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jueves, 7 de enero de 2016

HO HO HO

Y se acabó. Tras un par de semanas de celebraciones, oropel y exceso se terminaron las navidades, y a pesar de su mala prensa en Monigotorium nos resistimos a dejarlas marchar. Porque en un fin de año en el que nuestras pantallas recibieron incluso algún estreno de corte navideño más allá de las sempiternas  animaciones orientadas a los niños (ahí está ese Krampus del que hablaremos algún día), quizás el espectáculo cinematográfico más festivo vino un día antes de nochevieja de la mano de Trash-o-rama , Cinecutre y Conejornio... en pleno Palacio de la Prensa Thash-o-Christmas y la proyección de Santa Claus conquers the martians.
 Con mucho espíritu navideño, pero más en la dimensión de El día de la bestia que de ¡Que bello es vivir! la sesión, presentada por Denny Horror, Vera Montessori Carlos "Oso" Palencia se abrió con una entrañable presentación de Papá Noel (que no sé, me da a mí que ha perdido pelín de peso) en la que no dejó títere con cabeza, y en la que con amabilidad nos contó que no siempre puede traernos todo lo que queremos (literalmente nos dijo que no podemos pedirle que mate a nuestra suegra y nuestro cuñado...hay que elegir, solo uno), pero esto solo fue el aperitivo del plato fuerte, la proyección del entrañable telefilm sobre el encuentro en la cuarta fase de nuestro habitante favorito del Polo Norte (y es que los pingüinos viven en el sur) y los hombrecillos verdes (Bastante desteñidos eso sí, y más a medida que avanzaba el metraje). Y lo mejor la opción de fragmentarlo a través de diversos bloques de anuncios navideñoa más que surrealistas, entre los que junto a alguno de corte más que entrañable (el robot Emilio y la Preysler con Porcelanosa) brillaron con liz propias los del panetón (así escrito) con juegos de palabraa (ese chocolate) el de las tortas, también con juego de palabras ("en esta casa se reparten tortas"), y por supuesto, ya sin juegos de palabras ni zarandajas, el de la funeraria que no vacilaba en autopromocionarse con Papá Noel y sus jamonas enfundadas en bikini, que no vacilaban en guiñarnos el ojo desde el interior de alguno de sus féretros de muestra.
Pero la estrella sel show era Santa Claus conquers the martians a.k.a Papá Noel contra los platillos volantes.
Entrañabe historia sobre unos marcianos que, espoleados por la continua publicidad proveniente del planeta Tierra, deciden secuestrar a Papá Noel para celebrar sus propias navidades en esta película no falta nada de todo lo que esperamos de una producción ranciota enfocada a los más tiernos infantes, desde el entrañable Santa Claus que se ríe tanto que parece que le va a provocar un ictus y el secundario que parece candidaro ideal para ayudante de científico loco ( y tal vez como cobaya) al villano enfurruñado pasando por los niños fruto de su época y bastantes cortos de luces entre los que por supuesto hay uno llamado Billy (no sé que obsesión tenía la gente en aquella época con ese nombre).
Santa Claus cuenta una historia muy sencilla, a modo de cuento navideño en toda regla, pero detalles como el oso polar de chichinabo (esto es lo que debió ver J.J. antes de lanzarse a rodar Perdidos) , el fiero robot que parece más una lavadora con patas que otra cosa (los de Ultimatum a la tierra que hayan pasado a mejor vida están revolviéndose en su tumba), los atuendos marcianos ricos en tuberías y antenas y por supuesto unos diálogos que parecen escritos  por un publicista puesto hasta arriba de complejas siustancias ( con maravillas como la cortina nuclear) la convierten en una de las cintas de Navidad más sonrrojantes de la historia...o será que nosostros hemos perdido ya la inocencia, pero ahí queda ese final en que todos los juguetes atacan al villano de turno, eso es sacarle partido al montaje.
Y eso sí Papá Noel es un más que digno Papá Noel, eso hay que decirlo...y es que al parecer es el mismo que anunciaba cierto refresco de cola en aquellos días, y la banda sonora tiens su aquel...y es que no es bosta todo lo que reluce.
Y con esto damos por concluídas las navidades...llegó la hora de cambiar aquello con lo que se equivocaron los Reyes y dar rienda suelta a los dos duros que nos quedan...¡Llegan las rebajas!. Hala, a disfrutar.

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