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lunes, 9 de marzo de 2020

SYFYEANDO 2020 (2)

Un año más la primera cita en Madrid del año con el fantástico (con permiso de la Cutrecon, pero el festival internacional de cine cutre juega en una liga muy distinta) ha tenido lugar en el cine Palacio de la prensa entre el 5 y 8 de enero en forma de la decimoséptima Muestra SyFy.
A un año de cumplir la mayoría de edad y tras la inauguración con la cinta de Pixar Onward, de la que ya hablamos en su momento, en un 2020 que no ha sido bueno para ser perro en película  (ya casi se podría hacer un bodycount canino, pudiendo ver con horror como algunos de nuestros amigos de cuatro patas han sido destripados, ahorcados, congelados o incluso abandonados en el tiempo...solo la jauria de Rabid y el icónico Einstein de Regreso al futuro se han salvado de la quema), hemos podido disfrutar de un buen número de films de todos los subgéneros, del terror satánico al slasher inclasificable, pasando por viajes en el tiempo, cine yakuza y mucho más.
La veda se abrió el mismo viernes con la tailandesa The pool, cinta protagonizada por un auténtico gafe que tras una serie de increíbles circustancias acaba quedando atrapado en una piscina seca, sin escalerilla y con la compañía de un hermoso cocodrilo no precisamente deseoso de hacer amigos. Sin un guión excesivamente trabajado y un ritmo que pierde fuelle en los momentos más sentimentales nos queda una entretenida historia de supervivencia que da una nueva dimensión al más difícil todavía, imprescindile para los fans del cine con cocodrilo pero que, bajo ninguna circustancia debe verse con talante serio y mejor si se hace acompañado.
Cambiando radicalmente de némesis la siguiente proyección fue Blood quantum, película de muertos vivientes con un interesante arranque, pero que va deshinchándose a medida que avanza su trama, con sus aspiraciones a metáfora ambiciosa que no acaba de cuajar, postulando una epidemia de la que solo parecen salvarse los indígenas locales (los que están más en contacto con la madre tierra) y un sentido del ritmo repetitivo que no consigue recuperar el interés del espectador por muchas decapitaciones y elementos gore que introduzca. Una película fallida que consigue más aburrir que interesar a pesar de unos elementos que podrían haber dado para una cinta al menos interesante
La tarde marcó el paso del terror a la ciencia ficción con Synchronic, curiosa fábula sobre un paramédico que descubre que las extrañas muertes que están teniendo lugar en la ciudad son fruto del consumo de una nueva droga sintética que consigue un sorprendente efecto en sus consumidores. Premisa más que interesante con cierto aire fatalista la película consigue mantener el interés del espectador hasta su arco final, con un desenlace mucho más previsible de lo que podríamos esperar en una película de premisa tan original.
La noche y la sorpresa llegaron con Bacurau, película brasileña cuyos primeros momentos consiguen dejarnos algo descolocados, presentando un futuro no muy lejano con muy ligeras pinceladas apocalípicas que hace rápidamente que nos preguntemos si estamos asistiendo realmente a la proyección de una película fantástica. Pero pasada la incertidumbre inicial y presentados los personajes Bacurau se erige como una fascinante locura que enlaza con el espíritu de El malvado Zaroff aunque bajo un distinto prisma, con personajes carismáticos, un toque de realismo mágico y unos últimos minutos que son un auténtico tren de la bruja. Con la presencia del gran Udo Kier Bacarau es un film tan original como entretenido, al que le cuesta arrancar, sí, pero que una vez arranca no hay quien lo detenga.
Bacurau llegará a las pantallas españolas el 8 de abril
Pero no hay viernes de SyFy sin sesión golfa, como tampoco hay Muestra Syfy sin la coletilla "of the dead". Este año el todo en uno tomó la forma de Shed of the dead, deudora innegable, y no solo por el título de Shaun of the dead, con la historia de un cuarentón forofo del rol que se enfrenta con escasa fortuna al apocalipsis zombie. Comedia en permanente estado de déjà vu el humor no consigue levantar una trama que solo satisface a los auténticos devotos de la comedia zombie, con unos personajes cuyo friquismo no acentúa su carisma.
Con el ojo pegado la mañana esperaba a los audaces. Trolls 2: gira mundial llegaba rebosante de color, canciones y purpurina, en primicia antes de su estreno el 19 de marzo.
Sin perder de vista su público potencial, el infantil, la película presenta una sencilla premisa que saca nuevamente a estos seres mágicos de su zona de control para enfrentarse a la amenaza de unos trolls rockeros que pretenden hacer que el resto se pliegue a su estilo musical eliminando el resto. Con una envidiable selección de temas de todos los géneros, aunque cediendo la batuta a los más populares, la película es un apabullante videoclip de hora y media con un gran diseño de personajes y montaje que, aun siendo menor a la original y pareciendo perderse un poco entre las caractirísticas de cada estilo musical, encantará a los más pequeños...aunque probablemente deje al resto la sensación de haber vivido un auténtico viaje alucinógeno.
La tarde trajo a uno de los viejos conocidos de la casa, el mismísmo diablo, con The cleansing hour, película que aunque parece partir de los fundamentos de la comedia terrorífica poco a poco comienza a apostar por el terror. Una cinta que nos devuelve a los derroteros del mal proveniente de internet que se hace viral que ya nos es familiar de títulos como Eliminado y su secuela o Verdad o reto, y que aquí logra un resultado fresco, entretenido, consiguiendo que, aunque no llegue a aterrorizarnos del todo, su cuenta atrás hacia la destrucción se nos pase en un soplo.

Rabid era sin duda una de las apuestas del día. Remake de la cinta homónima de David Cronnenberg esta nueva versión se pierde en una cuidada estética que a veces roza lo ridículo (el look de los trabajadores del quirófano) para debatir nuevamente sobre esta actualizada nueva carne hija de los avances en células madre mientras sus personajes son arrastrados hacia un desenlace que no es difícul adivinar fatalista. Con sus toques de gore y sus personajes adaptados a los nuevos tiempos Rabid consigue ser tan entretenida como innecesaria.
Pero la gran apuesta del terror de este año, con permiso de la cinta de clausura, era The lodge. Obra de los autores de la muy recomendable Goodnight mommy, Severin Fiala y Veronika Franz, esta película vuelve a los terrenos de familia disfuncional aislada en terreno hostil, en este caso una cabaña en la nieve (no se pierdan el guiño a El resplandor en el nombre del perro, Grady, apellido de nuestras gemelas siniestras favoritas), con una historia a la que le gusta jugar con la ambigüedad. Sin embargo tras una primera parte muy interesante la cinta topa con toda una serie de incoherencias que deshilacha su desenlace a la par que pierde el tiempo en planos vacíos y repetitivos que parecen remitirnos al microcosmos de Hereditary. Una cinta que daba para mucho más pero que no consigue dar el do de pecho cuando más lo necesita.
Si hay un nombre que aunque no aparezca en la muestra siempre está muy presente en la mente de sus incondicionales ese es Nicolas Cage. Y por fin llegó la hora del encuentro con Color out other space. Basada en un cuento de Lovecraft y con numerosos guiños al universo del escritor de Providence esta película de cuidado diseño resulta una propuesta interesante de bello diseño que va cnviertiéndose poco a poco en el recital que todos esperamos del actor que ha sabido dar una nueva dimensión al concepto sobreactuar (con líneas que no se puede dudar se han escrito especialmente para él) y que devora poco a poco, al igual que hace con el mundo de los protagonistas el color del título, toda la película, sumando elementos tan surrealistas como el cuarteto de alpacas o el vecino hippy de los protagonistas. Una películas imprescindible para los fans de Cage, quizás una propuesta más cuestionable para los amantes del literato.

Su estreno está anunciado en España para el 19 de junio
La tarde terminaba como llegó: con un nuevo festival diabólico llamado Satanic Panic. Cinta en torno a una repartidora de pizza novata que se enfrenta a un aquelarre dispuesto a convertirla en la víctima de sus rituales esta aspirante a comedia disparatada cuenta con buenas ideas, como un deus ex machina que aquí no revelaremos, pero no consigue que ni el ritmo ni el carisma de sus personajes se amolde a sus espectativas. Con elementos del cine satánico más clásico, como los adoradores de Satán de túnica roja y puñal en ristre la película es una buena apuesta para sesión golfa, pero no llega a alcanzar esa carcajada satánica que busca mientras se pierde en gags más llamativos (el taladro) que sorpredentes.
Sin embargo bien de mañana los clásicos seguían llamando. En pleno día de la mujer Regreso al futuro consiguió atraer nuevamente un buen número de espectadores (delorean recortable de regalo incluído), la mayoría dispuestos a que este solo fuera el aperitivo de una última tarde de cine.
Y esta comenzó con Human lost, cinta de animación nipona que llegará a nuestras pantallas el 25 de septiembre. Presentando un universo apocalíptico en el que casi todos los problemas de salud pueden solucionarse en minutos y en el que la esperanza de vida supera los 120 años esta película con ecos remotos a Akira nos regala algunas escenas fascinantes, como la de la persecución con motos y perros robot, pero pronto se pierde entre diálogos explicativos que nos dejan la sensación de estar asistiendo al episodio intermedio de alguna suerte, mientras se recrea en las transformaciones de su protagonista mientras lucha con las mutaciones sufridas por seres humanos para las mejoras que la nanobiolgía no parece ser la mejor opción. Sin renunciar a los estereotipos a los que nos ha acostumbrado el anime este título de cuidado diseño tiene un gran punto de partida, pero le cuesta mantener el interés con una trama confusa y un nulo sentido del ritmo.
Pero si ha habido una sorpresa en este festival esa es Le daim. Historia de una obsesión en forma de chaqueta  protagonizada por el oscarizado Jean Dujardin y dirigida por el autor de Rubber este inclasificable comedia con toques de slasher noquea al espectador con su negrísmo sentido del humor y sus sorprendentes giros de guión.

 Una película que aunque tarde un poco un poco en mostrar su verdadera cara una vez la descubrimos resulta irresistible
Este año uno de los grandes de cuya obra ya hemos podido disfrutar otros años, Takeshi Miike, también ha tenido su rinconcito con First love, una película que aunque no parezca tener ningún nexo con el fantástico salvo el nombre de su director nos regala una entrenida trama romántica que nos devuelve algunos destellos de las mejores locuras de su autor, con su violencia desencarnada y un particular sentido del humor que en ocasiones se vuelve surrealista e incluso juega con los géneros (como la escena de animación en el desenlace). Sin ser una de las mejores películas de su autor, con una trama quizás demasiado sencilla (el enfrentamiento entre dos bandas rivales en la que se ve inmersa un boxeador moribundo y una prostiuta adicta a las drogas)  First love es innegablemente puro Miike, y  podremos disfrutarla en las pantallas españolas a partir del 13 de marzo.
Y tras un intenso fin de semana la última película de la muestra Syfy nos devolvía al terror con The boy 2: la maldición de Brahms, secuela de la cinta de 2016 que nos devuelve al siniestro muñeco de la primera parte para darle un vuelco a la que ya se adivina saga. Con una premisa que ya conocemos pero a la que tampoco sabemos renunciar los fans del género, trauma y macabro hallazgo incluídos,The boy 2 es una cinta con sustos convencionales que no deja de recorrer una senda familiar pero que conserva cierto encanto de las cintas clásicas sin perderse en excesivos circunloquios. Para fans del terror con niño siniestro
The boy 2: la maldición de Brahms llega a las pantallas españolas el 8 de abril.
 Así, con la película número 17 de la muestra 17 se cerraba un fin de semana lleno de cine, desde la animación al terror pasando por los endemoniados y hasta el cine con cocodrilo. Y el año que viene, esperamos, mucho más. Lo estaremos esperando.

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