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jueves, 20 de agosto de 2015

¡VIVA LOS ANAGRAMAS!

Siempre se habla de que Hitchcock decía que no debía trabajarse ni con perros ni con niños, y aunque más de un director le ha hecho referencia en más de una cinta, como Los pájaros, el orondo genio se permitió un buen puñado de actores infantiles amén de aparecer él mismo llevando la correa de dos pequeños canes. Por suerte todavía hay directores que se olvidan de sentencias grandielocuentes y, tomando ambos elementos como punto de partida dan lo mejor de sí...la última prueba llega de Hungría y su nombre White God.
Lili, una niña estudiante de trompeta, y su perro Hagen, un fiel mestizo, son los mejores amigos del mundo. Sin embargo cuando debe pasar unos meses con su padre mientras su madre asiste a un ciclo de conferencias en una lejana universidad la animadversión de este por el animal así como una serie de problemas, entre los que está la obligación de pagar un impuesto por ser perro sin raza, harán que este acabe abandonando al can. Perdido y asustado Hagen se enfrentará a una de las caras más oscuras del maltrato animal, mientras Lili le busca infructuosamente, desembocando en una rebelión canina con tintes apocalípticos.
White God es una película compleja. Con un punto de partida que nos suele remitir al cine infantil, con ese perro perdido que intenta encontrar el camino a casa, y que ya hemos visto en cintas como Bolt o De vuelta a casa.Un viaje increíble, la película opta por derroteros muy distintos.
Así tras un inicio que deja muy claras las relaciones entre la joven protagonista y su padre (un hombre menos duro de lo que aparenta en un principio pero cuya actitud no deja de fomentar que nos pongamos del lado de la niña y su mascota), y que casi rozaría el melodrama clasicón el film, tras separar a Lili y Hagen, nos mostrará la odisea que viven ambos, emocional en el caso de ella y a la que se suma todo un reto físico en el caso de él, cayendo en las peores manos en las que puede caer un perro abandonado, lo que se muestra entre la sutilidad y la más absoluta de las crudezas, pero siempre con un realismo rabiosamente doloroso. Será esta parte la que mejor explore la psique de sus protagonistas, destacando la evolución del personaje de un padre que, por mucho que deteste al animal, sabe evolucionar por amor a su hija, una agradable sorpresa ante toda esa legión de "villanos" cinematográficos que no varían su carácter ni para proteger sus propios intereses.
Pero será en su desenlace cuando la crudeza deje paso a la parte más fantástica de la cinta, acudiendo a un lenguaje más propio del cine de terror en general y del género zombi en particular. Tras pasar de la oscuridad del mundillo en que se ha visto envuelto Hagen a la luminosidad del día la película se convierte por derecho propio en un oscuro Apocalipsis canino a medida avanza el día en el que los animales cambian de víctimas a verdugos, con una naturalidad pasmosa, y revelando que las primeras escenas de la cinta, que se nos antojaban un sueño, son una realidad más que incómoda.
Y es que quizás uno de los aspectos más sorprendentes de esta origianl cinta es la sencillez con la que parece pasar de un género a otro, y el realismo con el que aborda una película que a medida avanza se vuelve más fantástica, con un desenlace sorprendente (que aquí no desvelaremos por supuesto) que sabe tocar la fibra sensible del espectador pero que parece chocar con todo lo visto hasta el momento.
White dog es una cinta magnificamente rodada especialmente teniendo en cuenta la dificulatar de contar con un gran número de actores caninos a los que sabe sacar el mejor partido y expresividad (magníficos también los actores humanos, pero su labor resulta menos sorprendente), sin humanizarlos como hacen otras cintas (no busque aquí perros parlantes que no los encontrarán) con una historia emocionante que sabe sacar la fibra más sensible de los amantes del mundo canino.
Original película que probablemente pasará desapercibida en muchas carteleras...una sorprendente película con animales que revela lo mejor y lo peor del ser humano.

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