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sábado, 30 de noviembre de 2019

PÁNICO EN ESCENAS

La iniciativa Panic in frames apuesta por el terror y ¿qué mejor manera de hacerlo que con tres historias?. El pasado 27 de noviembre la Sala Artistic Metropol acogió el estreno, tras pasar por festivales como Sitges y previo a pasar por muchos más, de Hora de comer de Alberto Fernández Peláez, Asesinarte de Víctor Paniagua y Víctor Galiano y Pornovenganza de Ignacio López Vacas. Un auténtico descenso a la parte más oscura de unos seres humanos dispuestos a superar la última frontera
Tres historias que aunan hemoglobina, tabúes y cariño por el género. La de una receta con sorpresa, un artista que deja el episodio de la oreja de Van Gogh a la altura de un mal día de pelo y un sangriento vídeo con secreto.
Tres historias que intentan sorprender y lo consiguen.
Mucho más en los perfiles de Panic in frames en redes sociales...y próximamente en su festival de cortos más cercano. Seguiremos acechando...digo informando.

viernes, 29 de noviembre de 2019

LA GUERRA DE LOS STEWART

No hay nada que una mujer no pueda hacer. Con este mensaje, con el que no puedo estar más de acuerdo, se abre la nueva entrega ( estoy tentada de llamarlo reboot, pero un detallito del argumento indica otra cosa) de Los ángeles de Charlie. Pero aunque los tiempos cambien, esperemos que para mejor, el cine en ocasiones no lo hace tanto...y para más inri algún producto de higiene íntima también ha usado frases similares y no precisamente para pasar a las historia del feminismo.
Nunca viví el boom de las ángeles originales, a pesar de las reposiciones. Pero entiendo el impacto que pudieron causar en su momento, de tal modo que han quedado como precedente de tantas heroínas de armas tomar en la pequeña y gran pantalla como Xena, la novia o Wonder woman por citar algunas. Esta nueva entrega, con nuevo equipo y bajo la batuta de una Elizabeth Banks que se reserva el papel de Bosley en la trama ( haciendo que habitual trío casi mude en cuarteto) tiene todos los ingredientes de sus antecesoras en cine y televisión. Asi nos encontramos protagonistas fuertes y atractivas (hasta le sacan buen partido a una Kristen Stewart que parece tener serios problemas con su peluquero), destinos internacionales, persecuciones mortales y un largo etcétera que ya nos resulta familiar del cine de agentes secretos, dobles agentes y villanos con tensión erótica incluidos (aunque en este caso pasando por el supervestidor, y no es metáfora). Pero tras un prólogo que intenta dejar su mensaje muy claro (tal vez excesivamente) y que tiene un punto divertido e incluso circense nos encontramos con una trama tópica y, aunque de ejecución correcta (se han gastado pasta y se nota), que va perdiendo ritmo a medida avanzada película, hasta llegar a un final menos catárquico de lo esperado.
Los ángeles de Charlie es un producto de manual. Una película que provoca en el espectador una continua sensación de déjà vu, y no precisamente por tratarse de parte de una franquicia. De esas con cliente en peligro que hay que llevar al punto A y que descubren en realidad tienen que ir al C no sin luchar en el B. Cinta con muchos ingredientes para convertirse en un blockbuster (y seguramente dará para secuela) se queda en la puerta, alcanzando cotas de vergüenza ajena en su concepción del sentido del humor (el show de las pelucas para colarse en los laboratorios de turno), con algún guiño ligeramente incomprensible (las fotos del personaje de Stewart con las anteriores ángeles...parecen obra del cuñado de alguno practicando para el curso de photoshop) y sin llegar al grado de espectacularidad que hemos encontrado en otros films de hornada similar. Es fantástico encontrar personajes femeninos llenos de recursos (y que pasan de sobra el test de Bechdel, por supuesto) en el cine, pero eso no basta para dar entidad a un guión que ni aporta nada al género ni consigue el grado de complicidad que tanto beneficia al cine de acción. Aunque hay que reconocer que estos ángeles si hacen honor a su primera escena: una mujer lo puede todo, hasta decepcionar como alguna otra película cargada de testosterona.


Los angeles de Charlie llegan a los cines el 5 de diciembre.

jueves, 28 de noviembre de 2019

APOCALÍPTICOS Y ELECTROCUTADOS

Nuestra historia comienza con una imagen épica: la silueta de un hombre en medio de lo que parece ser una tempestad de hielo. Una imagen épica que podría pertenecer a cualquier adaptación fiel a la novela de Frankenstein, pero nada más lejos. O nada más cerca. Nuestra historia incluye electricidad, muerte e incluso,p considerar, monstruos.  Es, ni más ni menos, La guerra de las corrientes.
La figura de Thomas Alva Edison no vive buenos tiempos, al menos en cuanto a popularidad se refiere. La reivindicación de la figura de Tesla, un nombre que adquirido peso con su mencion en series como The big bang theory o su aparición como personaje en películas como El truco final (interpretado por nada menos que David Bowie). En esta película Tesla es prácticamente un Deus ex Machina en medio de una historia centrada en el conflicto entre Westinghouse, un nombre que tal vez nos suene menos a pesar de su peso histórico, y Edison, encarnado por un Benedict Cumberbatch que desde Sherlock se ha hecho a los personajes peculiares, por el monopolio de la explotación eléctrica.
Sin entrar en motivaciones de los personajes ni en los métodos empleados en esta guerra de patentes nos encontramos ante una trama estimulante, de esas que estimulan la curiosidad del espectador. Aunque en ocasiones el ritmo resulta irregular e incluso se pierde en metáforas excesivamente dilatadas en el tiempo (el episodio de la guerra civil) la historia no pierde en ningún momento del todo el interés de la historia. Aun siendo un nuevo montaje de su director de una versión estrenada en 2017 y que no contó con su aproximación hay partes que resultan atropelladas (la enfermedad que conduce a la muerte de uno de los personajes) y sus protagonistas poco definidos, dando la sensación de ser material más apto para una miniserie que para un film de apenas hora y media.
Pero también nos encontramos ante una película de magnífica dirección artística y hermosa fotografía, con un cuidado acabado que nos ayuda a transportarnos a otro tiempo, con soluciones visuales tan interesantes como la pantalla triplemente partida del desenlace onel mapa de bombillas de dos colores para mostrar el avance de ambos genios. La guerra de las corrientes es una película, valga el símil fácil, de luces y sombras, de dioses y monstruos. Una cinta que debería verse en colegios e institutos, pero que queda para el espectador medio como una entretenida aproximación a un episodio relativamente desconocido,  pero relevante, para conocer el mundo de hoy.

La guerra de las corrientes llega a los cines el 10 de enero.

martes, 26 de noviembre de 2019

CITTÀ DE DIO

Corren buenos tiempos para la mafia. Perdón, para la cosa nostra. Al menos en materia de cine. Acaba de llegar a los cines El irlandés, la esperada cinta de Martín Scorsese, una buena muestra del cine de gangsters en torno a la figura de Jimmy Hoffa a la que la crítica, por supuesto, le sonríe. Pero la cuna de la mafia, cinematográfica o no, es Italia. Y de allí, también basada también en hechos reales, nos llega El traidor.
 Dirigida por Marco Bellocchio, esta coproducción recorre tres países de tres continentes distintos durante dos décadas para contarnos la historia de Tommaso Buscetta, un miembro de la familia que tras ser detenido en Brasil fue extraditado a Italia y allí tomó la decisión de colaborar con la policía, llegando a ser un testigo clave en el macrojuicio contra los cabecillas de la mafia siciliana orquestado por el juez Falcone.
Historia dura sin paliativos la película nos regala parte de los tópicos del cine mafioso como las grandes fiestas (en este caso con motivo del día de Santa Rosalía) o la vida de lujo, pero no pierde veracidad ni crudeza al mostrar tanto los crímenes más terribles como los cuestrionables métodos de interrogatorio policiales (impresionante el realizado a bordo de dos helicópteros), destacando el atentado que acabaría con la vida del juez Falcone, mostrado como si estuviéramos a bordo del asiento trasero del vehículo en el que moriría el tristemente famoso magistrado. Un microcosmos terrible que sabe partir de lo concreto (la vida y detención de Buscetta) a lo plural (el juicio) para volver a la parte que suele quedar en el tintero, la vida fuera de la familia mafiosa pero, para desgracia de nuestro "héroe", nunca lejos de ella.
El traidor es una película de esas que consigue enganchar al espectador desde el primer momento hasta una conclusión casi dos horas y media después que no se hace larga. Cine rodado con inteligencia nos encontramos ante un impecable ejercicio de estilo, con un inteligente uso del montaje y de una banda sonora que no se limita a ser un mero acompañamiento (el coro de Nabucco durante la sentencia o esa canzona que despierta los demonios del pasado durante lo que prometía ser una agradable velada familiar). Un gran envoltorio para unos personajes fuertes brillantemente interpretados desde un protagonista que descubrirá de la manera más dura posible la importancia de la familia a unos secundarios inolvidables como ese mafioso que solo sabe expresarse en siciliano profundo o esa dolorida viuda que promete el perdón...solamente si los culpables se suicidan primero.
Películas como esta El traidor demuestran que el cine centrado en la mafia italiana todavía tiene mucho que decir, hermana en espíritu a otros retratos de controvertidos personajes reales como la muy recomendable Il divo o Loro, ambas de Paolo Sorrentino. Puede que las familia italoamericana del tronco de Sopranos y Corleone nos hayan conquistado, y que los cárteles latinoamericanos hayan creado tendencia en la pequeña pantalla pero El traidor, una película que consigue tanto hacernos sonreir como inquietarnos profundamente, ha llegado dispuesto a dar la palmada sobre la mesa, y lo consigue.
El traidor llega a las pantallas españolas el 6 de diciembre.

domingo, 24 de noviembre de 2019

FUNDIR LA FLOTA

Hablar de Roland Emmerich es hablar de cine coral con catástrofe al fondo. Cierto que desde ese pelotazo con mayúsculas que fue Independence day ha llovido mucho (más de 20 años, que se dice siempre) y que Emmerich ha salido en más de una ocasión del tópico de la acción desviándose sobre todo al campo del cine histórico con cintas como El patriota o Anonymous. Pero ha llegado el momento de que ambos mundos se unan y ¿que mejor campo de batalla que la II Guerra Mundial?. El resultado: Midway.

Todas las constantes que solemos identificar con el cine de Emmerich están aquí: un múltiple reparto, con nombres más conocidos como Woody Harrelson o Patrick Wilson y otros menos como Ed Skrein (aunque lo hemos podido ver en taquillazos como Deadpool), enfrentado a la amenaza nipona en el frente del Pacífico, con todos los aviones, acorazados y por supuesto explosiones que uno se pueda imaginar, añadiendo al cóctel de la batalla propiamente dicha el bombardeo de Pearl Harbor (pero no se asusten, poco o nada tienen que ver con la película homónima de Michael Bay).
Pero, en contra de lo que podríamos pensar al encontrarnos con esta cobinación de tema y director, el trabajo de Emmerich, un autor que sigue demostrando, nos gusten sus historias y no, su buen hacer combinando escenas de multitudes y elaborados efectos especiales, demuestra haber dejado ligeramente atrás esa suerte de patriotismo barato que nos pasmó en la película más conocida, Independence day, para acceder a un cine más adulto. Aun sin evitar que hablamos de una película de bandos bien definidos no encontraremos banderitas a cascoporro ni inflamados discursos patrióticos sino que la película prefiere adoptar una mirada más global para explorar el trabajo tanto en el frente propiamente dicho como detrás de la línea de combate, en especial de los servicios de inteligencia. Aunque por supuesto el enemigo japonés tiene mucha menos voz y voto que su homólogo estadounidense (y, quitando en la primera escena, ambientada en un banquete en el que participan soldados de ambos bandos años antes del conflicto, pecan en exceso de arrogancia, así como se ajustan al tópico del perfeccionismo y honorabilidad nipones), cediendo el protagonismo y por supuesto la victoria a un ejército en el que no hay tonos grises.
No es lo único que el nuevo trabajo de Emmerich ha dejado atrás. Huyendo de la exaltación de lazos familiares de sus anteriores trabajos en la línea (y es que las familias se prestan mucho al cine de catástrofes) Midway se mete directamente en harina, con un ritmo ágil en el que, aunque no cuesta adivinar material cortado (y eso que hablamos de una película de cerca de dos horas y media...aunque en la filmografía de su director no es de las largas), destacan las impecables escenas de combate aéreo. No renuncia a muchos de los tópicos del cine bélico, como ese personaje que coloca la foto de su familia y de paso se come un chicle cada vez que sube a su avión o aquel que en pleno fragor de la batalla se baja del coche, emite una exclamación horrorizado y vuelve a subir a su vehículo metiendo prisa, para más inri, al conductor, así como recursos algo manidos como ese final en el que nos cuenta el destino de los personajes reales con fundido a sepia de algunos fotogramas de la película. Pero logra un resultado entretenido y equilibrado acorde a una historia como la que desea contar.
Midway es una más que correcta cinta bélica, con buenas dosis de espectacularidad y un envoltorio de calidad, aunque lejos de esos clásicos del género al que nos ha acostumbrado la meca del cine. Una película que quizás no llegue a conquistar con las historias personales de sus personajes, movidos entre el deber y la enganza, pero plenamente recomendable para disfrutar de combates aéreos en todo su esplendor, un aspecto en el que la cinta consigue dar un altísimo do de pecho.
 Midway llega a los cines españoles el 5 de diciembre.

viernes, 22 de noviembre de 2019

ARRÁSTRAME A ELIZONDO

Para aquellos que se quedaron con hambre, y tal vez algo desencatados, tras El guardián invisible, la nueva película protagonizada por la inspectora Amaia Salazar, Legado en los huesos, llega para  sumergirnos en lo que se revela como auténtica saga, con una historia con muchos puntos en común con su predecesora pero que oculta más de un as en la manga.

Fruto lógico del boom de la trilogía del Baztán, libros que además de para películas han dado para una nueva entrega en forma de precuela, editada recientemente, así como para adaptación en cómic, Legado en los huesos es la continuación estricta de su primera parte, presentando a una protagonista que se enfrenta, tras finalizar su baja maternal, a un caso de profanación así como las consecuencias de otro que resolvió en el pasado pero que en realidad ocultan un asunto mucho más siniestro y que nuestra protagonista apenas empieza a adivinar.
Planteada como auténtico nudo de una historia que promete mucho más (sin arriesgarme a hacer spoilers diré que termina con un prometedor continuará) esta secuela, con menos lagunas que la película original (en la que intuíamos un trasfondo que probablemente conoceríamos mejor en las novelas), retoma a una protagonista de pasado turbulento que descubrirá nuevas claves de este a lo largo de la trama, un pasado con ecos sobrenaturales cercano al universo de la brujería que sabe beber del folklore y resultar convincente sin horadar en exceso (aunque sin dejarlo del todo de lado por supuesto) en esos ya populares psicópatas de elaboradas puestas en escena a los que nos ha acostumbrado el cine de Hollywood y producciones patrias recientes como El silencio de la ciudad blanca.
Pero ante todo nos encontramos ante una historia de misterios, de esos que aunque parecen varios acabarán apuntando en la misma dirección. El guión sabe administrar sus claves con buen ritmo, logrando una historia envolvente para cuyo disfrute no resulta imprescindible (aunque sea recomendable) haber visto la primera parte, aunque adivinamos no sea así de cara a una tercera que ya está rodada.
Sin arriesgarme a hablar de su fidelidad a un texto original que desconozco de primera mano Legado en los huesos supone una trama de misterio entretenida, con falsos sospechosos y revelaciones bien dosificadas así como un desenlace que aunque podría haber tenido mayor fuerza gracias a un recurso tan agradecido como la inundación que sufre el pueblo en el que discurre buena parte de la historia, consigue enganchar al espectador lo suficiente para desear conocer el final definitivo, gracias a una protagonista con carisma y unos villanos que pueden dar mucho juego.
Una película más que recomendable para los amantes de los misterios sangrientos con toque sobrenatural, una vertiente que ya ha conseguido convertirse en subgénero por méritos propios, y que aun sin ser una gran innovadora consigue regalarnos un par de horas entretenidas con una historia bien orquestada que supera a la primera parte y que deja en el tintero lo justo para que volvamos a por más.
Legado en los huesos llega a los cines el 5 de diciembre.

miércoles, 20 de noviembre de 2019

EL ODIOSO UNO

No hace mucho se estrenó Sordo, una curiosa cinta que conseguía, con mayor o menor fortuna, trasladar el espíritu del western a la época de la Guerra Civil. Aunque en los años cuarenta la guerra como tal empezaba a quedar atrás parece que hay algo en la aridez de los campos y el clima de violencia latente que invita a pensar en el género cinematográfico norteamericano por antonomasia. Y es que es inevitable pensar en en ello al disfrutar de una película como Intemperie.
Basada en la novela homónima de Jesús Carrasco Intemperie es una particular road movie en la que un niño huye de la casa de el capataz, un poderoso terrateniente que le había adopatado, para encontrar una nueva vida en la ciudad. Lleno de recursos pero solo y vulnerable a las acciones de los adultos el niño tendrá la suerte de toparse con un rudo pastor que intentará ayudarle mientras su antiguo patrón les pisa los talones.
Tormentoso viaje iniciático en un mundo asolado por la sequía y en la que la amenaza puede ocultarse en cualquier esquina Intemperie podría ser fácilmente un western de manual o incluso una cinta de corte apocalíptico. Villanos de gatillo fácil y territorios comunes, como el pueblo de braceros del que parte nuestro protagonista o la estación de tren abandonada en la que se desarrolla el desenlace, son buenos punto de anclaje.
Pero este sería solamente el referente cómodo de una película que tiene mucho de fábula moral, con unos personajes que no tienen siquiera nombre, como mucho un apodo, y que constituye una inquietante reflexión sobre la bondad, aquella de los extraños de la que hablaba Blanche Dubois, y la maldad, esta encarnada por uno de los villanos más terribles que nos ha dado el cine más reciente. Un hombre que aunque en principio puede hacernos dudar con alguna pincelada de amabilidad (el episodio de la liebre) se revela rápidamente como un hombre sin corazón capaz de grandes bajezas morales y que oculta un secreto más terrible todavía.
Intemperie es una película que engancha gracias a unos personajes que rápidamente consiguen hacerse tanto con las simpatías como con las antipatías del espectador. Desde los personajes adultos, unos Luis Tosar y Luis Callejo que saben convertirse en unos atípicos pero poderosos ángel y demonio, al niño interpretado por el joven Jaime López que ya dió muestra de su buen trabajo en Techo y comida, sus actores consiguen con brillatez hacer real una historia tremendista de esas que conmueven al espectador y que eclosionará en un final digno del mejor western con tiroteo incluído en el que resulta fácil incluso dejarse llevar y advertir al héroe de la función de la presencia de un armado villano.
Benito Zambrano no es un lego en materias de historias de posguerra: La voz dormida es buen testimonio de ello. Y un trabajo como Intemperie es una prueba más de sus buenas formas. Una historia en la que la sombra de un pasado terrible no abandona el alma de sus personajes, pero en la que estos deciden si seguir dominados por lo que han dejado atrás.
  Intemperie llega a los cines el 22 de noviembre.

lunes, 18 de noviembre de 2019

CUANDO LOS NARCOS BAILEN FLAMENCO


El mundillo del crimern inventado por Hollywood ha creado escuela. Es fácil disfrutar de cualquier película o serie de hampones, narcotraficantes y similar no estadounidense y aun así ver a huella de la meca del cine solamente que trasladada a otras tierras. Hace relativemente poco pudimos verlo en escenarios de la Galicia profunda en la muy recomendable Quien a hierro mata, de Paco Plaza. Ahora otro Paco, Cabezas, nos trae una historia de crimen y venganza con aroma a hierbabuena y flamenco con Adiós

La pared de una cárcel con una foto familiar, una estampa religiosa y un escudo del Betis es uno de los primeros planos de esta película, y francamente, quizás uno de sus mejores resúmenes. Adiós nos cuenta la historia de un preso en régiñmen de tercer grado cuya hija muere en un terrible accidente de tráfico el día de su primera comunión. Un episodio terrible que va a traer de vuelta los demonios de un pasado que intenta superar en el peligroso clima del barrio de las 3000 viviendas., y más cuando su afán de venganza choque con toda una trama de corrupción más grande de lo que siquiera puede intuir.
Un arranque de esos que enganchan para una película dura, inclemente, que no escatima en mostrar la violencia más explícita en medio de una acción vertiginosa, heredera del trabajo de su director especialmente en el campo de la pequeña pantalla estadounidense y que aquí encuentra un nuevo campo de acción en escenarios de fuerte sabor local, con un sentido del ritmo y del montaje que constituyen lo mejor de la película.
Pero también nos encontramos ante una película en ocasiones atropellada, cuyo guión en tiende a perderse en plena orgía de sangre mientras vacila en el drama de unos personajes a los que sus intérpretes intentan sacar todo el jugo (se les perdona hasta un acento sevillano que en más de una ocasión va y viene), destacando secundarios como una Mona Matínez en el papel de matriarca Santos que resulta sencillamente escalofriante y se reserva alguna de las mejores frases del guión.
Adiós es una historia que nos suena en un entorno que a pesar de su familiaridad choca con el espíritu de una trama que nos invita a pensar en otros lares. Una trama de personajes que se diluye en terrenos de una acción que se lleva la parte del león, a pesar de la presentación de un conflicto que invita a un intenso drama de personajes. Podrámos hablar de una cinta mucho más profunda pero Adiós se queda en eso: un proceso de duelo nada silencioso que se convierte en un auéntico tsunami presto a arrasar los bajos fondos, llevándose parte del trasfondo de sus heridos personajes con él.
Adiós llega a los cines el 22 de noviembre

jueves, 14 de noviembre de 2019

HIJOS DE UN MAL MAYOR

Cualquier forma de expresión artísitica es hija de su tiempo, sí o sí. El asunto es que a unas se le nota más que otras. En tiempo de revueltas en tantas zonas del globo, de Hong Kong a Bolivia pasando por tantas otras, como nos recuerda cada día el telediario, y por supuesto todavía de chalecos amarillos tenía que llegar tarde o temprano una cinta como Los miserables
 Amiga de metáforas poco sutiles, desde su título, en el que se incidirá en uno de los diálogos de su cinta, a un cachorro de león que va a tener notable peso en la trama, Los miserables es desde su arranque en las celebraciones de la victoria en el mundial de fútbol una reflexión, o casi sería mejor decir una muestra del poder de las masas.
Dirigida por Ladj Ly, cuya obra anterior comprende además del documental A viva voz el corto homónimo con el que comparte elenco protagonista, la película nos muestra el conflicto en un barrio de las afueras de París entre la policía y sus habitantes, gentes de estracción humilde y de las más diversas nacionalidades y entre las que se se encuentran, como bien señalan los primeros, más de un antiguo "cliente". Un foco que es un auténtico polvorín al que en ningún momento deja de añadirse pólvora, cuyo estallido llega de la mano, en un día de tantos, de la detención de un adolescente acusado de robar un animal del circo recién llegado a la ciudad.
Los miserables se detiene más en las circustancias que en las motivaciones de sus propios personajes. Encarnados por unos actores bien dirigidos, pero de los que conocemos poco un pasado del que apenas si vemos unas pinceladas y que tienen más voz para discutir que para profundizar en sus propios sentimientos la película nos muestra un fresco urbano y mutable marcado por la fatalidad.
Una historia que bebe continuamente de los tópicos del cine de policías de Hollywood, desde el leivmotiv de la llegada del novato con buenas intenciones (en este caso veterano pero profano en un entorno como en el que se mueven sus nuevos compañeros) al dualismo poli bueno-poli malo (que a la larga acaba siendo poli menos bueno-poli peor) paqsando por supuesto por novatadas, puyas entre compañeros y un largo etcétera, pero que incide en la crítica social quizás menos de lo que pretende, aunque sin dejarla en ningún momento totalmente en el tintero mientras se pierde en caminos cercanos al cine negro.
Pero si hay algo que destaca de esta cinta es su fuerza. Una película que sabe manejarse tanto en los grandes espacios, dron mediante (un elemento que no es gratuito en absoluto), a los entornos más claustrofóbicos, sin perder en ningún momento el sentido del ritmo. Con un uso inteligente del montaje y de la música (con cuentagotas) Los miserables sabe sumergir al espectador en ua guerra anunciada, con unos últimos minutos y ene especial un último plano que va a dar que hablar y mucho.
Los miserables es cine social pasado por el tamiz de la buddy movie. Con más peso para la acción que para la palabra nos revela un presente poblado por más de un Javert, en el que hay más aspirantes a Thénardier que Cossettes. Un mundo en el que la violencia con violencia se paga, y en el que los Jean Valjean lamentablemente brillan por su ausencia. Este Los miserables, que comparte nombre con el clásico de Víctor Hugo es como la obra homónima un espejo de su tiempo, pero quizás no tanto como la obra del genio un guiño a la esperanza.



Los miserables llega a las pantallas españolas el 22 de noviembre.

miércoles, 13 de noviembre de 2019

PIRATAS DEL PACÍFICO

Pongamos los puntos sobre las íes. No me considero una neófita en esto del manga y el anime. Viví los "booms" de Campeones, Caballeros del zodíaco y Bola de dragón, y todavía hoy sigo disfrutando con esta última...aunque mis gustos también han evolucionado a obras un poco menos mainstream como las Junji Ito, Suehiro Maruo, Shintaro Kago o Hideshi Hino. Y me siguen haciendo gracia las barrabasadas de Shin chan, que narices. Pero en el caso de One piece me sucede lo mismo que en el de Pokemon, nunca me han llamdo lo bastante como para seguir estas franquicias. Pero no puedo negar que One piece es una de las grandes, una de esas sagas que, como Naruto, hasta el que no es un amante del tema conoce aunque sea mínimamente. Y por supuesto ha llegado su turno en la pantallas grande de los cines españoles con el título de One piece: Estampida.
La trama de One piece es sencilla, como la de tantas series populares: un joven, Monkey D. Luffy, que aspira a convertirse en el rey de los piratas, con la ayuda de su tripulación y los increíbles poderes que le otorga una fruta del diablo. Una historia de amistad, superación y aventuras, nada que nos sea ajeno. Sin embargo nos movamos en el terreno de la piratería, como diría Dorothy, ya no estamos en la isla del tesoro. Que ¡ojo! ambos elementos, isla y tesoro (el one piece del título) los encontraremos en esta película, pero lejos andamos de los clásicos con una historia que, como reconocen sus propios personajes, es una pura locura, con piratas de poderes suprahumanos y bizarros atuendos (hasta hay uno con look payasil).
Con la excusa de una reunión de piratas a gran escala bajo el nombre de Expo pirata la que comienza siendo una enloquecida caza del tesoro, idol incluída, se convierte pronto en toda una batalla campal. Con un ritmo frenético, lleno de diálogos intrascendentes (la mitad relativos a los poderes de cada personaje y su correspondiente nombre...supongo que es algo habitual de la serie, pero es de esas en la que cada uno meciona el nombre de su ataque antes de realizarlo. Para ejemplo esa hercúlea patada bautizada, al menos en la versión original subtitulada, como fémur fragante) y alguna subtrama gratuita (las andanzas de parte de la tripulación protagonista por las cuevas subterráneas de la isla) la historia de estos piratas incansables que se enfrentan a un enemigo irreductible proveniente de su pasado resulta francamente entretenida. Simple, pero engancha.
A pesar de un diseño de personajes feísta, de anatomías imposibles y expresiones dignas de meme, pero tremendamente original especialmente en los atuendos de sus protagonistas (es más, los personajes femeninos de no ser por vestuario o peinado serían casi imposible de distinguir unos de otros) en un tremendo estallido de color One piece: Estampida sigue siendo una eficaz muestra de la animación tradicional. Cierto que el resultado cojea cuando se introducen, especialmente en su tramo final, elementos en 3D, y que la distorsión de proporciones en algunos momentos se nos puede antojar grotesca pero la coordinación de escenas con decenas de personajes en movimiento a la vez, resulta increíble.
One piece: Estampida hace honor a su nombre en un no parar de personajes en lucha que consigue arrastrar al espectador independientemente de si conoce o no el material original. Cierto que, en mi ignorancia, sin duda me he perdido más de un guiño que alegrará a los fans de la que es una de las series más populares de Japón con más de 450 millones de ejemplares vendidos y más de diez años en antena, pero el desconocimiento no resulta impedimento alguno para disfrutar de una historia tan falsamente trascendente como alocada, con toques de humor y un sentido de la acción imparable. Para amantes del anime y los que no le hacen ascos a una buena batalla.
One piece: Estampida llega a los cines el 15 de noviembre.

martes, 12 de noviembre de 2019

VAN GOGH SENSEI

La relación entre dos mundos aparentemente tan dispares como Van Gogh y el arte japonés puede llamar la atención a más de uno, pero cualquiera que haya profundizado un poco en el arte de finales del XIX sabe que la popularidad de los ukiyo-e, las icónicas estampas niponas, fue un factor de relevancia en  el ambiente artístico europeo de este período. A los lazos entre estos ambos mundos se dedica Van Gogh y Japón.

Documental que sabe arrancar de elementos tan emblemáticos de ambos mundos como las cartas a Theo o planos de geishas y carpas Van Gogh y Japón es el apasionante viaje de un artista que jamás llegaría a conocer en primera persona el país del que provenía el arte que tanto le inspiraba. Un amor declarado en más de una carta pero cuya huella puede apreciarse en gran parte de su abundante producción.
Tomando como base la exposición homónima que pudo visitarse en Ámsterdam en 2018, y que recuperaba tanto numerosas obras del artista como un buen número de grabados japoneses, la película es un adictivo acercamiento a un Japón que comenzaba a abrirse sin prisa pero sin pausa a un occidente que lo convirtió en tendencia. Con un cuidado trabajo documental enfrenta al espectador a imágenes tan icónicas como La gran ola de Kanagawa de Utamaro o el autorretrato como un bonzo de Van Gogh, sin perder nunca de vista ni el testimonio del pintor ni el de un buen número de expertos, desde conservadores a artistas de oriente y occidente que aportan su propia visión de una simbiosis que enriquecería notablemente la obra de Vincent Van Gogh y que luego a su vez tendría gran repercusión en el país del que provenía su inspiración décadas después de su muerte.
Van Gogh y Japón sabe hilar una propuesta original, sabiendo generar interés por dos campos tan distintos como atrayentes, renuciando por completo a elementos tan habituales del género documental como son las recreaciones para dejar que se exprese la imagen pura y dura, combinando las más conocidas con otras más anónimas como el cuadro Cangrejo de espaldas.
Van Gogh ha sabido ser un sospechoso habitual en el mundo del séptimo arte con películas como El loco del pelo rojo , Loving Vincent o Van Gogh, a las puertas de la eternidad. Pero su nexo con la cultura japonesa también ha sabido tener su rinconcito en una película tan recomendable como Los sueños de Akira Kurosawa en el episodio Cuervos. La base de estos curiosos seis grados de separación podemos disfrutarla en Van Gogh y Japón.

Van Gogh y Japón llega a nuestras pantallas, dentro de la nueva temporada Los grandes del arte en el cine, por tiempo limitado el 18 de noviembre.

lunes, 11 de noviembre de 2019

EL CUENTO DE LA MATRIOSKA

Lo más probable es que una mujer alta, espigada, de tez blanca y cabello tan rubio, incluídas cejas y pestañas, que parezcan blanco se nos antoje la protagonista de un cuento de hadas. Nada más lejos de la realidad en el caso de Una gran mujer (Beanpole), la historia de dos supervivientes de la II Guerra Mundial que se enfrentan a unos nuevos tiempos.
Ambientada en el Leningrado de 1945 Una gran mujer (Beanpole) está muy lejos de tratarse de un drama de corte político. Historia de dos mujeres, amigas desde su intervención en el frente, que ven como las cicatrices de una guerra terrible todavía pueden hacer mella en su presente, especialmente en una vertiente tan delicada como es la maternidad.
Trabajadoras en un hospital con importante presencia de antiguos soldados las protagonistas se enfrentan al fantasma del hambre (que provoca que un niño pequeño no sepa ya ni lo que es un perro porque "se los han  comido a todos"), de la enfermedad (que puede llevarles a tomar medidad tan desesperadas como las de algún héroe de guerra) y del dolor. Dos mujeres fuertes que se encuentran en tiempos extraños pero que todavía se tienen a sí mismas en un drama potente de gran calado humano.
Un drama que choca con una cuidada puesta en escena y un estilo que recurre a una paleta de colores que puede hacernos pensar en películas tan diametralmente opuestas como Amelie, con su brillante colorido, y una importancia de los primeros planos frente a la profundidad de campo que nos recuerda al del director húngaro László Nemes (El hijo de Saúl), y que parece chocar con una película de sentimientos crudos, desencarnados, en la que la parte más violenta muchas veces se nos escapa del plano pero no por ello resulta menos terrible.
Una gran mujer (Beanpole) es ante todo una historia de personajes que ante circustancias inesperadas, auque no sean únicamente por cuestión pura y dura de supervivencia, toman medidas inesperadas. Una historia original que, aunque parece perder ritmo en numerosos momentos de su relato (aunque este ritmo pausado en más de una ocasión justifique su importancia a medida avance la trama) consigue sorprendernos con sus giros argumentales y unos diálogos de dureza bien entendida (la brutal conversación entre aspirantes a suegra y nuera en un ambiente que choca notablemente con los escenarios en los que se ha desarrollado el resto de la cinta). Una película incruenta pero hiriente con una trama que demuestra una vez más que la guerra no termina en el campo de batalla.
Una gran mujer (Beanpole) llega a las pantallas españolas el 20 de diciembre.

jueves, 7 de noviembre de 2019

EN LA PLAYA SOLO DE DIA

Hay pocas experiencias tan terribles como perder a un hijo. Es más, recuerdo haber oído en dos películas de estreno, una española y otra americana, en menos de una semana que lo es tanto que ni siquiera, como sí sucede en los casos de huérfano o viuda, existe un nombre para ello. Madre nos lleva a este estado diez años después de la pérdida.
La magia de los premios (mejor corto en los Goya de 2017 y nominación el año siguiente a los Óscar) hace que Madre de Sorogoyen ya les suene a más de uno. Revisión y prolongación del corto homónimo esta nueva Madre (que no Madre!, el polémico trabajo de Aronofsky) recupera a la protagonista del mismo para volver a contarnos la angustiosa historia de esta mujer que asiste por vía telefónica al drama de su hijo perdido de seis años en una playa desconocida. Unos minutos de una gran inmensidad emocional que son apenas el aperitivo de la historia de esa misma mujer que durante los diez años siguientes ha intentado rehacer su vida junto a la misma playa en la que desapareció su hijo con un nuevo trabajo, una nueva casa y una nueva pareja, pero a la que no dejan de atormentar unos demonios que jamás se fueron y que adquirirán una nueva fuerza cuando ella conoce a un joven surfista francés que tendría la edad de su hijo si este no hubiera desaparecido y que le recuerda poderosamente a este.
Madre es estrictamente una película de personajes. Personajes rotos, heridos por el destino y las malas decisiones. Una puesta en escena sobria en la que la cámara mantiene la estabilidad solo para enloquecer en las escenas de mayor tensión (la última visita al chalet, la discusión en el coche...) dando peso a unos protagonistas terriblemente humanos que se sienten tan perdidos a nivel enmocional como el niño cuya pérdida abre la cinta y que pueden reaccionar de modos tan inesperados como violentos. Roles complejos interpretados por un elenco de actores que constituyen los mejor de la película y entre los que sin duda destaca su protagonista Marta Nieto, que sabe dar vida a todos los matices de una mujer a la que la vida ha convertido en una fiera tranquila pero todavía dispuesta a morder.
La película no abre nuevas encrucijadas respecto al episodio que le da pie y que constituía toda la trama del premiado corto. No nos darán nuevas pistas sobre que ocurrió con el pobre niño perdido ni nos mostrará el duelo inmediatamente posterior de sus padres. Esta nueva historia se permite abrazar una distancia prudencial de diez años (más de de los que tenía el pequeño, habiendo pasado más tiempo sus progenitores sin él que con él) para contarnos una historia de redescubrimiento que se mueve en la compleja línea entre el perdón y la venganza con ligeros toques de (falso) incesto. Un interesante giro inesperado que, aunque en má de una ocasión pierde el vibrante ritmo que abre la cinta e incluso se pierde en cortes intimistas que además de aportar poco a la trama lastran el relato, explora la psique de sus personajes sin hacer que el espectador nunca pierda del todo el interés en una historia que no remienda el pasado pero sí puede abrir una puerta a un futuro esperanzador...o sumirla en una mayor tragedia.

Madre llega a los cines el 15 de noviembre.

martes, 5 de noviembre de 2019

NOCTURNEANDO 2019 ( y 4)

Con retraso, pero no por ello con menor importancia, ha llegado el momento de dar las últimas puntadas al Nocturna, Festival de cine fantástico de Madrid de este año.
Una cita anual de cuyo desenlace no pude disfrutar por causas ajenas a mi voluntad (y es que todavía no he podido dar con el truco de estar en dos sitios a la vez) pero que dió para mucho.
Para empezar los premios.
Amigo, esa inquietante cinta que parece demostrar una vez más que en el caso del espíritu humano en ocasiones hay que abandonar toda esperanza, se alzó con los galardones a mejor película, director y protagonista (David Pareja). Una historia que deja una poderosa sensación de déjà vu, pero que gana enteros gracias a su pareja protagonista, con un Javier Botet que nos deja uno de sus trabajos más potentes.
Little monsters, heredera de la mejor comedia zombie se llevó los premios a la mejor actriz, la oscarizada Lupita Nyong'o, guión (con una mención para la sueca Koko-di, Koko-da http://monigotorium.blogspot.com/2019/10/nocturneando-2019-3.html ) , premio del público y Blogo de oro. Cuatro galardones para una comedia blanca aunque bañada en sangre que sabe hacernos reir a mandíbula batiente con la historia de una pizpireta profesora de parvulario que esconde más de una sorpresa y un músico en plena crisis de madurez que alteran sus roles para conseguir salvar a la clase del sobrino del segundo de un estallido zombie. Buen ritmo y un ingenioso guión que nos deja perlitas como esa inquietante marioneta de rana zombificada.
En cuanto a los técnicos The furies, slasher con un peculiar giro que lo hermana con el mundo de las distopías a lo gran hermano, se llevaría el premio a los efectos especiales con su sangrienta contibución al género. Una película que abre un potente camino a una segunda parte, pero que en ocasiones parece perder el ritmo que pide una historia de adolescentes enfrentadas a una horda de psicópatas enmascarados.
Y de postre premio Dark visions a Echoes of fear y para los cortos Hopes (nacional) y Lay them straight (internacional).
Este fue el gran remate para cinco días de cine, en cuyos dos últimos días también hubo tiempo para el homenaje a Alex Proyas con la proyección por el 25 aniversario de El cuervo distopías con ecos de The twilight zone tan interesantescomo Vivarium.
Solo cinco días...pero el próximo año esperamos mucho más. Ya contamos los días.

lunes, 4 de noviembre de 2019

Y DONOSTI ERA UNA FIESTA

Aquellos que bautizaron fiesta del cine esa oferta (que se agradece y mucho) de entradas a 2,90 € durante 3 días no tenían muy claro de que hablaban. Aquellos que conozcan La Semana de Cine Fantástico y de Terror de Donosti posiblemente concluirán, como yo, que frente a la cita donostiarra se trata de una denominación ambiciosa.
Para los novatos, como es mi caso, este festival es una experiencia completamente nueva. Cintas de rabioso estreno, algunas de las cuales se han podido ver hace apenas semanas o incluso días en festivales como Sitges o el madrileño Nocturna, pueden verse con un espíritu jocoso más próximo a la CutreCon. Cine que se disfruta a tope pero en las antípodas de cualquier sesión de filmoteca, convirtiendo la cinta más terorífica en cachondeo puro y el drama en comedia, y que hacen de la semana una adictiva y anarquista comunión cinematográfica que se ama o se odia pero que, no se puede negar, es auténtica diversión.

Cintas como la triunfadora en Sitges El hoyo o las galardonadas en Nocturna Amigo, fábula con más mala leche que espíritu fantástico y con una vez más increíble Javier Botet, Little monsters, en la que podemos descubrir como la música puede salvarnos de los zombies siempre que un ejército armado no se lo impida, o The furies (que parece augurar secuela), premieres como Deathcember o el regreso de Hideo Nakata al universo Ringu Sadako han podido disfrutarse estos días, entre las que destacaron las premiada por el jurado Bliss, un lisérgico viaje al mundo de la creación artística y Extra ordinary, que se alzó sorprendentemente con el premio del público (en especial por tratarse de una película proyectada a las cinco de la tarde y solo con subtítulos en euskera, lo que hizo disminuir ligeramente el número de espectadores), justo por delante de Why don't you just die!, que estuvo casi hasta el último momento como favorita, y El hoyo.

Pero no solo del largo vive el hombre (y la mujer). En el campo de los cortos hubo de todo, de la ciencia ficción al terror (a los que se sumó la película Deathcember compuesta de 24 cortometrajes en forma de particular calendario de adviento), con galardones para El fin de todas las cosas (español), Maestro (animación), Turn (fantástico europeo, haciéndose candidato para el Méliès), Stray (jurado) The burden (público), O.I. (jurado joven) y La última Navidad del universo (español del público) así como mención para The boogeywoman.
En cuanto a los invitados el festival hizo extraños compañeros de cama. A los equipos de Darlin', Deathcember, El hoyo o la cinta de clausura Ventajas de viajar en tren (http://monigotorium.blogspot.com/2019/10/enajenados-en-un-tren.html) se sumó la presencia del sensei del j-horror Hideo Nakata, pura amabilidad en persona, que trajo la que es ya su cuarta película dedicada a la terrorífica Sadako Yamamura (y que se soprendió notablemente ante el espíritu del festival) así como la de invitados tan dispares como Fernando Esteso, con ocasión de la proyección del muy recomendable documental Sesión salvaje, sobre el cine popular español entre los 60 y 80 (que se estrenará este año y que consiguió lo que casi nadie logra en la semana:que el público la disfrutara en un respetuosos silencio que solo rompían las carcajadas), o Massiel, cuya canción El amor acompaña una de las escenas más sorprendentes de la película Ventajas de viajar en tren.
Y de postre muchas actividades paralelas como el concurso de disfraces en Halloween, el miniconcierto del grupo Havoc y por supuesto exposiciones como la dedicada al dibujante Topor, el homenaje a H.R. Giger Creators of legends o la imprescindible Paul Naschy: una autobiografía en imágenes (en la que tengo el placer de haber participado con un par de ilustraciones  http://monigotorium.blogspot.com/2019/07/flores-de-aconito.html) que todavía pueden disfrutarse durante unos días más. Sin olvidar, por supuesto el ciclo dedicado al Folk horror que
ha dado pie además para un imprescindible volumen coordinado por Jesús Palacios, con rinconcito para clásicos antiguos y modernos como The wicker man o The witch.
La Semana de Cine Fantástico y de Terror de Donosti cumple así 30 años.... no es tarde para subirse a este tren de la bruja. Que el cine es un asunto muy serio, pero es bueno tomarlo a risa.