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martes, 3 de marzo de 2020

TOCA MOJARSE

Hay películas que empiezan con una gran celebración y tienen una culminación con tintes trágicos como El Padrino o Titanic. La ola verde (Que sea ley) no pertenece al mundo de los dramas de Hollywood, pero algo de ello hay en esta crónica del 8 de agosto de 2018 en Argentina, día en que se votaba la legalización del aborto.
No estamos ante un mero documental, ni siquiera ante un debate. Aunque en contados momentos de la cinta se ceda voz a defensores de los llamados movimientos pro vida la realidad que presenta La ola verde (Que sea ley) no admite ninguna clase de debate. Es la historia de miles de mujeres que, por diversas circunstancias, de la pobreza a la violación, han tenido que someterse a abortos clandestinos, provocando en muchas casos su muerte y dejando numerosos huérfanos. Un mensaje reivindicativo sin fisuras, que no pretende sopesar si es la mejor opción, sino que para muchas mujeres constituye la última y única elección posible.
Articulada en torno a la marea verde que rodeaba el Senado el día de la votación, con un espíritu festivo en el que no faltaba la música, la película va desgranando testimonios de hombres y mujeres de todos lo ámbitos, desde políticos y periodistas a sacerdotes (estremece la valentía del del párroco de una de las zonas más pobres del país) pasando por supuesto por los de las supervivientes y familiares de aquellas que no tuvieron tanta suerte, si se le puede llamar así, algunas incapaces de mostrar su rostro tras episodios que acabaron con su libertad, haciendo que fueran a dar con sus huesos en la cárcel, o con su infancia, como culmen de toda una trayectoria de abusos.
No se puede hablar de La ola verde (Que sea ley) sino bajo un prisma emocional. Su formato modesto, que minimiza el material de archivo a los testimonios de los senadores, huye de recreaciones ciñéndose a panorámicas de diversas ciudades argentinas y troca el narrador por una serie de letreros que nos ponen en situación no hacen que brille en el apartado formal, con un montaje correcto y una puesta en escena que solo se permite una pincelada de poesía a la hora de mostrar la inclemente tormenta que golpeó Argentina el día de las marchas. Pero consigue remover conciencias  ante una realidad que, para aquellos que no conocemos la realidad local, nos parece increíble en un país moderno como Argentina con historias como la de Ana, una mujer a la que se le negó el tratamiento para el cáncer que padecía por estar embarazada de dos semanas. Realidades que duelen, aunque por suerte la lucha continúa...y hasta que logre su objetivo no parará.

La ola verde (Que sea ley) llega a las pantallas españolas el 6 de marzo.



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