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miércoles, 4 de diciembre de 2019

LA PASIÓN DEL SUEGRO


Existe en el mundo de la comedia un territorio donde siempre brilla el sol. No me refiero a la comedia en general pero hay un mundo donde no importan los problemas económicos o las crisis políticas...aunque parta de la situación actual o haya algún gui´ño más o menos punzante la sangre jamás llegará al río y todos volverán a ser tan felices o más de lo que eran. En fin, me encantaría saber que piensan de ello los personajes que pueblan películas como Ventajas de viajar en tren. Y a veces este buenrollismo da hasta para secuela como sucede con Dios mío ¿pero que te hemos hecho...ahora?.
 Continuación cronológica de Dios mío ¿pero que te hemos hecho? (sí, se han currado el título un poquito más que añadir un dos al final pero tampoco demasido) la película nos devuelve a la familia multicultural de la primera entrega recuperando además algún secundario de antología como ese nuevo consuegro más cabezota que ese padre de la novia encarnado por un Christian Clavier que parece haberse hecho ya al rol de madurito rancio (como pudimos ver en la relativamente fresquita Un verano en Ibiza). Con todas las hijas ya casadas, esperando además la pequeña su primer hijo fruto de la boda con que se cerraba la primera parte, es hora que el matrimonio protagonista se enfrente a nuevos retos en forma de unos yernos que parecen más que dispuestos a volver a sus respectivas patrias chicas (una iniciativa que en la mayoría de los matrimonios viene de parte de ellos dejando a sus partenaires femeninas, unos personajes que quedan mucho más desdibujados en esta entrega, limitadas a decir que sí...ay) mientras que, por eso de no dejar mucho el leivmotiv que nos llevó a las locuras de la primera part, el consuegro André se las promete feliz ante la inminente boda de su hija sin sospechar que el novio es otra mujer.
Dios mío ¿pero que te hemos hecho...ahora? es una comedia con mensaje ambiguo, no incidiendo en la pluralidad de culturas frente a la intolerancia sino más bien defendiendo una serie de valores pretendidamente franceses que acaba siendo lo que acabe decidiendo el futuro de los personajes. Destacando su sentido del ritmo y algún gag realmente bueno (la nueva obsesión de la madre con la marcha nórdica o las puyas respecto a las oportunidades para los actores de color, referencia a Omar Sy incluída), nos queda una película que hace reir al espectador con más de un chiste políticamente incorrecto, aunque se desaprovechan personajes como Arash (que queda practicamente eliminado de la función al poco de su aparición) o situaciones como el tour por los países de los consuegros, que solo conoceremos de manera oral, y más de una broma que en otro cotexto podría dar problemas a más de un tuitero se oculte bajo una pátina de buenas intenciones y humor blanco.
Aunque ligeramente inferior, también debida a la pérdida del factor sorpresa, Dios mío ¿pero que te hemos hecho...ahora? no es precisamente una hija del movimiento de los chalecos amarillos. Es una película afín al mundo de la alta comedia, en la que todos los equívocos se pueden solucionar con dinero y/o por vía culinaria y en la que los protagonistas no cambian...si pueden hacer cambiar a los demás. Una cinta que sin duda gustará a aquellos que disfrutaron de la primera entrega, con sus personajes con carisma y un humor con toques absurdos a prueba de bomba. Pero también una advertencia: esto no es cine social. Para esto nos quedan Los miserables.
Dios mío ¿pero que te hemos hecho...ahora? llega a las pantallas españolas el 19 de diciembre.

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