A veces vuelven...y no solo seres de ultratumba. El espíritu del Hollywood dorado periódicamente resurge de sus cenizas para contarnos historias de glamour y tristeza, como vimos en la ultipremiada The artist, Ave César o Hollywoodland (¿recuerdan que antes de ser Batman Affleck ya interpretó a Superman?¿no? pues a recuperarla). De aquí mismo llega La ciudad de las estrellas (La la land).
Todo el mundo tiene un sueño. El de Mía, camarera, el de triunfar como actriz y el de Sebastian, pianista, el de tener su propio club de jazz. Tras un para de encuentros tan breves como desafortunados ambos acabarán estableciendo una relación en la que sin embargo poco a poco sus sueños harán que tengan que replantearse que es lo más importante en sus vi9das.
Desde su primer número musical, que se abre con los primeros compases de su bella banda sonora La la land deja patente su carácter de musical clásico en toda regla, de esos en los que cualquier entorno es un escenario, cualquier objeto una pieza de atrezzo y cualquier personaje de la calle un consumado cantante y bailarín.
Su cuidadísima puesta en escena, de la ilumianción (con escenas tan hernosas como la del encuentro en la oscuridad del cine) a un maravilloso vestuario tan rico en color como su escenografía nos remita a un mundo atemporal, irreal incluso (la escena del observatorio) casi escapado de un teatro de Broadway con su esmerado lenguaje y que homenajea al musical americano de lo abstracto a lo concreto (Un americano en París, o ya fuera del musical propiamente dicho Rebelde sin causa), un microcosmos en el que los sentimientos invitan tanto a bailar y cantar de felicidad como a estremecerse de dolor en la balada, reflejo de lo que ha sido o incluso, com veos en una escena final de antología, pudo ser.
Pero además de este impecable acabado destacan unos actores protagonistas en estado de gracia, una pareja que además de destilar química saben transmiir alma a unos personajes que a veces pueden rozar ligeramente el histrionismo, y que logran dotar de mayor fuerza a una historia que nos resulta familiar, si bien su desarrollo quizás no se ajuste del todo a lo que esperamos de un alegre musical de Hollywood, una historia que deja la sensación de déjà vu, pero que se ajusta perfectamente a lo que es el fondo una resurrección de uno de los géneros más queridos de la historia del cine, y que logra este objetivo con inteligencia (a falta de saber si generará toda una serie de cintas en la misma línea como ya pasó en su día con el peplum a raíz del éxito de Gladiator) dejándonos una película sensible y hermosa, con el sentimiento e intranscendencia justas de un sueño de fama.
Un banquete para los amantes de los musicales...para el resto un hermoso homenaje a un tipo de cine que, durante algo menos de dos horas no queda solo en el recuerdo.
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martes, 17 de enero de 2017
lunes, 16 de enero de 2017
NO ES GERUNDIO
¡No existen los amores imposibles! Que más da el de rica-pobre, princesa-campesino, elfa-enano...en el cine lo único que hay son secundarios más o menos maliciosos que los creen como tal. Pero por desgracia la vida real es miy distinta...aunque siempre hay lugar para un rayito de esperanza. Es el caso de Loving.
Mildred y Richard Loving son una joven pareja que espera un bebé y acaba de casarse, y solo desea vivrr juntos en la casa que él planea construir en la parcela que acaban de comprar. Pero los Loving son una pareja interracial, y en el estado de Virginia de finales de los 50 su matrimonio, celebrado en Washington constituía un delito por lo que no tardaron en verse frente al juez con la amenaza de un año de cárcel a menos que se divorciasen o abandonasen el estado, y esta será solo la primera batalla legal a la que se enfrenten.
La historia real de los Loving podría haber dado para una épica película de juicios o a un drama de esos de continua lidia de los protagonistas y sus vecinos pero Loving adopta la interesante opción de presentarnos el drama costumbrista de una pareja como tantas a la que las normativas legales herencia de un horrible pasado (y la intransigencia de un cuerpo policial capaz de presentarse en plena noche como si de un mal sueño se tratase) fujerzan a abandonar su casa y a sus seres queridos para defender algo tan natural como vivir con el que se ama.
Loving es un drama sobre la vida cotidiana, de la rutina del trabajo (como vemos en esa colocación de hileras de ladrillos y bloques, continuamente cambiantes, que coloca Richard y que casi articulan el desarrollo de la acción) a la formación de una familia, recreándoss en los mínimos detalles y los contrastes reflejo de los cambios que se ven formados a asumir en su vida (el sonido del campo frente al jaleo de la ciudad, la hierba frente al empedrado...), con un particular cuidado que podemos ver en escenas como aquella en la que un niño ve la llegada de Richard al apartamento en el que se aloarán brevemente o las tensas escenas del accidente o la (falsa) persecución.
Pero el alma de Loving son sus personajes, entre la fragilidad y la dureza, unos protagonistas que, con sus diferencias (la reacción ante la prensa...) son una auténtica piña, arropados por sus familiares y denostados por unos intolerantes que no tienen ni rostro (el hallazgo del ladrillo) y que consiguen establecer un fuerte lazo empático con el espectador gracias a la naturalidad de sus interpretaciones.
Una cinta sobre persoas comunes que se enfrentan a una situación anómala de forma sencilla, y meramente con eso logrando el poder marcar la diferencia, en una historia de esas que, de no existir, habría que inventarlas.
Una historia de amor contra viento y marea...Loving llega a las pantallas el 20 de enero.
Mildred y Richard Loving son una joven pareja que espera un bebé y acaba de casarse, y solo desea vivrr juntos en la casa que él planea construir en la parcela que acaban de comprar. Pero los Loving son una pareja interracial, y en el estado de Virginia de finales de los 50 su matrimonio, celebrado en Washington constituía un delito por lo que no tardaron en verse frente al juez con la amenaza de un año de cárcel a menos que se divorciasen o abandonasen el estado, y esta será solo la primera batalla legal a la que se enfrenten.
La historia real de los Loving podría haber dado para una épica película de juicios o a un drama de esos de continua lidia de los protagonistas y sus vecinos pero Loving adopta la interesante opción de presentarnos el drama costumbrista de una pareja como tantas a la que las normativas legales herencia de un horrible pasado (y la intransigencia de un cuerpo policial capaz de presentarse en plena noche como si de un mal sueño se tratase) fujerzan a abandonar su casa y a sus seres queridos para defender algo tan natural como vivir con el que se ama.
Loving es un drama sobre la vida cotidiana, de la rutina del trabajo (como vemos en esa colocación de hileras de ladrillos y bloques, continuamente cambiantes, que coloca Richard y que casi articulan el desarrollo de la acción) a la formación de una familia, recreándoss en los mínimos detalles y los contrastes reflejo de los cambios que se ven formados a asumir en su vida (el sonido del campo frente al jaleo de la ciudad, la hierba frente al empedrado...), con un particular cuidado que podemos ver en escenas como aquella en la que un niño ve la llegada de Richard al apartamento en el que se aloarán brevemente o las tensas escenas del accidente o la (falsa) persecución.
Pero el alma de Loving son sus personajes, entre la fragilidad y la dureza, unos protagonistas que, con sus diferencias (la reacción ante la prensa...) son una auténtica piña, arropados por sus familiares y denostados por unos intolerantes que no tienen ni rostro (el hallazgo del ladrillo) y que consiguen establecer un fuerte lazo empático con el espectador gracias a la naturalidad de sus interpretaciones.
Una cinta sobre persoas comunes que se enfrentan a una situación anómala de forma sencilla, y meramente con eso logrando el poder marcar la diferencia, en una historia de esas que, de no existir, habría que inventarlas.
Una historia de amor contra viento y marea...Loving llega a las pantallas el 20 de enero.
jueves, 12 de enero de 2017
AROMA DE PESADILLA
Para aquellos que somos fans desde pequeñitos La alegría de la secta es quizás uno de los episodios más divertidos de Los Simpsons pero si abandonamos el universo animado (en el que otra serie como Southpark siempre ha tenido mucho que decir) la gran pantalla siempre nos ha mostrado su cara más escalofriante con ejemplos todavía tan recientes como la muy recomendable The sacrament o The invitation ...pero no hace falta inventarlas o remitirnos a exóticos ejemplos y aquí entra en juego Colonia.
Chile, 1973. Lena, azafata de vuelo, aprovecha los cuatro días libres antes del próximo despegue para reencontrarse con su novio Daniel, un concienzado reportero y artista defensor de Allende. Pero el mismo día que estalla el golpe de Pinochet la pareja es llevada al gran estadio donde es separada quedando ella libre. Con la ayuda de los amigos de Daniel, que sin embargo poco pueden hacer, Lena descubrirá que este ha sido llevado a las dependencias de una oscura secta apoyada por el régimen y dirigida por un turbio pastor llamado Pius, la Colonia Dignidad, y tomará la resolución de infiltrarse como devota voluntaria para averiguar si su amante sigue vivo y sacarlo de allí.
Inspirada en hechos reales, tal como reza el rótulo que la abre, la película recorre varios géneros, del cine romántico al drama histórico pasando por el terror para reconvertirse poco a poco en una cinta de fugas que nos remite, ligeramente, a todo el cine de evasiones ambientado en la II Guerra Mundial pero con la particular originalidad de derivarse de un episodio histórico tan doloroso y todavía tan poco explotado a nivel cinematográfico (plus al tratarse de una producción germana) como es del golpe de estado de Pinochet y sus dramáticas consecuencias.
Si bien su arranque, que además de generar empatía con la pareja protagonista, presenta un clima histórico muy concreto y oscuro, abandona rápidamente la ciudad de Chile para llevarnos a un turbio microcosmos no menos terrible por desconocido, el de la infame Colonia Dignidad, un territorio que a pesar de las elipsis que nos impiden contemplar, que no intuir los horrores que se viven tras su alambrada (la paliza a la anciana, los abusos en las duchas), y cuya maldad en estado puro sabe transmitir con gran acierto la película, gracias tanto a la dirección artísitica (entre la sordidez de los túneles y la limpieza de las estancias hospitalarias) y el trabajo de sus actores secundarios.
Pero Colonia tiene en el fondo, a pesar de sus referentes históricos y su visión crítica un corazón de cinta tradicional de esas que presentan una pareja contra el mundo, y frente a su oscuro planteamiento, no deja de tomar decisiones que la ponen en la sintonía de cintas más tradicionales, con un gran escape (no creo que nadie se lleve a engaño al pensar que la joven pareja protagonista no se reunirá y emprenderá la ansiada huida) e irá adoptando, a medida que avanza su desenlace y el calendario presentado desde la llegada del personaje de Lena a la colonia (y que pronto, eliminado ese factor de cuenta atrás que implicaba la promesa al piloto de regresar antes de próximo vuelo desde Chile, pierde su poder de tensión, no así su carga dramática), un desarrollo argumental más convencional.y un aura más conocida, perdiendo parte de la capacidad de sorpresa que había causado con su inquietante propuesta y dejándonos una historia romántica con un toque original pero quizás menos catárquica de lo que preveíamos en un primer momento.
Entre el drama histórico y la tensión hollywoodense Colonia llega a nuestras pantallas el 20 de enero
Chile, 1973. Lena, azafata de vuelo, aprovecha los cuatro días libres antes del próximo despegue para reencontrarse con su novio Daniel, un concienzado reportero y artista defensor de Allende. Pero el mismo día que estalla el golpe de Pinochet la pareja es llevada al gran estadio donde es separada quedando ella libre. Con la ayuda de los amigos de Daniel, que sin embargo poco pueden hacer, Lena descubrirá que este ha sido llevado a las dependencias de una oscura secta apoyada por el régimen y dirigida por un turbio pastor llamado Pius, la Colonia Dignidad, y tomará la resolución de infiltrarse como devota voluntaria para averiguar si su amante sigue vivo y sacarlo de allí.
Inspirada en hechos reales, tal como reza el rótulo que la abre, la película recorre varios géneros, del cine romántico al drama histórico pasando por el terror para reconvertirse poco a poco en una cinta de fugas que nos remite, ligeramente, a todo el cine de evasiones ambientado en la II Guerra Mundial pero con la particular originalidad de derivarse de un episodio histórico tan doloroso y todavía tan poco explotado a nivel cinematográfico (plus al tratarse de una producción germana) como es del golpe de estado de Pinochet y sus dramáticas consecuencias.
Si bien su arranque, que además de generar empatía con la pareja protagonista, presenta un clima histórico muy concreto y oscuro, abandona rápidamente la ciudad de Chile para llevarnos a un turbio microcosmos no menos terrible por desconocido, el de la infame Colonia Dignidad, un territorio que a pesar de las elipsis que nos impiden contemplar, que no intuir los horrores que se viven tras su alambrada (la paliza a la anciana, los abusos en las duchas), y cuya maldad en estado puro sabe transmitir con gran acierto la película, gracias tanto a la dirección artísitica (entre la sordidez de los túneles y la limpieza de las estancias hospitalarias) y el trabajo de sus actores secundarios.
Pero Colonia tiene en el fondo, a pesar de sus referentes históricos y su visión crítica un corazón de cinta tradicional de esas que presentan una pareja contra el mundo, y frente a su oscuro planteamiento, no deja de tomar decisiones que la ponen en la sintonía de cintas más tradicionales, con un gran escape (no creo que nadie se lleve a engaño al pensar que la joven pareja protagonista no se reunirá y emprenderá la ansiada huida) e irá adoptando, a medida que avanza su desenlace y el calendario presentado desde la llegada del personaje de Lena a la colonia (y que pronto, eliminado ese factor de cuenta atrás que implicaba la promesa al piloto de regresar antes de próximo vuelo desde Chile, pierde su poder de tensión, no así su carga dramática), un desarrollo argumental más convencional.y un aura más conocida, perdiendo parte de la capacidad de sorpresa que había causado con su inquietante propuesta y dejándonos una historia romántica con un toque original pero quizás menos catárquica de lo que preveíamos en un primer momento.
Entre el drama histórico y la tensión hollywoodense Colonia llega a nuestras pantallas el 20 de enero
JUEGO DE ATAÚDES
¡Que tiempos aquellos en los que los vampiros se limitaban a salir eventualmente del ataúd, acechar a dos o tres mozas de buen ver y acabar finalmente con el corazón atravesado por la estaca esgrimida por el cazavampiros de turno!. Sí, sale la vena de jubilado observando las obras pero es increíble como el género vampírico ha ido mutando, fusionándose con otros como la acción o (que Drácula nos pille confesados) el romántico...de las combinaciones quizás más afortunadas nació la presente saga y por eso hoy hablamos de Underworld. Guerras de sangre.
Con su hija Eve, de linaje híbrido, en paradero desconocido, Selene sigue luchanodcontra su propia gente, los vampiros, que la consideran una asesina, y con los licántropos, su adversario natural. Sus increíbles dotes como guerrera y la pureza de su sangre pueden decidir el devenir de una guerra cuyo origen se remonta hace siglos y por ello, por petición de la poderosa vampira Semira, se le otorgará amnistía y refugio a ella y su compañero David a cambio de que esta entrene a las tropas vampíricas, pero los oscuros intereses de Semira y de Marius, el nuevo líder de los hombres lobo harán que el enfrentamiento adquiera un nuevo cariz.
Quinta entrega de la saga protagonizada por Beckinsale (con ese breve interludio en forma de tercera parte que narraba los orígenes del comflicto entre licántropos y vampiros) la película continua en la llínea de sus entregas precedentes, con la odisea de una Selene que ha perdido a los dos seres que más ama en este mundo y que se ha convertido en una completa renegada para las otras razas de la noche (algo que por suerte para aquellos que no hayan seguido la historia hasta ahora se explica muy bien explicadito en el montaje previo a la aparición del título en pantalla).
Underworld, Guerras de sangre a pesar de sus protagonistas sobrenaturales, tiene muy clara su vocación de cinta de acción pura y dura, con personaejs que no se valen solo de sus increíbles poderes (descubran como el muro de Juego de tronos no serviría de ná si en vez de los caminantes blancos les atacasen estos vampiros) sino de un increíble arsenal que va del sable clásico al pistolón de categoría, y que da lugar a unas imaginativas escenas de acción en la línea, al igual que una estética que sigue amando los trajes negros y ajustados y las instalaciones ultramodernas sumidas en edificios más clásicos, del resto de la franquicia, en un producto que a pesar de las revelaciones (que las hay) es prácticamente una breve sucesión de peleas individuales y corales, de esas que van apurando el elenco de intérpretes hasta la gran catarsis final)
Esta quinta parte nos ofrece lo mismo que nos ha ofrecido en las cuatro anteriores, ni más ni menos, de modo que probablemente no decepcionará a sus (numerosos) fans, si bien se deja llevar en algunos momentos por referencias que casi nos remiten a otros éxitos de la gran y pequeña pantalla ( de El señor de los anillos o la sala del peligro de los X-men a Juego de tronos, con ese nuevo clan vampírico que parecen casi unos Targayren descafeinados) dando lugar a una entretenida historia de esas de buenos y malos, alguno con dos caras, con su pequeña ración de tópicos (de la resurrección casi milagrosa con regreso casi mesiánico al castillo con pasadizo secreto) y algún momento que se mueve entre lo espectacular y lo risible (la ensalada de tiros final), incluso con algún elemento que tal vez no desentonase en una película de serie B pero que aquí queda como un divertida especia que añadir al guiso (como esa villana con ínfulas de dominatrix que no deja de pedir a su amante que no piense...que le va a acabar sentando mal).
Underworld. Guerras de sangre es una consecuente continuación de una saga que ya se ha hecho su rinconcito en el mundo del fantástico, una película intrascendente, de esas que se disfrutan más con un buen puñado de amigos y con palomitas, con algún momentillo de esos de vergüenza ajena incluso, pero que ganan cuando se va a verlas solo con la espectativa de pasar un rato entretenido en el cine. Sin más.
Mucha acción en una cinta que se adivina no será la última de la franquicia, Underworld. guerras de sangre se estrena en los cines el 11 de enero.
Con su hija Eve, de linaje híbrido, en paradero desconocido, Selene sigue luchanodcontra su propia gente, los vampiros, que la consideran una asesina, y con los licántropos, su adversario natural. Sus increíbles dotes como guerrera y la pureza de su sangre pueden decidir el devenir de una guerra cuyo origen se remonta hace siglos y por ello, por petición de la poderosa vampira Semira, se le otorgará amnistía y refugio a ella y su compañero David a cambio de que esta entrene a las tropas vampíricas, pero los oscuros intereses de Semira y de Marius, el nuevo líder de los hombres lobo harán que el enfrentamiento adquiera un nuevo cariz.
Quinta entrega de la saga protagonizada por Beckinsale (con ese breve interludio en forma de tercera parte que narraba los orígenes del comflicto entre licántropos y vampiros) la película continua en la llínea de sus entregas precedentes, con la odisea de una Selene que ha perdido a los dos seres que más ama en este mundo y que se ha convertido en una completa renegada para las otras razas de la noche (algo que por suerte para aquellos que no hayan seguido la historia hasta ahora se explica muy bien explicadito en el montaje previo a la aparición del título en pantalla).
Underworld, Guerras de sangre a pesar de sus protagonistas sobrenaturales, tiene muy clara su vocación de cinta de acción pura y dura, con personaejs que no se valen solo de sus increíbles poderes (descubran como el muro de Juego de tronos no serviría de ná si en vez de los caminantes blancos les atacasen estos vampiros) sino de un increíble arsenal que va del sable clásico al pistolón de categoría, y que da lugar a unas imaginativas escenas de acción en la línea, al igual que una estética que sigue amando los trajes negros y ajustados y las instalaciones ultramodernas sumidas en edificios más clásicos, del resto de la franquicia, en un producto que a pesar de las revelaciones (que las hay) es prácticamente una breve sucesión de peleas individuales y corales, de esas que van apurando el elenco de intérpretes hasta la gran catarsis final)
Esta quinta parte nos ofrece lo mismo que nos ha ofrecido en las cuatro anteriores, ni más ni menos, de modo que probablemente no decepcionará a sus (numerosos) fans, si bien se deja llevar en algunos momentos por referencias que casi nos remiten a otros éxitos de la gran y pequeña pantalla ( de El señor de los anillos o la sala del peligro de los X-men a Juego de tronos, con ese nuevo clan vampírico que parecen casi unos Targayren descafeinados) dando lugar a una entretenida historia de esas de buenos y malos, alguno con dos caras, con su pequeña ración de tópicos (de la resurrección casi milagrosa con regreso casi mesiánico al castillo con pasadizo secreto) y algún momento que se mueve entre lo espectacular y lo risible (la ensalada de tiros final), incluso con algún elemento que tal vez no desentonase en una película de serie B pero que aquí queda como un divertida especia que añadir al guiso (como esa villana con ínfulas de dominatrix que no deja de pedir a su amante que no piense...que le va a acabar sentando mal).
Underworld. Guerras de sangre es una consecuente continuación de una saga que ya se ha hecho su rinconcito en el mundo del fantástico, una película intrascendente, de esas que se disfrutan más con un buen puñado de amigos y con palomitas, con algún momentillo de esos de vergüenza ajena incluso, pero que ganan cuando se va a verlas solo con la espectativa de pasar un rato entretenido en el cine. Sin más.
Mucha acción en una cinta que se adivina no será la última de la franquicia, Underworld. guerras de sangre se estrena en los cines el 11 de enero.
miércoles, 11 de enero de 2017
DOKO VADIS?
No resulta difícil identificar a un cineasta como Scorsese con el género negro, con oscuras historias de gángsters e investigadores, al menos a la primera mención de su nombre pro la verdad el universo de la religión nunca ha estado muy desligado de su filmografía, ya sea el cristianismo con la polémica La última tentación de Cristo o el budismo con Kundun... y parece que ha llegado el momento de hermanar oriente y occidente...hoy hablamos, aunque pueda parecer una incoherencia, de Silencio.
Japón, siglo XVII. El padre Ferreira desapareció durante las persecuciones de cristianos y a Macao solo llegan rumores de que este ha apostatado y ahora ostenta nombre y esposa japoneses. Sin embargo dos jóvenes jesuitas portugueses partirán en su búsqueda para descubrir un país en los que su religión provoca frencuentes y sangrientos martirios y en el que los fieles son capaces de cualquier cosa por salvar a los pocos sacerdotes que llegan a sus islas. Todo ello pondrá a prueba su fe de un modo que apenas si aciertan a imaginar.
Con un marco histórico todavía tan virgen a nivel cinematográfico como es la evangelización del sudeste asiático durante el siglo XVII Scorsese aborda la adaptación de la novela homónima de Shusaku Endo (y que ya dió lugar a una producción japonesa en 1971) para emprender su particular viaje al corazón de las tinieblas y contarnos la historia de dos religiosos que se enfrentan a un territorio tan exótico y bello como hostil.
Japón, siglo XVII. El padre Ferreira desapareció durante las persecuciones de cristianos y a Macao solo llegan rumores de que este ha apostatado y ahora ostenta nombre y esposa japoneses. Sin embargo dos jóvenes jesuitas portugueses partirán en su búsqueda para descubrir un país en los que su religión provoca frencuentes y sangrientos martirios y en el que los fieles son capaces de cualquier cosa por salvar a los pocos sacerdotes que llegan a sus islas. Todo ello pondrá a prueba su fe de un modo que apenas si aciertan a imaginar.
Con un marco histórico todavía tan virgen a nivel cinematográfico como es la evangelización del sudeste asiático durante el siglo XVII Scorsese aborda la adaptación de la novela homónima de Shusaku Endo (y que ya dió lugar a una producción japonesa en 1971) para emprender su particular viaje al corazón de las tinieblas y contarnos la historia de dos religiosos que se enfrentan a un territorio tan exótico y bello como hostil.
Visualmente la cinta logra hipnotizar al espectador desde el primer momento, con unos increíbles dirección artística y vestuario y unas imágenes que consiguen transportarnos casi a otro mundo desde una neblina de tintes apocalípticos, suponiendo un encuentro tan fuerte como el que puede ser paralos propios personajes. A ello se une un arranque de esos que enganchan (la búsqueda de un compañero y antiguo maestro que puede ser un renegado o incluso llevvr años muerto, una misión de esas a las que mueve más la fe personal que las mismas pruebas) y una primera parte casi antropológica, con ecos casi documentales, que muestra los límites que pueden alcanzar ese gran marco coral de secundarios que van desde la fe religiosa más absoluta al odio más visceral con una fuerza (el martirio a la orilla del mar) que casi atraviesa la pantalla.
Pero esto dará pie a una segunda parte ya más centrada en el personaje del padre Rodrigues (que por otro lado ha sido el principal narrador en una cinta que se articula entre numerosas voces, de protagonistas a secundarios pasando por un mero espectador del desenlace) y que, aun siguiendo la línea que ya ha esbozado en el arco previo, se complace excesivamente en todo el universo de dudas del que es espectador y a la vez causa de los terribles castigos de los que son objeto unos cristianos que son tan solo unos pobres campesinos con una fe casi infantil (la visión del paraíso) frente a una élite culta con numerosos argumentos, intelectuales al menos, para rebatir el papel de la iglesia portuguesa en el Japón budista, y que lastra notablemente el ritmo de la cinta, volviéndola repetitiva (las continuas renuncias y huidas de su acompañante, algunos diálogos...) e incluso permitiéndose alguna metáfora tan poco sutil e incluso grotesca como la de la escena del reflejo en el agua.
Silencio es una película ambiciosa, con un espíritu profundo y unos materiales tan fuertes como su gran elenco de secundarios (desde un Liam Neeson que vuelve a la temática misionera años después de La misión a un recuperado Todaobu Asano), una excelente puesta en escena y un inteligente uso del sonido (con un título tan justificado como es este Silencio) pero se queda en una potente actualización del tipo de historias que variso peplums más o menos clásicos nos dejaron durante años (eso sí, ya sin el tan en boga romance soldado romano - cristiana que aquí podría haber sido samurai - concubina cristiana ...pero no nos pongamos bizarros), una cinta interesante y hermosa pero lejos de un paraíso, en este caso cinematográfico, tan inalcanzable como el que anhela su doliente protagonista.
Producción histórica con umpecable envoltorio y más cueltionable contenido una cinta para amantes de la cultura japonese y del cine de un Scorsese que, en el fondo, vuelve un poco a sus orígenes
martes, 10 de enero de 2017
ME PASO EL DÍA BAILANDO
Todos hemos asumido, tarde o temprano, que el 95% de las películas de animación, estén orientadas o no al público infantil, tengan su rinconcito para las canciones...el baile, y especialmente el ballet es un asunto bien distinto, y eso que al venir ese binomio a nuestra cabeza, aunque tengamos en mente cintas como Las zapatillas rojas o Cisne negro, lo más probable es que la primera imagen que ilumine nuestra mente sea la de los gráciles hipopótamos de la clásica Fantasía. En puntas, que no de puntillas llega Ballerina.
Felicia y Víctor, dos niños que viven en un orfanato bretón, tienen un sueño: él convertirse en el mayor inventor de la historia y ella en una gran bailarina. Un día ambos escapan a París, en cuya gran ópera está la mejor escuela de danza, y por accidente pronto se separan. Con la ayuda de una de las mujeres que limpian el teatro Felicia encontrará un lugar donde quedarse, y pronto descubrirá que la hija de la dueña de la gran casa donde también trabaja esta se prepara para entrar en la escuela de la ópera. Aferrándose a su sueño Felicia usurpará su identidad y entrará como estudiante de danza pero a pesar de su pasión por el baile el camino no va a ser precisamente fácil.
Ambientada en el París de finales del XIX (de hecho la Torre Eiffel se encuentra todavía en plena construcción), un entorno casi de postal en la que la joya es su deslumbrante teatro de la´ópera Ballerina presenta una histoira de superación personal en la que lo importante no es solo la pasión y los sueños, pero también el trabajo y la disciplina, y no se puede conseguir lo uno sin lo otro.
Huyendo de dos elementos que parecen indisolubles del cine animado con vocación infantil como son las canciones (sí hay numeros musicales, como una espectacular batalla de danza, pero nuestros protagonistas se limitan a bailar) o los animales parlantes (vemos fugazmente una gallinácea pero no sale de su rol de animal de "relleno") la película presenta una historia clásica, de esas que aun intuyendo el final puede dar unos cuantos giros antes de su resolucíon, a la que se une un amago de triángulo amoroso entre Felicia, su amigo Víctor y el joven bailarín Rudy, un chico cuyo talento solo llega a la altura de su ego, pero bajo un enfoque de lo más inocente.
Una película con más héroes que villanos, a pesar de esa madre de artista y dueña de la casa en la que empieza a vivir Felicia que es, tanto en aspecto como en ademán, la mejor heredera directa de la madrastra de Cenicienta y que en las contadas escenas en las que aparece sabe hacerse odiar, que demuestra que a veces el mayor obstáculo puede estar en uno mismo, dejándonos unos personajes bien construídos y de gran carisma.
Ballerina es una cinta que sabe sacar el mejor partido de su ambientación, con escenas tan increíbles como la del vuelo en torno a la que será la estatua de la libertad y otras ten bellas como aquella en la que la protagonista descubre la belleza de la danza clásica, y con un agradable diseño de persnajes, una película de acabado dulce y hermoso que va como anillo al dedo a la historia que cuenta (podría haber algún matiz ligeramente más sórdido, pero no perdamos de vista que su úblico potencial es el infantil), creando un cuento de esos que todavía pueden hacer soñar, aunque solo sea un poco.
Un cuento clásico con un diseño impecable, aunque más imaginativo que fielmente histórico, Ballerina llega a los cines el 27 de enero.
Felicia y Víctor, dos niños que viven en un orfanato bretón, tienen un sueño: él convertirse en el mayor inventor de la historia y ella en una gran bailarina. Un día ambos escapan a París, en cuya gran ópera está la mejor escuela de danza, y por accidente pronto se separan. Con la ayuda de una de las mujeres que limpian el teatro Felicia encontrará un lugar donde quedarse, y pronto descubrirá que la hija de la dueña de la gran casa donde también trabaja esta se prepara para entrar en la escuela de la ópera. Aferrándose a su sueño Felicia usurpará su identidad y entrará como estudiante de danza pero a pesar de su pasión por el baile el camino no va a ser precisamente fácil.
Ambientada en el París de finales del XIX (de hecho la Torre Eiffel se encuentra todavía en plena construcción), un entorno casi de postal en la que la joya es su deslumbrante teatro de la´ópera Ballerina presenta una histoira de superación personal en la que lo importante no es solo la pasión y los sueños, pero también el trabajo y la disciplina, y no se puede conseguir lo uno sin lo otro.
Huyendo de dos elementos que parecen indisolubles del cine animado con vocación infantil como son las canciones (sí hay numeros musicales, como una espectacular batalla de danza, pero nuestros protagonistas se limitan a bailar) o los animales parlantes (vemos fugazmente una gallinácea pero no sale de su rol de animal de "relleno") la película presenta una historia clásica, de esas que aun intuyendo el final puede dar unos cuantos giros antes de su resolucíon, a la que se une un amago de triángulo amoroso entre Felicia, su amigo Víctor y el joven bailarín Rudy, un chico cuyo talento solo llega a la altura de su ego, pero bajo un enfoque de lo más inocente.
Una película con más héroes que villanos, a pesar de esa madre de artista y dueña de la casa en la que empieza a vivir Felicia que es, tanto en aspecto como en ademán, la mejor heredera directa de la madrastra de Cenicienta y que en las contadas escenas en las que aparece sabe hacerse odiar, que demuestra que a veces el mayor obstáculo puede estar en uno mismo, dejándonos unos personajes bien construídos y de gran carisma.
Ballerina es una cinta que sabe sacar el mejor partido de su ambientación, con escenas tan increíbles como la del vuelo en torno a la que será la estatua de la libertad y otras ten bellas como aquella en la que la protagonista descubre la belleza de la danza clásica, y con un agradable diseño de persnajes, una película de acabado dulce y hermoso que va como anillo al dedo a la historia que cuenta (podría haber algún matiz ligeramente más sórdido, pero no perdamos de vista que su úblico potencial es el infantil), creando un cuento de esos que todavía pueden hacer soñar, aunque solo sea un poco.
lunes, 9 de enero de 2017
LAGARTIJA VITAMINADA
Aunque la omnipresente industria cinematográfica norteamericana nos ha regalado, por llamarlo de alguna manera, su particular visión del mito, pocos de nuestros queridos monstruos hay que se identifiquen tanto con una cultura como son Godzilla y Japón, un gigantesco ser nacido del terror atómico que se mueve con habilidad en la frontera entre héroe y villano a la par que se enfrenta a titanes increíbles o humanos que solo buscan su propia supervivencia...y cual boomerang siempre vuelve, así que hoy hablamos de Shin Godzilla
Algo extraño sucede en las aguas que bañan las costas niponas. Temblores y amanaciones de humo de origen desconocido son solo el preludio de la llegada de un gigantesco ser que destruirá todo a su paso, incluso antes de llegar a tierra, y ante lo que las altas esferas, con el primer ministro de Japón a la cabeza, no saben que medidas adoptar. Sumidos en el caos parece que se enfrentan a una criatura indestructible en continua mutación y que además deja un rastro radioactivo, pero un rayo de esperanza llega a través de un pequeño comité compuesto por políticos y expertos que parece haber encontrado su punto débil.
Acosrtumbrados como estamos a un cine de catástrofes en el que, ante la amenaza de monstruos gigantescos, fenómenos meterológicos o invasiiones extraterrestres, se alterna la destrucción con sentimentales historias de superación y fuertes sentimientos humanos en los que no suele faltar la de alguna familia desestructurada (o parejita a punto de separarse) recompuesta irónicamente gracias a la destrucción a gran escala, resulta refrescante la llegada de este Shin Godzilla en la que junto a la amenaza que supone el monstruo se alza otro perligro que es una burocracia y un protocolo fuertemenete enraizado en la clase políica que mina toda posibilidad de responder a una destrucción casi total.
Shin Godzilla devuelve el mito a sus orígenes, un ser que parte de un primer estado de aspecto casi grotesco para poco a poco irá mutando a una silueta que nos resulta mucho más familiar, tanto como lo es una original banda sonora que alterna temas nuevos y clásicos, y lo hace con unas escenas de destrucción impresionantemente coreografiadas que revelan lo mejor de sí en fragmentos como el impresinante ataque nocturno en el que, tras dejar Godzilla a oscuras la ciudad, los juegos con efectos de luz y fuego nos dejan unas escenas de una belleza terrible.
Los ecos no ya solo de Hiroshima y Nagasaki planean sobre una cinta que ha añadido a su propia mitología el espectro de la todavía latente Fukushima (el tsunami previo a la aparición de Godzilla) pero nuevos fantasmas se añaden a la fórmula con una fuerte crítica a una clase dirigente que reacciona tarde y mal ante un hecho que exige medidas desesperadas, y lo sabe hacer con un ácido sentido del humor y unos personajes a los que les cuesta interrelacionarse, unos personajes entre los que no existen vínculos familiares, ni siquiera románticos, y que simplemente se limitan a hacer de una manera más o menos eficiente su trabajo (aunque más lo primero aquellos que parecen quedar en un principio como segundones ante la vorágine de cargos y similares).
Una visión ácida del Japón moderno, fácilmente extrapolable a más de un país, con la excusa del reboot de uno de sus clásicos al que además sabe tratar con impecable respeto en una cinta que no decepcionará a los seguidores del mito ni a aquellos que tras haber paladeado solo los Godzilla provenientes de EE.UU. se enfrentan por primera vez al monstruo con su sabor original.
Godzilla regresa con más fuerza que nunca desde su patria original a los cines a partir del 20 de enero en el Sitges Tour de A contracorriente.
Algo extraño sucede en las aguas que bañan las costas niponas. Temblores y amanaciones de humo de origen desconocido son solo el preludio de la llegada de un gigantesco ser que destruirá todo a su paso, incluso antes de llegar a tierra, y ante lo que las altas esferas, con el primer ministro de Japón a la cabeza, no saben que medidas adoptar. Sumidos en el caos parece que se enfrentan a una criatura indestructible en continua mutación y que además deja un rastro radioactivo, pero un rayo de esperanza llega a través de un pequeño comité compuesto por políticos y expertos que parece haber encontrado su punto débil.
Acosrtumbrados como estamos a un cine de catástrofes en el que, ante la amenaza de monstruos gigantescos, fenómenos meterológicos o invasiiones extraterrestres, se alterna la destrucción con sentimentales historias de superación y fuertes sentimientos humanos en los que no suele faltar la de alguna familia desestructurada (o parejita a punto de separarse) recompuesta irónicamente gracias a la destrucción a gran escala, resulta refrescante la llegada de este Shin Godzilla en la que junto a la amenaza que supone el monstruo se alza otro perligro que es una burocracia y un protocolo fuertemenete enraizado en la clase políica que mina toda posibilidad de responder a una destrucción casi total.
Shin Godzilla devuelve el mito a sus orígenes, un ser que parte de un primer estado de aspecto casi grotesco para poco a poco irá mutando a una silueta que nos resulta mucho más familiar, tanto como lo es una original banda sonora que alterna temas nuevos y clásicos, y lo hace con unas escenas de destrucción impresionantemente coreografiadas que revelan lo mejor de sí en fragmentos como el impresinante ataque nocturno en el que, tras dejar Godzilla a oscuras la ciudad, los juegos con efectos de luz y fuego nos dejan unas escenas de una belleza terrible.
Los ecos no ya solo de Hiroshima y Nagasaki planean sobre una cinta que ha añadido a su propia mitología el espectro de la todavía latente Fukushima (el tsunami previo a la aparición de Godzilla) pero nuevos fantasmas se añaden a la fórmula con una fuerte crítica a una clase dirigente que reacciona tarde y mal ante un hecho que exige medidas desesperadas, y lo sabe hacer con un ácido sentido del humor y unos personajes a los que les cuesta interrelacionarse, unos personajes entre los que no existen vínculos familiares, ni siquiera románticos, y que simplemente se limitan a hacer de una manera más o menos eficiente su trabajo (aunque más lo primero aquellos que parecen quedar en un principio como segundones ante la vorágine de cargos y similares).
Una visión ácida del Japón moderno, fácilmente extrapolable a más de un país, con la excusa del reboot de uno de sus clásicos al que además sabe tratar con impecable respeto en una cinta que no decepcionará a los seguidores del mito ni a aquellos que tras haber paladeado solo los Godzilla provenientes de EE.UU. se enfrentan por primera vez al monstruo con su sabor original.
Godzilla regresa con más fuerza que nunca desde su patria original a los cines a partir del 20 de enero en el Sitges Tour de A contracorriente.
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