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jueves, 29 de agosto de 2019

CON PERDÓN

Si hay un buen ejemplo de como la globalización va cambiando el mundo con el paso del tiempo pocos ejemplos se me ocurren más representativos como la primera escena de la película china So long, my son (Hasta siempre, hijo mío), el de una playa con niños jugando ante cuyo fondo se recortan un niño y su mochila de Mickey Mouse, quizás el mejor ejemplo de como algunas cosas cambian...aunque otras no tanto.
Wang Xiaoshuai, director de La bicicleta de Pekín, nos sumerge en un drama que abarca varias décadas, contando la historia de dos familias amigas que verán como su universo se trastoca por un terrible accidente. Auténtico mosaico que se mueve entre varios planos temporales la película va desenredando con calma una madeja que nos presenta tanto las consecuencias emocionales de este hecho como los antecedentes que hacen que el golpe sea todavía más terrible. Un viaje en el que las políticas tanto económicas como familiares impuestas por el gobierno chino van a ser esenciales a la hora de minar unas relaciones en las que las familias no lo son únicamente de sangre.
So long, my son es una película incisiva, dolorosa, especialmente en una parte central sencillamente brillante que muestra la vertiente más crítica, socialmente hablando de la película, frente a una introducción quizás demasiado alargada y un arco final, que a pesar de parecer en un primer momento forzado logrará dar auténtica clausura a todas las subtramas presentadas a lo largo del metraje. Pero a pesar de un sentido del ritmo que en algún momento puede parecer repetitivo, sumado a una duración de casi tres horas, amén de algún giro pretendidament inesperado que casi podemos adivinar, So long, my son consigue enganchar, con unas interpretaciones magnéticas y una historia que consigue remover la conciencia del espectador.
Un espejo de como China, al igual que sus personajes, va cambiando, aunque algunas cosas continuen igual (el plano de la estatua de Mao) filmado con mimo. Una puesta de escena sobria, en ocasiones con imágenes casi apagadas, en otras de una brillantez que se antoja artificial, parca en música extradiegética, pero que nos regala planos tan hermosos como el del desenlace en el balcón o el contraplano de la visita al cementerio, hacen de esta una película con un delicado apartado visual tan sutil como cuidado.
Un drama eficaz que no entiende de épocas ni fronteras a la hora de calar en el espectador, pero que pone rostro, aunque sea de ficción, a la tristemente célebre política del hijo único, con una historia que en su aparente sencillez consigue impresionar.

So long, my son llega a las pantallas españolas el 27 de septiembre.

martes, 27 de agosto de 2019

ODISEA PLASTICAL

No lo neguéis: todos sabíamos que tarde o temprano esto iba a pasar. Una película protagonizada por el que para muchos ha sido el juguete emblemático de nuestra infancia, y que probablemente todavía ronde por nuestras casas, incluso aunque no tengamos niños pequeños, por fin ha llegado a la gran pantalla. Creo que no hacen falta más pistas...llega a la gran pantalla Playmobil. La película.
Vale. El título no es para tirar cohetes, pero en su día ya se estrenó una tal La Lego película y a pesar de su título se convirtió en un pequeño clásico por derecho propio. Sí, sé que está feo hablar de la competencia así de entrada, pero es inevitable que este fantasma nos visite al hablar de una producción sobre un juguete que lleva calando por estos lares mucho más que los lego pero que en los últimos años y gracias a cintas lanzadas directamente al mercado doméstico dedicadas a franquicias como Marvel, DC, Star Wars o Parque jurásico, amén de las estrenadas en cine (las dos partes de la original así como Batman la Lego película o La Lego Ninjago película, cuyo título ya parece un trabalenguas) han conseguido comerle buena parte del terreno...al menos en cuanto a cine se refiere.
Pero Playmobil la película llega dispuesta a presentar batalla con vikingos, piratas y hasta dinosaurios. Bajo la batuta de un experimentado animador de Disney, Lino de Salvo, un cineasta que ha trabajado en cintas como Frozen o Enredados, y para el que este film supone su debut como director, Playmobil la película se erige como una película francamente atractiva visualmente. Un inteligente diseño de los personajes, que adapta tanto modelos clásicos de la franquicia como crea otros nuevos son la mejor carta de presentación de una cinta magníficamente animada que en ningún momento olvida las limitaciones de los modelos de playmobil, regalándonos momentos tan deliciosos como aquel en el que la protagonista intenta adaptarse a su nuevo cuerpo de plástico, especialmente a sus inexistentes articulaciones (algo que por suerte se aparca casi a continuación para optimizar el ritmo de la historia) y dando el do de pecho en los números musicales.
Sí... nos encontramos ante uno de esos títulos pródigos en canciones, pero aunque la mayoría son pegadizas y alguna francamente buena, Playmobil la película no encuentra su camino en el territorio del musical, con personajes que no cantan en el momento en el que realmente lo piden sus emociones, sino simplemente para presentarse, restándole al género una de sus características básicas. Claro que esta no es un espectáculo meramente musical. La película dedicada a nuestras queridas personitas de plásticos es ante todo una cinta de aventuras, con una reflexión ligera sobre como el afrontar las obligaciones de la vida adulta pueden hacer como uno abandone sus sueños, aunque un acto repentino (en este caso un giro mágico que aquí no llegarán a explicarnos y que nos aproxima a clásicos infantiles como El mago de Oz). Destellos de lo que podría haber resultado esta cinta de apostar por una trama más adulta o incluso por un sentido de la ironía que aquí brilla por su ausencia podrían haber hecho que nos encontrásemos ante una de las grandes cintas de animación de este año, pero la película opta por dirigirse casi únicamente a los más pequeños, con un desarrollo lineal en exceso que esconde entre numerosos guiños formales a películas como La guerra de las galaxias (la despedida previa al gran final entre la protagonista y su amigo el robot, con ecos de Una nueva esperanza o esa villana que es puro Jabba el Hutt cola incluída) o Gladiator.
Playmobil la película es sin duda una aventura más que entretenida para los más pequeños de la casa, a la que, como al catálogo de los juguetes que la protagonizan, no le falta de nada, ni siquiera las incorporaciones de los últimos años como los espías o las hadas. Pero también es una película que no sabe sacarle todo el partido a sus magníficos recursos, haciendo que desconecte un público adulto que ha demostrado que con las combinaciones adecuadas puede disfrutar hasta más que los críos con las cintas animadas de corte inicialmente infantil. Sin ser una cinta fallida en absoluto, y con un gran envoltorio visual podría y, es más, debería ser mucho más...lo que no quita que esta se convierta en una de las opciones más recomendables para disfrutar de las últimos días de las vacaciones de verano.

Playmobil la película llega a las pantallas españolas el 30 de agosto

lunes, 26 de agosto de 2019

RETRATOS DE UNA FICCIÓN

La mera mención de un argumento en la que alguien hace pasar a un desconocido/a por su pareja para librarse de dar explicaciones a una familia cuyo objetivo inmediato en la vida es ponerle las cadenas del matrimonio es uno de los puntales básicos de la comedia romántica...consiguiendo generalmente que el protagonista, enemigo de cualquier compromiso, acabe cayendo en lo que estaba evitando desde el principio de la cinta. Lo particular llega cuando no hablamos de una comedia, ni siquiera de una cinta de Hollywood. Hablamos de una coproducción indo-germana-estadounidense y su título, más breve que su procedencia, Tu fotografía.
Eso sí, mentira y casualidad siguen siendo buen germen para el cine romántico, aun alejado de su vertiente de comedia. Así Tu fotografía nos cuenta la historia de un fotógrafo al que su abuela del pueblo amenaza con dejar de tomar su medicación si este no acepta que le encuentre una candidata seria a esposa ante lo que él, preocupado por la salud de la anciana y sin ganas de relacionarse tan íntimamente con una desconcocida, decide engañarla eniándole una carta en la que le cuenta que él ya tiene pareja, adjuntando además la foto de una mujer a la que ha fotografiado en su trabajo. Por supuesto la buena señora decidirá pasarse por Bombay a conocer a su flamante aspirante a nuera pero por el destino o por suerte nuestro héroe volverá a cruzarse con la chica, logrando además que ésta decida ayudarle haciéndose pasara por su novia.
Este punto de partida, en una India en la que todavía son clave los matrimonios concertados, y que puede que a más de uno le haga recordar ese episodio de Los Simpsons en el que Apu hace pasar a Marge por su esposa para librarse de su compromiso matrimonial, en este caso no da para comedia, aunque nos regale un buen puñado de momentos simpáticos e incluso divertidos (como aquellos en los que conocemos a los numerosos compañeros de piso del protagonista), sino que se convierte en una excusa perfecta para confrontrar dos mundos antagónicos, algo a lo que tambíen llevan acostumbrándonos durante siglos las historias románticas.
Una mujer moderna, con estudios, pero cuya trayectoria dominan unos orgullosos padres, por supuesto intentando encontrarle pareja entre sus conocidos de parecido nivel social, haciendo que a pesar de tener junto a ella a toda su familia en más de una ocasión se pierda en su propia soledad. Un hombre de pueblo, que suple la falta de medios con ingenio y esfuerzo y que, a pesar de vivir alejado de sus raíces sigue firmemente unido a su comunidad. Dos personajes inicialmente distintos pero que en su mentira logran encontrar el camino a algo más, haciendo que el otro les haga darse cuenta de lo que les falta a sí mismos. Unos personajes que se nos antojan reales, en una trama agridulce sin prisas.
Quizás sea este sentido del ritmo lo que más lastre esta trama. Hay momentos en lo que la película parece hundirse bajo el peso de la cotidianeidad, haciendo que el espectador menos devoto del drama oriental pueda desconectar fácilmente del film, pero de la que nos sacan ocasionalmente escenas tan surrealistas como el diálogo entre el fotógrafo y un fantasma o detalles tan llamativos como la presencia de ratas en los cines de Bombay, pero no estamos ante una película de acciones, sino de personajes. Momentos que creemos preludiar en la trama nunca llegarán, pero sus protagonistas nos dejarán con ganas de saber más sobre ellos como esa abuela sencillamente deliciosa que nos hace comprender por qué su nieto se esfuerza tanto por complacerla. Una historia para amantes del cine romántico falsamente convencional y una película que, de haberse hecho en Hollywood, ya tenía abierta la puerta a una segunda parte.


Tu fotografía llega a las pantallas españolas el 30 de agosto

viernes, 23 de agosto de 2019

28 MINUTOS EN GLOBO

Dos familias hambrientas de libertad. Un régimen tiránico. Un método de escape que parece absurdo pero al que se abrazn como a un clavo ardiendo. Parece todo un caballo ganador de Hollywood ¿verdad?. Y más si se da el caso de que, para postre, se basa en hechos reales. Pues bien, en cuanto a este caso no es así. Viene de Alemania y su nombre Viento de libertad. 
Dirigida por Michael Herbig, un cineasta cuya carrera parece bastante alejada en espíritu al caso que nos ocupa, con títulos como Vicky el vikingo o la animada El reino de los chiflados (sí, esa en la que el yeti secuestraba a Sissí emperatriz. Sí, prometo que esta cinta existe), Viento de libertad nos lleva a la Alemania del este de 1979 para contarnos la rocambolesca huída de dos familias en un globo aerostático de fabricación casera.
Partiendo de un primer intento de huída infructuoso la película adopta un lenguaje cercano al thriller para mostrarnos tanto las argucias de sus protagonistas para intentar ser descubiertos como las complicaciones que entraña el encontrar un sistema de escape, mientras el círculo de los investigadores se cierra sobre ellos. Una trama que realemente consigue enganchar, aunque se conozca el episodio real en que se basa, consiguiendo transmitir con eficacia la (comprensible)  paranoia en la que caen sus protagonistas mientras buscan un futuro mejor para ellos y sus hijos, aunque se permita metáforas tan poco sutiles como la de la escena de la cometa cayendo.
Viento de libertad es una película que sabe perfectamente en que liga está jugando, contando además con una buena dirección artística y un eficiente elenco de actores (entre los que destaca sin duda ese malo malísimo que es el jefe de investigación, un incansable alto cargo del partido capaz de jugar con todas sus cartas para lograr lo que desea, como se ve en el revelador interrogatorio a dos pobres soldados que no han cumplido con su labor tan eficientemente como desearáin sus superiores). Una producción en la que se aprecian los buenos medios, pero a la que no le cuesta caer en manierismos que en muchos momentos la alejan del drama humano y la convierten casi en una cinta de espías al uso, con un fuerte aroma hollywoodiense, algo que se aprecia especialmente en su sentido del ritmo, montajes, empleo de la banda sonora y en el uso de recursos como el de esa horrible escena que finalmente resulta ser una mera pesadilla o el equívoco en la recepción del hotel.
Más que cine de denuncia de una terrible realidad de la que el propio Hollywood nos ha dado su visión en cintas como El puente de los espías o la clásica Un, dos, tres mientras la propia Alemania nos ha presentado cintas tan sobrecogedores como La vida de los otros, Viento de libertad se revela más cercana al cine de entretenimiento, con momentos que se ajunstan bastante al viejo espíritu de la planificación del crimen perfecto. Una película que se disfruta sin remover excesivamente la conciencia, aunque un punto de partida como el suyo daba de sobra para ello.


Viento de libertad llega a las pantallas españolas el 6 de septiembre

jueves, 22 de agosto de 2019

MILLION DRONE BABY

¿Qué ha sido de Leónidas? Ese vigoroso espartano, creador de tendencias (al menos en el mundo del cosplay), que creó un antes y un después en la carrera de un Gerard Butler que, con alguna excepción (y eso que en una película como El fantasma de la ópera de Joel Schumacher demostró que habría que tenerlo muy en cuenta en el campo del musical, que no solo de Hughs Jackmans vive el hombre) parece haberse consagrado al terreno del cine de acción puro y duro como demuestra, una vez más, Objetivo: Washington D.C.
Tercera parte de una saga que podríamos bautizar como Objetivo (Objetivo: la casa blanca y Objetivo: Londres. Creativas traducciones de las originales Olympus has fallen, London has fallen y Angel has fallen) Objetivo: Washington D.C es una de esas películas que para disfrutarlas no es preciso haber visto las entregas anteriores, a pesar de conservar género y protagonistas.
Cinta de acción pura y dura la trama tira del tema del falso culpable, poniéndonos en una sintonía con algunos referentes muy actuales (por no faltar no falta ni ese villano que habla de hacer de América algo otra vez...) para contar como tras un atentado fallido contra el presidente que deja a este en coma nuestro héroe es acusado de ser instigador del mismo en alianza con las fuerzas rusas y perseguido tanto por sus antiguos aliados como por los verdaderos perpetradores del ataque que pretenden impedir que este se vaya de la lengua. Con escenas tan originales como la del ataque con drones contra el presidente, encarnado por Morgan Freeman (papel que ya ha encarnado en otras cintas como Deep impact y al que como siempre consigue aportar una presencia única) la película apuesta por terrenos ya conocidos, con abundantes explosiones y diálogos salidos del manual del buen tipo duro del cine de acción, con alguna incongruencia de esas que harían enrojecer a un caminonero incluída.
Objetivo: Washington D.C es una película simpática, sin excesiva originalidad pero con personajes carismáticos, aun en su nuevo rol de viejos dinosaurios con dientes todavía para morder (ojo, que aunque Butler roce la cincuentena los diálogos suenan a proyecto de prejubilación), y un guión cuyo trazado adivinamos desde el primer momento.
Una película para amantes del cine de tiros, de buenos y malos, entre los que sobresale que es ese Nick Nolte como antiguo soldado al que en su día se le fue la cabeza pero al que solo conseguirán arrebatarle el arma de sus manos frías y muertas (y que nos regala un toque de humor en una escena intercréditos que no hay que perderse), de persecuciones y espectaculares explosiones. Puede que pierda un poco de ritmo hasta el momento en que el personaje de Butler descubre realmente quien le ha metido realmente el problema en que se haya y empieza su proceso de limpieza de nombre-venganza, pero una vez encauzada consigue regalarnos un buen rato de entretenimiento al viejo estilo, el mismo que disfrutarían, de ser espectadores, sus propios protagonistas.
 Objetivo: Washington D.C. llega a los cines el 31 de agosto.

miércoles, 21 de agosto de 2019

CENSURADOS ANÓNIMOS

¿Lo echábais de menos? otro año más la sala Artistic metropol (Cigarreras 6) nos trae la que se ha convertido en una de las marcas de la casa: la VII Muestra lo + prohibido.
Una nueva reunión con lo más oscuro del séptimo arte con historias capaces de tocar el lado más sensible del espectador más curtido, un banquete de películas para la que la palabra tabú existe...aunque, sencillamente, su significado no les importa.
 El ciclo se abrirá el jueves 22 a las 21:45 con La sexta alumna, de Benja de la Rosa, con parte de su equipo presente, pero este solo es el aperitivo de tres días, del 23 al 25 de agosto en el que no faltarán nombres clásicos como el director Lucio Fulci (La sombra de Lester) o la saga Guinea pig (American guinea pig: bloodshot), cubriendo todo un espectro de cinematografías de Italia (Violación en el último tren de media noche) a Japón (Naked blood) pasando por Francia (Dans ma peau) o EE.UU (Eat), entre otros.

Y por segundo año volverán los premios Bonobo, con la proyección de los cortos:
Mondo Delirondo de Paco Clavel y Juan Sánchez
The Sohos King de Antonio Mayans
Quítate el moño de Yurena y Jorge Lérida
El aliento de Celia de Miguel Angel Barroso
La extraña de Luisa Torregrosa (Ganadora del 3er premio del público)
Mundo demonio y carne de Sergio Pazos
Sí es sí de Laura Notario (Ganadora del premio del jurado)
IReligeoux de José Martos Arroyo (Ganador del premio del público)

Cuatro días que culminarán con la cinta francesa Les raisins de la mort de Jean Rollin. Cintas malditas, para todos los gustos o según algún reticente, para la falta de este, que componen un controvertido pero delicioso espejo de la libertad de expresión en el cine, y que, para más de uno suponen la única oportunidad de disfrutar de cintas como éstas como se merecen: en pantalla grande.
Más información y programación completa en https://artisticmetropol.es/web/ 
 

martes, 20 de agosto de 2019

NO HABRÁ PAZ PARA LOS ANCIANOS

Un hermoso mejillón es aplastado por un puño sin razón alguna. Este es el plano nada sutil que abre una película de título tan explícito Quien a hierro mata, una película en la que Paco Plaza abandona, al menos hablando de su trayectoria en la pantalla grande, el terror para contarnos una trama de narcos gallegos en la que una decisión que parece fortuita puede cambiar para siempre la vida de unos personajes a los que nunca relacionaríamos con un universo tan oscuro.


Sería fácil hablar de Quien a hierro mata como una mera cinta de venganzas, algo a lo que ya nos han acostumbrado el cine coreano y la cinematografía más reciente de Liam Neeson. No hablamos de un caso tan sangrante, aunque el líquido vital acabará por unirse a la función. También sería fácil hablar de una cinta sobre el mundillo del narcotráfico, temática últimamente tremendamente populara gracias a la pequeña pantalla con cintas como Narcos o Breaking Bad. Pero al igual que nos enseñaron estas series, lo importante está en las pequeñas historias y las relaciones personales. Quien a hierro mata es ante todo una historia personajes. De un enfermero, un Luis Tosar que muestra a la vez su lado más luminoso y más oscuro, que debido a su encuentro con un hombre, un narco hoy anciano que decide pasar la última etapa de su vida en la residencia en la que este trabaja, va a sacar a las luz los demonios más hirientes de su pasado. De un anciano enfermo, encarnado por un inmenso Xoán  Cejudo en uno de sus últimos papeles, que a pesar de parecer indefenso esconde más de un as en la manga. De dos hermanos a la sombra de su poderoso padre pero que intentan expandir su imperio sin aceptar consejos. Un bien elegido elenco de actores que consigue dar vida a unos personajes capaces de morir matando y que consiguen tanto sorprenderse entre ellos como al mismo espectador.
Quien a hierro mata es una película rodada con mimo, que no elude las metáforas (del primer plano de su metraje a esa luz roja, hija del giallo, que baña a Tosar cuando remata un acto para el que no habrá vuelta atrás) y sabe hacer un inteligente uso del montaje y la puesta en escena (algún flashback nos va a remitir a su anterior cinta,Verónica, eso sí), incluso cuando recurre a elementos tan inesperados como una canción de Julio Iglesias. Una película que sabe sacar lo mejor de unos buenos materiales, de su poderoso sentido del ritmo y de una historia que nos resulta a la vez familiar y ajena.
Puro cine negro con sabor gallego, de ese que consigue hacernos empatizar con amigos puntuales del crimen perfecto y a la vez mostrarnos el lado más aterrador de un universo que durante mucho tiempo ha sido el pan nuestro de cada día en más de un telediario. Una cinta que consigue casi de inmediato conectemos con sus personajes, que nos riamos con sus réplicas y temblemos ante sus decisiones, que los veamos como seres terrblemente humanos pero que parecen abocados a una fatalidad digna de una tragedia griega. En esa liga, heredera magnificada del cine quinqui, en la que nos ha introducido, aunque en un dispar paisaje, películas como El niño, Quien a hierro mata se revela como caballo ganador. Un duro viaje a una Galicia en la que lo único dulce es el acento.
 Quien a hierro mata llega a las pantallas el 30 de agosto

miércoles, 14 de agosto de 2019

BAJO EL CENOTE

Un verano sin su película de tiburones, de estreno o de reposición, es como un jardín sin flores. Un género que desafortunadamente para sus sucesoras rompió el molde hace ya más de 40 añazos con un Tiburón que no se ha llegado a superar pero que periódicamente nos da alguna alegría a sus fans con un festival de animalitos bien dotados para el mordisco capaces de llegar por agua salada, dulce e incluso por aire. Hace apenas un par de años un nuevo giro llegaba con A 47 metros, la historia de dos chicas atrapadas en la jaula que, irónicamente, les protegía de los tiburones...y llegando en el mejor momento posible, pleno veranito, llega su secuela: A 47 metros 2.
A 47 metros 2 (que no cuadrados), traducción simplificada del más explícito 47 meters down: uncaged conserva del original el protagonismo femenino, la presencia de tiburones con malas pulgas y el factor claustrofóbico. Pero el terreno ha cambiado mucho, llevando a cuatro nuevas heroínas adolescentes a unas ruinas mayas sumergidas en las que se cuelan sin conocimiento paterno y que se van a enfrentar no solo a la posibilidad de morir ahogadas en un territorio cuya salida desconocen sino a un tiburón blanco que parece encontrar en ellas una excelentes candidatas a aperitivo.
Lidiando ligeramente con los terrenos del terror sacrílego, en una vertiente lejana de Las ruinas o La pirámide (eso de ir de excursión a una necrópolis de cualquier cultura en estos casos no suele ser muy buena idea, por bonita que sea...claro que desde Midsommar ya no es buena idea ni ir a sitios en inicio tan tranquilos como Suecia) la película gana enteros por el clima de tensión que genera, sacándole el mejor partido posible a unos escenarios de postal que poco a poco se van tornando más cercanos a la grieta que nos presentó otro viejo amigo del terror, James Wan, en su Aquaman.
 En un continuo zigzag que va ganando ritmo a medida se van acotando las posibilidades de huída y la amenaza se va tornando más real la película consigue ser puro entretenimiento, a pesar de diálogos que dan para juego de chupitos (beban cada vez que alguno de los personajes digan que están atrapadas, van a morir allí o similar), un escualo ligeramente más cutre de lo esperado y unas actuaciones simplemente correctas para el género A 47 metros 2 es una película que da simplemente lo que promete.
Con un tramo final que es una pura locura aspirando al más difícil todavía (inenarrable...solo falta el Megalodón de la cinta homónima) esta secuela consigue estar por encima de su original, renunciando a esas alucinacionese fruto de la descomprensión que eran el sello de la primera y ampliando notablemente el radio de acción en una cuenta atrás que parece marcar la duración del aire de las bombonas. Una película de terror que es pura diversión para el verano en un subgénero que, si no existiera, habría que invertarlo.



A 47 metros 2 llega a las pantallas españolas el 15 de agosto.

jueves, 8 de agosto de 2019

PIRADOS EN LA NIEBLA

Suele pasar casi siempre pero especialmente cuando hay que pasarse las tardes de calorazo en el trabajo o condenados a quedarse en agosto vigilando los adoquines de la ciudad a más de uno se le llena la boca al hablar de las vacaciones de verano de la infancia, esas de casa en el pueblo, playa entrañable y/o piscina a todas horas. El que las tuvo, por supuesto. Valeria Bruni Tedeschi reconoce partir de un recuerdo de este calado, de los días de estío en una urbanización de la costa azul a la hora de enfocar su última película, con un título que no lleva a engaño: La casa de verano (Les estivants en su versión original).
Mucho de teatral hay en esta película que lidia entre la comedia y el drama sentimental. Tres actos perfectamente separados más un brumoso epílogo que, siguiendo en su mayor parte la regla de la unidad de lugar (solo el comienzo del primero y el epílogo se desarrollan fuera del título, amén de una breve pero intensa escena en la estación de tren) se despega completamente de las de tiempo y, sobre todo, de acción, para contarnos la historia de una familia de esas que se reunen en vacaciones sin dejar que sus propios demonios se tomen unos días de asueto.
La trama une un grupo variopinto de personajes, cada uno con su pequeño momento de gloria, que no ser por su lazos familiares o laborales resultan terriblemente inconexos. Con una separación amos/criados (visto el desarrollo de la historia, y como estos levantan sus muros entre ellos me permitiré esta anticuada denominación) marcadísima, que casi podría hacernos pensar, unido a este carácter teatral en el que no faltan ni las rupturas de la cuarta pared (esa cómica comida con incidente al que asiste Celia, la hija del personaje encarnado por Bruni Tedeschi, en lo que inequívocamente es un patio de butacas), que asistimos a un texto, u homenaje, al género dramático del XVII. Una película intenta abarcar un puñado de temas tan variopintos como la lucha de clases, las desigualdades laborales, los nuevos tipos de familia o por supuesto el amor/desamor, picoteando intermitentemente entre multitud de historias, tantas como unos personajes que en más de una ocasión parecen perderse por el camino (irónicamente como ese Bruno cuya desaparición solo descubren cuando ya puede ser tarde), y creando un conjunto tan heterogéneo como sobrecargado.
No solo, y no es necesario que la propia directora-actriz-guionista lo reconozca como tal, nos parece asistir continuamente a pinceladas autobiográficas sino también referenciales. En más de un momento podemos asistir con mayor o menor fortuna a elementos que parecen guiñar el ojo a Fellini, escenas surrealistas (incluso ese plano del jabalí podría hacernos pensar en la fauna que aparece en las películas de Paolo Sorrentino), y un humor bufo deudor de más de una añorada comedia que no acaba de arrancar la sonrisa del espectador, pero, al igual que sus temas, no consiguen añadir al resultado una profundidad a la que no cabe duda aspira.
La casa de verano es una película irregular en su sentido del ritmo. Podemos encontrar en ella momentos de brillantez, como esa noche de amor al compás del bellísimo Duetto buffo di due gatti, o esa absurda charla en la piscina que consigue transmitir altas dosis de tensión, y una maravillosa selección de acompañamientos musicales, algunos interpretados interdiegéticamente, con temas tan conocidos como los de La flauta mágica. Pero el resultado final además completamente ajeno a una comedia veraniega al uso (lo cual de entrada no es malo, en absoluto) se antoja un alargado y extravagante volcado de memoria que no acaba de conectar con un espectador que ve como la historia se retuerce sin avanzar en una trama que parece satisfacer, tal y como sucede en esa escena del arranque en la que la protagonista presenta su proyecto cinematográfico para la aprobación de financiación, a sus creadores que a su público potencial.


La casa de verano llega a las pantallas españolas el 15 de agosto.

lunes, 5 de agosto de 2019

CINEMA INFIERNO

Hay documentales fascinantes sobre hechos deleznables. Ecos siniestros de una realidad que, aunque creamos ya conocer, consiguen tristemente sorprendernos. Ahí encontramos sin esfuerzo ejemplos como Capturing The Friedmans, pero los Friedmans del título eran unos desconocidos para casi la totalidad del público hasta que los conocimos a través de esta cinta nominada al Óscar. Sin embargo el caso que nos ocupa es muy distinto, porque ¿quién no ha oído hablar de Harvey Weinstein?: productor, millonario, ganador de varios premios de la Academia y depredador sexual. Sobre él versa Untouchable.
Es complicado ser objetivo al hablar de una película como esta. No asistimos a la caída de los infiernos de un personaje conocido, sino a la inmersión en ellos de muchas mujeres cuyos nombres en su mayoría apenas nos suenan gracias a una criatura que desde sus comienzos en el mundo del espectáculo se reveló como una criatura incapaz de reprimir sus bajos instintos, y que se valió de su posición dentro del mundillo para colmarlos de la manera que mejor le pareció. En Untouchable no encontraremos recreaciones, aunque sí unos estéticos planos de lugares similares a los escenarios en los que se desarrollaron sus abusos que ayudan como nada a transmitir una malsana sensación de sordidez, ni el testimonio directo de los nombres más sonados que han salido a la palestra tras la confirmación de lo que en realidad era un secreto a voces, pero sí los espeluznanes relatos de muchas mujeres, tanto actrices como antiguas empleadas de Miramax, la productora enseña de los Weinstein, sobre su desafortunado encuentro con el que parecía ser su ticket para el paraíso y acabó convirtiéndose en su entrada para el infierno.
Testimonios en los que muchas veces el rostro dice casi más que las palabras, como en el mutismo de una de las primeras mujeres que se enfrentó a los deseos del productor, cuando aun este todavía no había entrado en el mundillo del cine, y con escenas tan terroríficas como aquella relatada por una actriz con unos terribles problemas de visión que, simplemente, hay que escucharla para creerla.
Pero Untouchable no es solo una película de aterradoras palabras de mujer. Es un documental que sabe crear además el mosaico de un Hollywood que se desintegra, en el que las alegres fotografías de las numerosas fiestas y presentaciones se ven bajo una nueva luz, y que sabe presentar el ascenso y la caída de un nombre, Miramax, que durante años reinó en el cine independiente y nos trajo películas que son clásicos por derecho propio. Un Hollywood en el que Weinstein consiguió convertirse, en sus propias palabras, en sheriff, y como tal consiguió escudarse en su dinero y posición con la ayuda de muchos que no querían ver nada, convirtiéndose en una dolorosa reflexión sobre el abuso de poder en una factoría que promete sueños pero para muchos se convierten en pesadillas.
Si este año quieren ver una película que les provoque un buen escalofrío olviden Midsommar o la prometedora segunda parte de It. Untouchable  es un documento tan necesario como estremecedor.

Untouchable llega a los cines españoles el 6 de septiembre.

jueves, 1 de agosto de 2019

PROFUNDO...

Hay películas que tienen comienzos de antología. Cintas cuyos primeros minutos podrían ser una minipelicula en sí mismas, y no necesitar más. Rojo es una de ellas. Unos momentos iniciales que nos llevan a los terrenos de la muy recomendable Relatos salvajes y que consiguen sorprendernos con su negrísimo sentido del humor. Si esta espectacular entrada se relaciona con el desarrollo posterior o es una original forma de presentar a su protagonista tendrá que descubrirlo el espectador por sí mismo.
Ácida reflexión sobre los instintos más bajos del ser humano coqueteando con la crítica a los nacionalismos la película se disfraza de cinta de suspense para contarnos una historia de corrupción moral poblada por personajes tan ambiciosos como surrealistas.
Curiosamente también nos encontramos ante una cinta cuidadosamente en 1975 (impagable el anuncio de caramelos) que formalmente se mueve en más de una ocasión en terrenos paralelos al giallo, con escenas tan hermosas como la del eclipse, con una fotografía en ocasiones saturadísima ( ese rojo del título) y una sordidez que en alguna escena parece lidiar con los mundos de los Coen o incluso Lynch.
Rojo no es una película fácil. Sí es una película que sorprende.  Una cinta con mucho sentido del humor en su vertiente más oscura y una historia que, tras su llamativa introducción, tarda en arrancar, pero que consigue intrigar al espectador hasta un desenlace quizás menos catárquico de lo esperado, pudiendo hacer incluso que nos replanteamos si el resto del metraje está a la altura de sus primeros minutos. Una historia que gana más tras apreciar el conjunto de su visionado, haciendo que una gota de sudor frío pueda asaltarnos al comprobar como el abismo nunca deja de mirarnos.
Rojo llega a los cines el 2 de agosto.