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lunes, 2 de marzo de 2020

NO SE VAYAN TODAVÍA

Ante las últimas muestras de comedia francesa que llegan a nuestras pantallas la verdad me cuesta recordar cual fue la última que ví que se redujera a una tema insustancial, o al menos no demasiado trascendente. Historias sobre la discriminación, horribles enfermedades o fantasmas de la historia reciente que apenas si acertamos a adivinar bajo la pàtina de humor aguardan a cualquiera que intente aproximarse a este género de abundante y continua producción. A ello no es ajena Lo mejor está por llegar, una historia que consigue arrancar carcajadas...partiendo de un asunto tan doloroso como un cáncer incurable.
Como las buenas comedias clásicas Lo mejor está por llegar se inicia con un morrocotudo equívoco: un investigador médico descubre a raíz de un bizarro accidente que su mejor amigo padece un avanzado cáncer de pulmón, y por circustancias involuntarias que no desvelaremos aquí, acaba haciendo creer a este que el que realmente padece tan dolorosa es él...ante lo que su amigo decidirá dedicarse a hacerle pasar lo mejor posible sus últimos días sin sospechar la terrible verdad y mientras el presunto moribundo no sabe como revelársela de la manera más suave posible.
 Encauzada a partir de este momento en la tónica de "a vivir que son dos días (en el caso de uno de los protagonistas nada más real) la película se permite un viaje por la senda de la comedia alocada pero sin perder nunca de vista el apartado más emocional, con alguna escena realmente deliciosa (la cena en un elegante restaurante que concluye de manera sorprendente) y momentos tan enternecedores como divertidos. Cierto que algún personaje y episodio parece metido con calzador solo para añadir algún matiz a la pareja protagonista, y algún momento que podría ser especialmente divertido parece esquivarnos (el episodio del elefante) pero la trama consigue manetener el equilibrio entre comedia y tragedia con chispeantes diálogos y un buen uso de la elipsis. Algo para lo que es básica la buena química de los personajes principales, dos rostros conocidos de la cinematografía francesa, Fabrice Luchini y Patrick Bruel (que ya trabajó con los directores de esta cinta en El nombre), con roles completamente antagónicos que comparten pantalla durante la práctica totalidad de la cinta y consiguen brillar en una trama con trasfondo tan dramático.
Lo mejor está por llegar no renuncia a los tópicos. En la búsqueda de aliviar y asumir el dolor no esquiva las escenas de juerga loca, los gags físicos (hablamos de una película que empieza con un hombre cayendo por la ventana) o la combinación entre personaje recto y personaje con más cara que espalda . Pero consigue regalarnos una divertida comedia con una puerta para la esperanza, que deja un buen sabor de amargo con un relato amargo pero bañado en dulzura.

Lo mejor está por llegar llega a nuestras pantallas el 6 de marzo.

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