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sábado, 17 de abril de 2021

LOS HUMANOS TERRIBLES

 

En el año 1946, además de estrenarse peliculas como Gilda, El sueño eterno, Qué bello es vivir o El crimen de la calle Bordadores, también nació la revista Fotogramas. Para celebrar sus ya 75 años la veterana publicación decidió, entre varias celebraciones y homenajes, hacer una proyección especial de una cinta del año de su nacimiento, una elección que, como podemos ver, no era en absoluto sencilla.

La elegida es un auténtico clásico, una película fantástica en más de un sentido que consigue hipnotizar con un imaginario visual único. Estrenada en España cuatro años después de su paso por Cannes y generadora en su momento de un innovador reportaje gráfico en la homenajeada revista se trata de una de las obras maestras de su director: La bella y la bestia de Jean Cocteau.

La definición es fácil: se trata de un auténtico cuento de hadas. Aun siendo la primera de toda una serie de adaptaciones, alguna directamente risible, entre las que destaca esa versión animada que encandiló a niños y adultos (de su remake en imagen real mejor ni hablamos), la fábula de Cocteau logró sentar el tono para todas las que habrían de venir después, con su bestia felina y su barroquizante castillo encantado.

Verdadero derroche de imaginación La bella y la bestia hace gala de unos increíbles decorados y dirección artística que parecen salidos directamente de un grabado, a lo que contribuye poderosamente un delicado blanco y negro que hace brillar al personaje de Bella mientras deja a la bestia casi eternamente en la penumbra, y unos creativos efectos especiales herederos directos de esos padres del fantástico que son Méliès y Chomón. Todo al servicio de una tenebrosa atmósfera que hace del castillo una atmósfera mítica que contrasta poderosamente con el hogar de la protagonista, en el que no faltan unas hermanas a la altura de las hermanastras de Cenicienta, reforzando si puede aún más su carácter de cuento.

La misma película pide antes de su comienzo suspensión de incredulidad, para disfrutar de ella como solo hacen los niños. No lo necesita. Habrán pasado ya 75 años pero seguimos estando ante una obra que es pura magia en cada imagen. Puede que alguien piense que algunos elementos han envejecido mal (el efecto de la conversión de la bestia en príncipe...no creo que esté haciendo ningún spoiler) y que algunas, digamos, convenciones sociales nos parezcan más propias de la prehistoria que del siglo en que se desarrolla el film (esa "abnegación" de la protagonista capaz de un celibato laico para servir a padre y hermanos) pero eso también debe entrar en  nuestra órbita de suspensión de incredulidad. La película es deliciosa y esta versión, fruto de una limpieza y remasterización de 2013, saca la mejor cara de esta maravillosa película que supo crear escuela sin dejar de ser un cuento.



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