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martes, 10 de enero de 2017

ME PASO EL DÍA BAILANDO

Todos hemos asumido, tarde o temprano, que el 95% de las películas de animación, estén orientadas o no al público infantil, tengan su rinconcito para las canciones...el baile, y especialmente el ballet es un asunto bien distinto, y eso que al venir ese binomio a nuestra cabeza, aunque tengamos en mente cintas como Las zapatillas rojas o Cisne negro, lo más probable es que la primera imagen que ilumine nuestra mente sea la de los gráciles hipopótamos de la clásica Fantasía. En puntas, que no de puntillas llega Ballerina.
Felicia y Víctor, dos niños que viven en un orfanato bretón, tienen un sueño: él convertirse en el mayor inventor de la historia y ella en una gran bailarina. Un día ambos escapan a París, en cuya gran ópera está la mejor escuela de danza, y por accidente pronto se separan. Con la ayuda de una de las mujeres que limpian el teatro Felicia encontrará un lugar donde quedarse, y pronto descubrirá que la hija de la dueña de la gran casa donde también trabaja esta se prepara para entrar en la escuela de la ópera. Aferrándose a su sueño Felicia usurpará su identidad y entrará como estudiante de danza pero a pesar de su pasión por el baile el camino no va a ser precisamente fácil.
Ambientada en el París de finales del XIX (de hecho la Torre Eiffel se encuentra todavía en plena construcción), un entorno casi de postal en la que la joya es su deslumbrante teatro de la´ópera Ballerina presenta una histoira de superación personal en la que lo importante no es solo la pasión y los sueños, pero también el trabajo y la disciplina, y no se puede conseguir lo uno sin lo otro.
Huyendo de dos elementos que parecen indisolubles del cine animado con vocación infantil como son las canciones (sí hay numeros musicales, como una espectacular batalla de danza, pero nuestros protagonistas se limitan a bailar) o los animales parlantes (vemos fugazmente una gallinácea pero no sale de su rol de animal de "relleno") la película presenta una historia clásica, de esas que aun intuyendo el final puede dar unos cuantos giros antes de su resolucíon, a la que se une un amago de triángulo amoroso entre Felicia, su amigo Víctor y el joven bailarín Rudy, un chico cuyo talento solo llega a la altura de su ego, pero bajo un enfoque de lo más inocente.
Una película con más héroes que villanos, a pesar de esa madre de artista y dueña de la casa en la que empieza a vivir Felicia que es, tanto en aspecto como en ademán, la mejor heredera directa de la madrastra de Cenicienta y que en las contadas escenas en las que aparece sabe hacerse odiar, que demuestra que a veces el mayor obstáculo puede estar en uno mismo, dejándonos unos personajes bien construídos y de gran carisma.
Ballerina es una cinta que sabe sacar el mejor partido de su ambientación, con escenas tan increíbles como la del vuelo en torno a la que será la estatua de la libertad y otras ten bellas como aquella en la que la protagonista descubre la belleza de la danza clásica, y con un agradable diseño de persnajes, una película de acabado dulce y hermoso que va como anillo al dedo a la historia que cuenta (podría haber algún matiz ligeramente más sórdido, pero no perdamos de vista que su úblico potencial es el infantil), creando un cuento de esos que todavía pueden hacer soñar, aunque solo sea un poco.

Un cuento clásico con un diseño impecable, aunque más imaginativo que fielmente histórico, Ballerina llega a los cines el 27 de enero.


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