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miércoles, 28 de octubre de 2020

INSTITUTO DE CARAMELO

 

Sin ser una cinta especialmente terrorífica Jóvenes y brujas, que parece mentira pero ya tiene casi un cuarto de siglo, se ha convertido con los años en una cinta de culto. Nunca es tarde para una secuela, o casi mejor diríamos un reboot, y así se presenta está nueva Jóvenes y brujas (con el título más explícito en su versión original de The craft.Legacy). De nuevo la historia de cuatro jóvenes brujas de instituto que descubren como, tras la incorporación de un nuevo miembro a su particular aquelarre, sus poderes crecen esponecialmente...aunque el resultado dista bastante de la película en la que se inspira.
Aunque encontramos algún homenaje puntual a la primera parte ( ese "ligera como una pluma, rígida como una tabla" reducida a escena de montaje) este film aligera morbo y oscuridad para convertirse en una oda a lo políticamente correcto, a la diversidad y el empoderamiento femenino con mayúscula, valores tan importantes como forzados en este caso. Un mensaje que conecta mejor con unas brujas más afines a la wicca ( término que no llega a usarse pero encontramos símbolos tan inconfundibles como el pentàculo o la triple luna) que a la brujería de toda la vida. Se trata de una historia menos siniestra, que reduce el terror prácticamente a un par de sobresaltos metidos con calzador y que queda como un drama adolescente en el que no faltan padrastros sospechosos , nuevos amores y abusones de clase. 
Pero si hay algo destacable en esta cinta, que complacerá más al espectador de la edad de sus protagonistas que al amante de las emociones fuertes ( hablamos de hechiceras que usan sus poderes para maquillarse y darse un baño con más brillos que un vampiro de Crepúsculo), es su elenco de actores. Un grupo de adolescentes que a pesar de su cuidado aunque chocante atuendo (cambien el look colegiala gótica del 96 por collares de perlas a lo Lisa Simpson y ropa talla XXL) saben transmitir naturalidad y vitalidad a sus interpretaciones y un recuperado David Duchovny que es sencillamente lo mejor del film, sabiendo aportar una contenida presencia perturbadora a un personaje que intuimos guarda más de un secreto.
Estás nuevas Jóvenes y brujas son muy distintas de las que conocimos. Adaptadas a unos nuevos tiempos que infantiliza y resta sombras a sus personajes, y aportando un moralismo excesivo que resta encanto a una historia que ya hemos oído en más de una ocasión, hechizo o no mediante. Al enfrentarme a esta película no he podido evitar sentirme vieja y muggle...y casi lo prefiero.

Jóvenes y brujas llega a los cines el 30 de octubre, lista para celebrar el Halloween.


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