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viernes, 27 de julio de 2018

CARTA NEGRA

La caja de los truenos tiene nombre de cuñado. En el caso de Una relación abierta (Permission) esto no pude ser más cierto, con una trama que nos cuenta la odisea de una parejita feliz, novios desde casi la infancia, que al llegar a la treintena y a punto de dar el gran paso, se plantea si antes de esto deberían probar con otras parejas tras oir un particular desafío en boca de este durante una cena de cumpleaños.
El planteamiento no nos es ajeno. No puede dejar de hacernos pensar en comedias como la chusca Carta blanca, pero los derroteros de esta relación abierta y consentida va por caminos muy distintos.
Se hace difícil hablar de comedia, pero no se puede negar que se trata de un drama romántica con elementos realmente divertidos, de esos que arrancan no solo la sonrisa sino directamente la carcajada. Pero sobre todo podemos hablar de una película en la que los personajes tienen múltiples facetas, que consiguen sorprendernos con sus decisiones hasta el último momento. Personajes que parecen ya encauzados y con sus vidas hechas (No solo la pareja protagonista, sino también la formada por el hermano de ella y su novio, que se enfrentan al deseo del primero de una paternidad que no acaba de convencer al amor de su vida...) pero que al replanteárselas comienzan a conocer caras de sí mismos que ni se habían planteado que existían.
Una relación abierta tiene mucho de película de buen rollo, con personajes tan entrañables como ese padre, presumimos que soltero, que se queda frito apenas le quitan el bebé de los brazos, pero sabe alejarse continuamente con naturalidad de esta etiqueta, regalándonos una reflexión inteligente sobre las relaciones de pareja más o menos convencionales, logrando que aunque no nos hayamos visto nunca en tesituras similares empaticemos con unos protagonistas que seguramente piensen más de una vez si debieron prestarse a tal "experimento".
Lo mejos unos diálogos naturales, que saben ir de la comedia al drama y unos actores que saben destilar química entre ellos, haciendo creíble esa relación infantil que se ha convertido en mucho más y de la que es buena prueba esa presentación en forma de fugaz relación sexual, con manta, perro durmiendo al lado y televisión de postre. Quizás no den forma a la película más original del género, pero sí saben hacerla tremendamente humana, de modo que aunque algunas situaciones nos puedan parecer irreales (el modo en que la pareja conoce al primer aspirante a ser el "otro" en la relación, casi de manual de comedia romántica algo trasnochada) es el buen hacer de sus actores el que consigue suspender nuestra incredulidad.
Una película sobre el sexo pero que cuenta más que enseña, que sabe hacer que nos riamos pero también que nos emocionesmos. Una cinta que demuestra que hablar de amor no implica ni almibarar el mundo ni forzar el drama al límite sino que a veces las buenas historias, casi como un a buena distopía, pueden llegar de un ¿Y si...? que cambia todo...nos queda descubrir si para mejor o para peor.

Una relación abierta llega a los cines españoles el 10 de agosto.

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