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martes, 5 de agosto de 2014

MECHEROS CON ALAS

Hace ya unos añitos llegó una película con dragones en el contenido y en el título...si bien los dragones no son ajenos al campo de la animación se movía en un poco habitual término medio respecto a lo que suelen ser estas cosas: ni eran malvadas némesis como en La bella durmiente y similar ni acababan en bizarras relaciones con los protagonistas como pasaba en Shrek. Eran más como mascotas, al menos tras una pequeña dosmeticación, y resultó una película deliciosa, una de las grandes sorpresas de ese año. Recientemente ha llegado su secuela: Como entrenar a tu dragón 2.
Evolución lógica de la cinta original la película nos presenta a los mismos personajes años después, que  han crecido y madurado y se enfrentan a nuevas responsabilidades, hasta que surge el conflicto en forma de un villano que planea dominar todo el mundo (conocido) valiéndose de un ejército de dragones. Si bien se hacen pequeñas concesiones a la galería (sus principales espectadores no dejan de ser los niños) como esas carreras de dragones al más puro estilo quidditch y que, en cuestión de animación, nos dejan algunas de las más hermosas escenas de la cinta, o algún chiste ligeramente escatológico a los que nos tienen acostumbrados Dreamworks (el nombre de la nueva tierra descubierta) la película se revela con un guión bien hilado que sabe equilibrar la épica, con buenas batallas, y los momentos íntimos, como la canción con la que se reconcilian dos personajes (estamos generosos...les ahorramos el spoiler). Y hablando de canciones ese es un factor que lo separa de otras cintas de animación, clásicas y modernas, la ausencia de sempiternos personajes cantarines y danzarines ( a Río y su secuela me remito) y de animalillos parlantes, que parecen ser marca de la casa de las películas animadas (ahí tienen la oscarizada Frozen que lleva las canciones hasta la extenuación). Este film no las necesita: tiene momentos bellos y bien animados ( el primer vuelo de Hipo) y escenas simpáticas como aquellas en las que los dragones se comportan como perros y gatos domésticos (No cuesta imaginara a Desdentao en un coche sacando la cabeza por la ventanilla), pero no nos da la murga tornándose un no confeso musical, su única canción ni siquiera es un solo o una balada y se torna un momento realmente emocionante, con unos personajes que, pese a la lejanía (unos vikingos ecologistas rozando el steampunk) saben empatizar con un público del siglo XXI. Como entrenar a tu dragón 2  tiene ese carácter conciliador y moderno que buscan (fallidamente) películas como Brave con un puntito ecológico que deja muy buen sabor de boca.
Para sentirse un niño otra vez un par de horas...si te dejan los niños de verdad presentes en la sala y no te tiran dos kilos de palomitas encima..

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