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jueves, 6 de agosto de 2015

MIGUELICO ER MAGICO

Ahora que día sí, día también hace calorcete el instinto animal ese de coger los bártulos y pirarse a un rincón más o menos lejano hace mella más que nunca en el ser humano. En el caso del séptimo arte esto se ha ce realidad en forma de lo que se ha venido a llamar road movie, de Thelma y Louise a Dos tontos muy tontos. Sin ser el mayor invento del mundo esta siempre ha sido una opción más o menos buena para hacer secuelas, incluso de películas que en un comienzo no pertenecían a tal género. La última muestra quizás es un pelín inesperada, pero de todos modos hablamos de Magic Mike XXL.
Mike ha dejado el mundo de los strippers e intenta progresar diseñando y creando piezas de mobiliario. Pero cuando sus antiguos compañeros le llaman para contarle que pretenden hacer su última gran número en una convención decide unirse a ellos. El largo viaje de camino a su último destino les hará reflexionar sobre sus carreras, amores y vidas, hacer nuevos amigos (y puede que algo más) y reencontrarse con viejos connocidos.
Secuela de Magic Mike, esa cinta a mayor gloria de Channing Tatum (la traca el calificativo de "Magic", en un nivel comparable al de las coñas en torno a "Mr. Fantástico"), esta nueva entrega elimina muchos de los aspectos oscuros de su primera parte (drogas y similar) para, una vez abandonado el barco por dos de sus nombres más emblemáticos (su director Soderbergh y el ahora oscarizado Matthew McConaughey), convertirse en una road movie con tintes crepusculares (los vampíricos no, los otros,,,algo sorprendente para un reparto que oscila en los 40 o 30 y muchos de media) con una pretendida profundidad que no alcanza.
Nos encontramos ante una cinta dramática con tintes cómicos con una fuerte dosis de pluma (algo que choca notablemente con un elenco de actores que aparte de heterosexual encima va de hipermacho), con una exagerada carga dramática que roza el ridículo, con interminables diálogos sobre el ser y la nada de auténtica traca en torno a las cuitas de unos strippers, o animadores como ellos se autodenominan, que se cuestionan sus propios números como si fueran realmente cuestiones vitales (uno de los personajes, que suele bailar vestido de bombero, tiene que encontrar su autántica esencia ya que...le asusta el fuego) y se automagnifican describiéndose casi como una suerte de terapeutas para unas mujeres (Dios les libre de hacer sus números ante otros hombres) que, salvo el personaje de Jada Pinkett Smith, se comportan como lobas en celo (a la escena de la mansión les remitimos), mientras se plantean un futuro lejos de ese mundillo que parece llegarles casi a través de una suerte de prejubilación temprana ( la traca número dos, uno de los personajes añora la familia que nunca tendrá, casi como si tuviese un pie en la tumba mientras otro lamenta que jamás encontrará la mujer de su vida porque todas se asustan cuando ven el tamaño...pues sí...de una parte muy específica de su anatomía).
Con un punto de partida que, con otro enfoque, podría haber dado pie a una  fresca y probablemente divertida comedia Magic Mike XXL tiene probablemente su parte más divertida en su (picante) título, convirtiéndose en un despropósito de hora y pico que sólo agradará, y eso en momentos muy concretos de la cinta y si no se dejan arrastrar por el aura de vergüenza ajena que la baña por completo, a l@s hiperfans del reparto, si bien su conjunto es toda una bola de despropósitos que desciende por la ladera hasta convertirse en uno gigante en forma del gran número de la convención, (a la que finalmente llegan tras un par de episodios dramáticos, al menos para ellos), un espectáculo que da vida a las fantasías más rancias, desde ser musa de un pintor a casarse a lo grande, y eso con una hipersexualización nada explícita, por chocante que la unión de estos términos pueda parecer (mucho tanga apretadito y número digno de Olimpiada, pero se ve más y mejor en la competición de saltos desde trampolín o plataforma), que tampoco le favorece en demasía.
Ni chicha ni risas ni ná...pura verguënza ajena con menos morbo que un anuncio de compresas. Por salvar algo me quedo con el chiste del número de Crepúsculo y su respectica crítica por el que es uno de los protagonistas de True blood, otra de vampiro y hombre lobo, Joe Manganiello.

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