A pesar de ser clave para entender muchos de los sucesos clave del siglo XX el fotoperiodismo no es un medio que ha tenido excesiva representación en el séptimo arte, dejando más el tema de la fotografía a la hora de caracterizar a personajes inquietantes (Retratos de una obsesión) y moviéndose en el terreno de la ficción.
Sin embargo El fotógrafo de Minamata llega para contarnos un hecho real del que se cumplen en 2021 medio siglo: la publicación por parte de la revista Life de las fotografías sobre las consecuencias de los vertidos en las aguas del pueblo japonés de Minamata. Una contaminación de productos químicos entre los que se encontraba mercurio que envenenó a sus habitantes causándoles episodios de parálisis, espasmos y horribles enfermedades congénitas).
Estamos por supuesto ante una película de denuncia. Tomando como punto de partida la llegada a Japón de un fotógrafo americano en horas bajas encarnado por Johnny Depp, que se enfrentará al drama de un pueblo que se debate entre la necesidad de denunciar y exigir una reparación y el recelo a la hora de presentar su intimidad ante un extranjero, la película no vacila a la hora de presentar los aspectos más trágicos. Es fácil sobrecogerse ante una historia como la que presenta, en especial gracias a la labor del gran elenco de secundarios, en su práctica totalidad de origen japonés, que consiguen transmitir toda una gama de sentimientos a una historia que se mueve entre los tópicos propios de toda cinta que presenta la batalla por una causa justa entre un pez pequeño y una gran empresa, sin esquivar sobornos, amenazas y un largo etcétera.
Pero a la película no le beneficia un protagonista que parece confundir rebeldía y chulería, incidiendo demasiado en sus problemas con el alcoholismo y, aún presentándose más comedido que en algunos de sus papeles más célebres, si llegar a fundirse con un personaje que es clave en la trama.
Esta suerte de Erin Brockovich a la nipona destaca más por lo que cuenta que por sus modos a la hora de contarlo. Aunque intente cautivar con la recreación de las fotos reales y presentar profundas sentencias sobre la relación entre la fotografía y la verdad El fotógrafo de Minamata se pierde en más de una ocasión a la hora de presentar una historia cuya premisa tiene verdadera garra. Eso sí, siempre se agradece el poder descubrir episodios históricos que, de nada ser por el poder evocador del séptimo arte, muchas veces quedan en el olvido del gran público...aunque supongan, como es el caso, una lección que jamás se debería olvidar.
El fotógrafo de Minamata llega a los cines españoles el 30 de abril.
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