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viernes, 10 de enero de 2025

THE END. Una vez más sin sentimiento

 

Se puede hacer un musical sobre casi cualquier cosa. Más allá de la parodia, como el de "El planeta de los simios" en Los Simpson, en el género hemos encontrado plantas cantarinas, actores a las puertas del cine sonoro y hasta al Rey de Siam en algunas de sus ejemplos más  célebres. Pero el fin del mundo no es lo bastante popular a pesar de piezas como "Ana y el apocalipsis", defendido como el primer musical con zombies. Para demostrar lo contrario llega "The end", bajo la batuta de Joshua Oppenheimer (lo que es la casualidad), un director que dió un desasosegante do de pecho con su documental "The act of killing" y que esta vez nos lleva a un búnker en el que habitan los que pueden ser los últimos supervivientes de la raza humana.
La premisa no lleva a nadie a la sorpresa. Un núcleo cerrado que incluye una familia formada por una pareja y su hijo, que nunca ha conocido otra cosa que su refugio, en el que va a entrar un elemento discordante en forma de un chica de la edad del más joven del grupo. Una mujer que va a abrir la caja de los truenos haciendo que el resto de los personajes se plante las condiciones de si aislamiento. Todo en un entorno lejos de otros futuros sórdidos, en un clima aparentemente acogedor con muebles caros, óleos y hasta piscina, aunque parte de las estancias y zonas de suministro se encuentran lejos de la zona principal, a veces tanto que hay que ir en coche, distribuidos entre unos amplios túneles excavados en roca y cubiertos por completo de ceniza.
Pero aunque es una cinta que apuesta por el lado emocional, cediendo los números musicales a los momentos álgidos (aunque quizás debiera hablar de canciones, ya que hay pocos números con baile propiamente dicho, y los que hay, salvo un par ejecutados por los intérpretes más jóvenes, dejan bastante que desear), esta apuesta resulta más interesante por lo que no cuenta que por lo que cuenta. Como han llegado hasta ahí, porqué esta extraña jerarquía entre el núcleo familiar y el resto, el poco o nulo interés por la supervivencia de la humanidad o a qué se debe esa obsesion del padre por escribir una autobiografía que nadie leerá son algunos asuntos sobre los que nos ofrecerán alguna pincelada, pero sin amplias respuestas. " The end" se postula así como cinta que deja al espectador a medias, con el componente musical como mero añadido  de forma correcta pero sin dejarnos ninguna melodía memorable, aún sabiendo sacar buen partido del plano secuencia y a un escenario amplio pero cerrado.
Una curiosidad para los amantes del género que a pesar de una duración que en más de una ocasión se antoja excesiva, nos deja con unas preguntas más interesantes que las contadas respuestas que nos da, y salvo por el factor aislamiento no saca todo el partido a su componente apocalíptico. Una propuesta tan atractiva no es precisamente fácil y "The end" lo corrobora. ¿Funcionaria mejor como serie? Probablemente si, pero para nuestra desgracia nunca lo sabremos, dejando una moraleja tan esperada como cuestionable y, si me apuran, hasta un pelin siniestra.
"The end" llega a los cines el 25 de abril


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