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viernes, 20 de enero de 2017

MÁXXXIMO RIESGO

Al cine de espías le ha pasado con los años como al de ciencia ficción; pasó poco a poco de moverse en prístinos e inmaculados entornos para poco a poco irse tornando más oscuro, más sucio...y del que quizás sea el mejor exponente como siempre un James Bond que pasó de pasearse con smoking en invierno o en verano a alternar su prenda fetiche con el parkour en mangas de camisa. Pero siempre hay gente a la que le da por hacer las cosas a lo bestia, y ese es el caso de xXx Reactivated.
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Un nuevo peligro se cierne sobre el planeta cuando, tras robar el dispositivo conocido como Pandora, un criminal no identificado amenaza con estrellar un satelite contra una zona poblada cada 24 horas a no ser que se cumplan sus exigencias. La única esperanza es el ahora oculto agente triple X Xander Cage, adicto y experto en deportes de riesgo, pero solo aceptará si le dejan resolver el asunto a su particuar modo.
Con un título más de cinta porno que de película de acción la ya saga xXx irrumpió en la gran pantalla en 2002 arrasando en los premios Taurus, dedicados al mundo de los especialistas, para contarnos una historia de agentes secretos con el ego igual de grande y los medios igual de impresionantes que otros que ya  hemos visto pulular por el género pero que añadían a un cóctel, que en el caso de esta secuela tampoco renuncia a despampanantes mujeres ni al exotismo (en este caso Filipinas) unas impresionantes escenas de acción de gran espectacularidad y riesgo en la sintonía de los deportes extremos.
Este nuevo xXx, que retoma a su héroe original tras el paréntesis protagonizado por Ice Cubecon una historia de esas con mcguffin informático en la que la historia, frente a unas escenas de acción de esas que compensa ver en la gran pantalla, es lo de menos mientras el espectador, como si del mejor circo del mundo se tratase se queda con la boca abierta con las andanzas de un Vin Diesel que está en su salsa tanto en las escenas físicas como a la hora de interpretar unos diálogos llenos de tópicos  y mucho humor que invitan más a la carcajada que a la sonrisa.
Una película de tipos duros como pocos, de esos que lo son y para colmo se lo creen, con la premisa clara de entretener, sin concesiones, de esas que jamás pasarán a la historia del séptimo arte pero a poco que uno se deje arrastrar por su alocado espíritu y trepidante rirmo, así como por su loco sentido del humor (del que ademá sale airoso un Samuel L. Jackson que además de demostrar como siempre que es lo mejor en lo que hace se permite un par de coñas en torno a Los vengadores) nos garantiza hora y media de placer culpable y, como casi siempre, deja la puerta abierta a una secuela que convierta en mera travesura las locuras de su precedente.





Para amates de la adrenalina en general y buscadores de la diversión sin prejuicios, una película para ver con los amigos y palomitas, y cuantos más de ambos mejor.

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