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jueves, 12 de marzo de 2015

MESA TRIANGULAR

Cuesta recordar como, en los últimos coletazos del sigo pasado hablar de una película inspirada en un cómic, con alguna honrosa excepción, era hablar del horror hecho celuloide. Sin embargo con películas como Blade primero o los X-men después se abrió una veda que ha hecho de los tebeos una fuente recurrente de argumentos y no sólo en el caso de los superhéroes, como hemos podido ver con cintas como Sin City o Una historia de violencia. Hace apenas un par de semanas llegó el turno de los espías...hoy hablamos de Kingsman.
Basado en el cómic homónimo ce Mark Milllar y Dave Gibbons, con el que guarda un buen puñado de diferencias si bien su meollo es el mismo, Kingsman presenta a Eggsy, un adolescente más aficionado a meterse en líos que otra cosa, cuya vida cambiará cuando un espía, compañero de armas de su difunto padre, vea en él el potencial necesario para convertirse también en espía, justo cuando comienzan a tomar cuerpo los planes de un megalómano genio informático para acabar con casi toda la población mundial y aís salvar el planeta de lo que él considera un auténtico virus.
Con nucho humor negro, una banda sonora híbrida de la música de un familiar cine de espías y superhéroes y un ritmo endiablado la cinta se revela pronto como una entretenida hija bastarda de lo mejor de la saga Bond, a la que se permite incluso hacer guiños metacinematograficos (el diálogo sobre el nombre del perro, o el que mantienen héroe y villano a la salida de la iglesia) pero en una escala un pelín más seria (casi podríamos decir que es más referencial que paródica, con situaciones cómicas, pero no así personajes, con la salvedad de esa discutible opción de dotar a su villano de un "curioso" acento) que sus primas lejanas Johnny English o Austin Powers, pero sin renunciar a juguetitos de espías (con la pluma envenenadora a la cabeza) increíbles mansiones (en las que irónicamente se come el menú de una conocida cadena de hamburguesas en bandeja de plata), vehículos de impresión o mujeres despampanantes (incluso de origen real pero que siempre acaban cediendo a los encantos del agente secreto de turno), aunque esta vez con un saltito hacia un villano 2.0 que, frente a los grandes magnates y científicos locos de rigor, adopta el aspecto de esos millonarios contemporáneos surgidos del reverso más oscuro de la explotación informática, con ropa de adolescente trasnochado prro cuyas zapatillas seguramente valen más que tu coche, y que encima se da el gustazo de creerse que lo hace por el bien de la humanidad, acompañado además por un brazo fuerte en forma de sexy esbirra con atuendo más bien modosito (ropa negra, manga larga y escote a la altura de la barbilla) pero impacable a la hora de emplear sus letales piernas artificiales, en un hallazgo hijo del cómic (en él que el que portabe estos apéndices era un hombre con un papel muchísimo menor) pero que aquí da muchísimo más juego. Y es que casi encontramos una evolución desde el cómic similara a la de Wanted, también película inspirada en una historieta, que adoptó un tono más trascendental qeu su original (como podemos ver aquí cuando se cuenta el origen de este servicio secreto, o la opción de dar a los espías nombres de personajes de la corte del mítico Arturo).
Cóctel impecable de acción y humor, aderezada con un irreal sentido de la violencia que no crece con el interesante uso de encuadre y relativa aceleración de la acción que adopta en sus escenas más violentas (renunciando a la visión subjetiva casi en su totalidad, pero logrando meternos totalmente en ellas), y que no renuncia a las referencias más o menos veladas a personajes de la actualidad política, así como de un bien elegido acompañamiento musical (la música clásica acompañando a las explosiones de...mejor les dejamos descubrir la sorpresa) la película es un magnífico entretenimiento a pesar de sus elementos previsibles, que los tiene (si le entregan un cachorro a un espía a prueba todos sabemos lo que viene después, así como si en un equipo hay sólo una chica,,,), en la que podemos disfrutar de un buen puñado de actores, como el siempre impecable Michael Caine, el inquietante Mark Strong, el siempre excelente Samuel L Jackson o Colin Firth, que da el paso lógico tras adoptar roles tan británicos como Rey o novio de Bridget Jones para mutar en un superletal y trajeado espía que es lo mejor de la película, y a los que se une en un rol más bien secundario Mark Hamill (a la espera de la próxima Star wars...curiosamente Mark Hamill era un personaje del tebeo original, aunque aquí encarne a un científico), la película es de esas que, si bien no nos dejará un poso indeleble, si nos da un par de horas de diversión.
Entretenimiento más propia del verano que de estas fechas,un repirito tras la avalancha Oscar y antes del aluvión de cara a Semana Santa.

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