En una cartelera a la que impera el cine patrio y estadounidense, con permiso de unas cinematogafías francesa y británica que también suelena asomarse por el patio de butacas el cine de otras nacionalidades nos llega prácticamente con cuentagotas. Y no es preciso alejarse del continente (es más si nos alejamos un poco hay alguna cinematografía tan popular como la nipona) para encontrarnos mundos tan vírgenes como el cine islandés. Pero sin embargo siempre hay alguna excepción que confirma la regla y esta es Corazón gigante.
Afable y habilidoso, Fúsi es un hombre grande al que le cuesta adaptarse socialmente. Aunque en su madurez todavía vive con su madre y nunca ha tenido novia, su vida transcurre entre su trabajo en el aeropuerto, donde es maltratado por sus compañeros, y su pasión por las miniaturas y recreación de batallas de la II Guerra Mundial. Pero el día de su cumpleaños el novio de su madre le regala un vale para lecciones de baile. Presionado acude a la escuela pero no se decide a asistir, pero mientras espera en su coche que la lección acabe estalla una tormenta y una mujer se acerca para pedirle que la lleve a casa. Su nombre es Sjöfn y será el comienzo de una relación muy particular.
Curioso drama sobre un hombre tímido y sencillo acomplejado por la reacción que su aspecto suscita en los demás Corazón gigante es un tierno relato de paso a la madurez.
Con numerosos elementos que nos remitirán a ese cine de transición adolescente (por no faltar no faltan ni los abusones, solo que en este caso son otros trabajadores del aeropuerto en vez de los populares del instituto), pero con la particularidad de que ene esta ocasión su protagonista está ya entrado en la cuarentena, la cinta se antoja un particular cuento de hadas sobre un gigante bonachón (en ocasiones hasta demasiado...Fusi puede no resultar simpático para aquellos que le rodean pero normalmente se conforma con que le dejen tranquilo sin inmiscuirse en asuntos ajenos), un hombre amante de las cosas sencillas (en especial esas miniaturas que le hacen parecer todavía más grande, y que nos dejan algún plano particularmente hermoso) que ve como, con la excepción de un amigo que comparte sus aficiones y su vecina, una niña con la que juega como un niño más, el resto de la humanidad le trata como un bicho raro e intenta hacerle partícipe de un mundo de intereses que no son nicialmente los suyos, un juego en el que intentará entrar cuando cree ver nuestras de aceptación (la cerveza en el fútbol), aunque muchas veces, para su desgracia sea una mera fachada (la invitación para jugar al paintball), pero que conseguirá recorrer todo un viaje iniciático que le hará replantearse su vida y aprender cosas nuevas, pero nunca sin perder la fidelidad a sí mismo.
Corazón gigante es una película dramática rodada de manera sencilla, con un eficaz uso de los primeros planos, y que hace gala de cierto humor surrealista de ese que hace esbozar una sonrisa comprensiva (el episodio del soplete) pero que brilla especialemente por la presentación de unos personajes dolorosamente humanos, con sus contradicciones y dudas, unos persoanjes que no por salirse de lo establecido son por ellos menos reales, y que gracias a las brillantes interpretaciones de sus actores (en especial un protagonista que sabe decirlo todo con apenas una mirada), sabe meternos de lleno y conectar con unas personas que en mayor o menor medida son marginados por la sociedad (la depresion de Sjöfn), por mucho que nos sorprendan algunas de sus acciones, a través de una atípica historia de amistad-amor en la que sus persojajes consiguen evolucionar pero no sin sufrir y que logra calar en el espectador con una humanidad tan grande como indica en su título.
Original drama Corazón gigante es una película para amantes de las historias humanas que acaban saliéndose del tópico
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