serie animada que, junro a Marco, encandiló a toda una generación (y que ha generado incluso una nueva versión con animación tridimensional que se ha visto recienteente en algún canal infantil). Difícil es evitar un icono tan potente pero una cinta llega de Alemania dispuesta a probar suerte...hoy hablamos de Heidi.
 Heidi, una huérfana de ocho años, es llevada por su tía, que hasta el momento se ha encargado de ella, a vivir con su abuelo en una apartada cabaña en medio de las montañas suizas Arisco y fuento de maliciosas leyendas por parte del resto del pueblo el anciano no se mostrará dispuesto a encargarse de ella e intentará buscarle un nuevo hogar de acojida pero poco a poco la inocencia y vitalidad de la niña harán que se encariñe con ella. Pero de respente su tía volverá dispuesta a llevar a Heidi a vivir ne una casa de Frankfurt para hacer compñía a una niña confinada en una silla de ruedas. Heidi y Klara pronto se harán grandes amigas pero Heidi no podrá dejar de añorar a su abuelo, a su amigo Pedro y a sus montañas.
Drama infantil con una trama conocida gracias a la (brillante) serie de animación Heidi es la historia de una huérfana que se enfrenta a las decisiones que toman por ella los adultos, generando toda una serie de conflicos internos que logran provocar un cisma en su joven espíritu.
Con una cuidada puesta en escena, desde las impresinantes montañas a la lujosa casa alemana (con poderosos contrastes como los que encontraos entre el pequeño pueblo suizo de escarpadas cuestaso el colorista mercado de Frankfurt) y un brillante plantel de actores, entre los que destacan su joven protagonista (de gran naturalidad, al igual que el resto de actores infantiles de la cinta) y ese en inicio terrible abuelo interpretado por Bruno Ganz, la película nos cuenta una trama que ya es por muchos conocida, pero que consigue resultar todavía notablemente emotiva.
Así nos encontraos una serie de personajes adultos que saben moverse por razones egoístas (como la tía Dete, capaz de vender a su sobrina al mejor postor, literalmente y que, en sus ocntadas apariciones de carácter casi paralelo -ascenso y descenso de la montaña mediante-, se revela como una villana en toda regla....el caso de una Señorita Rottenmeier, quizás la más parecida en caracerización a su análoga animada, que se limia a realizar su trabajo lo más rectamente posible, se queda a su lado en pañales, permiiéndose hasta el histrionismo de su alergia a los gatos, quizás de los momentos más de cara al público ingatil de la película) o incluso por lo que podríamos calificar casi de egoísmo emocinal (el padre de Klara, que pretende ignorar los sentimientos de nostalgia de Heidi para evitar que esta se separe de su hija) y que con sus acciones quiebran poco a poco a la protagonista, consiguiendo casi generar en ella una compleja reacción psicológica (el fúnebre y descorazonador episodio del "fantasma"), mientras otros, que si tienen en cuenta el carácter y sentimientos de la pequeña logran sacar lo mejor de ella (el abuelo de Heidi y por supuesto la abuela de Klara).
Heidi es ante rodo un drama eficaz. Para aquellos que hayan disfrutado de la serie homónima n encontrarán nada nuevo a nivel argumental, pero dejando este aspecto al que tanto parece costarnos renunciar en el tintero, nos encontramos ante una historia de sentimientos (como en el inesperado arranque de furia de Klara ante la posibilidad de separarse de Heidi, o la descoraznadora certeza de la protagonista al subir a la torre más alta de la ciudad y comprobar que desde allí no se atisba ninguna montaña) con unos personajes hacia los que no resulta difícil sentir una, aunque sea ligera, una simpatía que nos hace empatizar con ellos, en una cinta que sin duda gustará tanto a los niños que se enfrentan por primera vez a esta familiar historia como a aquellos adultos admiradores de la trama original que se encontrarán con una película con buen ritmo (bueno...tal vez un poco acelerado en el caso del desenlace de la historia de Klara...que aquí no desvelaremos por respeto al margen que lo desconozca) y cierto gusto cásico, de esos que dejan buen sabor de boca.
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Para niños y no tan niños Heidi llega a nuestras pantallas el 26 de agosto.


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