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lunes, 2 de diciembre de 2024

WINNIE THE POOH: EL BOSQUE SANGRIENTO. Ni feos ni hermosos.

 

Había una vez que los cuentos más o menos clásicos daban para alguna parodia o como mucho para algún porno cutre más o menos imaginativo. Pero fue caducar una serie de derechos de autor, vinculados a cierto creador presuntamente congelado, y abrirse la cubitera de los truenos.

Por ello independientemente de su (nula) calidad y de su (relativo) éxito el que fuera objeto de secuela amén de dejarlas solo era cuestión de tiempo y apenas un año después llega Winnie the Pooh: El bosque sangriento.

La historia arranca del desenlace de la primera. Como si una chocante versión de Dr. Sueño se tratase Christopher Robin intenta olvidar la pesadilla de la primera (nosotros también) refugiándose en la praxis de la medicina pero el la sospecha de que el es el asesino en un universo en el que también existe la cinta original su fama le persigue. Y por supuesto los alegres animalitos del bosque vuelven tras el con dos nuevas incorporaciones, Tiger y un búho al que cuesta reconocer con un look entre el buitre de Spiderman low cost y la Angélica Huston de las brujas (y al que le gusta oírse más que a un tonto un chupachups, sin conseguir pensar en voz baja), dispuestos a que la sangre corra en un mundo en el que las leyes de la física parecen meras sugerencias.

Con un reparto en el reverso del actore's studio, que confunde el terror con el pasmo o declaman con la expresividad de una pieza de bollería (después de todo hasta un donut lo hace mejor, ya que sabe poner cara de asombro aunque sea con el agujero), unos efectos especiales ligeramente más currados que la original (tampoco sin emocionarse) y algún decorado que podría haberse escapado de una peli de tarde la nueva entrega de Winnie the Pooh mejora a su predecesora. Claro que tampoco era tan difícil.

Más grande, más larga y con muchos y sangrientos cortes este nuevo Winnie the Pooh intenta ampliar y dar profundidad a su imaginario con un pie en uno de los clásicos del fantástico, que no mencionaré por dejar que el espectador se sorprenda, en una idea tan loca como simpática que es uno de los pocos aciertos en una macedonia que salpica, se atraganta y repite más de una fruta.

Winnie the Pooh es una cinta sin complejos en la que lo mejor con diferencia son los dibujos que acompañan a los créditos finales y que auguran el futuro de esta pseudofranquicia que amalgama fábula y gore. El resto sólo puede y debe ser visto con sentido crítico y muchas ganas de cachondeo, disfrutando de como decenas de personajes van cayendo por pecados tan beniales como estar en el lugar equivocado o ser un mal amigo. Para ver por la propia cuenta y riesgo del espectador y si es posible con ositos de gominola. Avisados quedan...y mientras la tercera parte ya se asoma por el horizonte. Tiemblen tras haber reído.

Winnie the Pooh: El bosque sangriento ya esta en cines.


1 comentario:

  1. en verdad la vere por vere por el gore mas que nada jeje buen posst :D

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