Caras arrugadas, sonrisas desdentadas...amén de como decían en los Simpson no son cosas que se suelen ver en la revista Novias modernas, son algunas de las características externas de los estragos de la edad, que han dado pie a numerosas películas como las recientes La fiesta de despedida y Ático sin ascensor. Pero si bien en estos dos casos (y más...nos saldría una lista bastante larga) los poseedores de alguno de estos rasgos eran personas encantadoras con los que, independientemente de su edad, no costaba identificarse, el caso de hoy nos remite a derroteros muy distintos...hoy toca el regreso de M. Night Shyamalan al género que le hizo famoso (más bien re-regreso, pero mejor corramos un tupido velo sobre esa muestra de terror botánico, pero sin trífidos, que es El incidente), hoy hablamos de La visita.
Tras años sin hablarse después de haber abandonado la casa familiar para casarse con un hombre mayor una madre decide permitir que sus hijos visiten durante una semana a sus abuelos, a los que todavía no conocen, lo que aprovechará Becca, la mayor, para filmar un documental que reconcilie a su familia. Sin embargo la en principio encantadora pareja de ancianos empezará a demostrar una conducta inquietante, especialmente al caer la noche debido a algo llamado el síndrome vespertino, lo que hará que pidan a los niños que no abanonen su habitación pasadas las 9.30 de la noche.
Filmada en forma de falso documental (una combinación del metraje captado por las dos cámaras de los niños a los que se añaden unos insertos de imágenes nocturnas de la casa que contribuyen a articular la peícula en los distintos días de la semana, cada uno con su nombre) la película es un curioso híbrido de comedia y terror.
Si bien hace unos meses asistíamos a ese combinado similar pero con una dimensión surrealista y con un resultado muy distinto llamado Tusk será la carga cómica de la película la que contribuya a darle un original punto realista a la que es una historia que nos mueve en unos terrenos cotidianos y bajo la mirada de dos niños, que por muy pedantes que sean (las ínfulas de la aspirante a directora son de traca) no dejan de comportarse como tales, con pie para la broma hasta ante los momentos más aterradores (la imitación que hace el niño de su abuela corriendo por casa de noche)
Así, partiendo de elementos que no desentonarían en una comedia familiar será el factor terrorífico el que pondrá la sal a la historia, un terror que en un principio podría parecer el comienzo de una historia dramática sobre como una familia se enfrenta a la enfermedad (la primera señal de que algo no uy normal pasa tiene lugar cuando la niña, desobedeciendo a su abuelo, baja a la cocina pasadas las diez y ve a su abuela vomitando), pero que sin embargo abre toda una serie de comportamientos perturbadores por parte de la pareja de ancianos, en inicio factibles (con toda una serie de paranoias y obsesiones que incluso en algún momento les hace comportarse de manera violenta) o podríamos decir que "comprensibles" pero a los que se unirán otros más inexplicables (la increible agilidad de la anciana) y otros que casi podrían a acercarnos al mundo de los miedos infantiles (esa limpieza de horno qeu es una de las mejores ideas de la película y que, unida al hecho de la obsesión de la anciana por el consumo y la elaboración de dulces casi nos haca pensar en la versión 2.0 de la casita de chocolate...pero no teman, esto no es un spoiler, los tiros van por otros lados)..
La visita es una película que no vacila en cambiar de tono, o casi de género en numerosas ocasiones a lo largo de su metraje. Por un lado el drama familiar (más evidente al principio y al final, así como en las entrevistas destinadas al documental, incidiendo en un perdón que la niña cree unirá a su familia, y al que no renunciará en ningún momento) pasando por la comedia y llegando a un terror que nos deja todo un puñado de buenas escenas como la desasosegante persecución bajo la casa o el tour de force final, toda una pesadilla que se abre con una única frase que aquí no desvelaremos pero que aquí entra por derecho propio en el saco de las sorpresas a las que nos tenía acostumbrados el primer Shyamalan.
Con buen ritmo, unos actores naturales y convincentes (un gran trabajo de los niños pero es la abuela la que se lleva la parte del león con una interpretación que pasa de lo entrañable a lo aterrador...su personaje en numerosos momentos no desentonaría tampoco en una cinta de terror japonés si no fuera porque el pelo que le cae sobre a cara es gris y no negro) y los giros de guión justos en su constante ambigüedad (al igual que sucedía en La huérfana el comportamiento de los abuelos puede considerarse "natural" en distintas fases de algunas enfermedades, pero algunos factores nos pueden hacer pensar que algo sobrenatural pasa en la casa y la verdad no la conoceremos hasta el final), La visita es una disfrutable golosina para los fans del terror y, de seguir por estos terrenos podría ser la señal de que podría volver el Shyamalan que nos sorprendió con El sexto sentido y nos encandiló con El protegido, y eso no es pan comido.
Aterradora historia que empieza como película de normas (no salir de la habitación de noche, no bajar al sótano...) y poco a poco se torna en una locura de esas que agradece el fan del género, y como las buenas galletas con su punto justo de azúcar y sal.
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