Si dejamos de lado, aunque sea brevemente, el cine de terror probablemente sea el cine de espías y agentes secretos el que sagas más largas tiene. Con la saga Bond como punta de lanza y la de Bourne como último gran superéxito (Hay otras por supuesto como la muy recomendable Kingsman, pero todavía no ha dado ni para secuela) en medio nos pilla todo un buen muestrario para elegir. Entre estos dos extremos no podemos dejar de lado las rocambolescas andanzas de Ethan Hunt, ese espia que, ya desde su primera entrega hace ya casi 20 años, nos demostró como una saga de películas puede ir comiéndose el recuerdo (especialmente gracias a las nuevas generaciones) de una recordada serie. Por eso hoy hablamos de Misión imposible: Nación secreta (chan-chaaaaan)
Tras recupersr un peligroso alijo de armas Ethan Hunt se enfrenta a la que puede ser su íltima misión. Mientras se disuelve el FMI y varios de sus agentes son reasignados a diversos departamentos de la CIA descubre que una oscura organización, el Sindicato, intenta sembrar el caos para controlar las gandes esferas. Pero cuando es capturado por este y salvado in extremis por una misteriosa mujer decidirá desaparecer e investigar en solitario para llegar al meollo del asunto...si bien todavía cuenta con la ayuda de sus antiguos compañeros.
Quinta entrega de una serie, que tras parecer hundirse por completo en la segunda parte se revitalizó notariamente a partir de la tercera, Misión imposible recupera a buena parte del reparto de las anteriores películas para darnos una nueva sesión de acción pura y dura con una cucharadita de misterio.
Con todos los elementos que ya se han hecho clásicos a lo largo de estas dos décadas como el uso de las máscaras, las superescaladas de Tom Cruise (que esta vez troca edificios y montañas por un avión en pleno despegue en un comienzo de esos que saben enganchar al espectador), los continuos giros de guión (algo más previsibles que en alguna entrega anterior, eso sí) y el siempre magnífico tema musical de Lalo Schifrin (permitiéndose en esta ocasión el compositor de turno además algunas variaciones en torno a las arias más memorables de Turandot, ópera con mucho peso en una de las escenas principales del film), la película vuelve a gozar del impecable ritmo al que nos tiene acostumbrados la saga, con escenas de acción eficazmente coreografiadas (increíble la persecución entre coche y motos en una calle quizás demasiado estrecha) y una increíble selección de escenarios que nos remiten a las pautas clásicas del género, de la ópera de Viena (con una escena clave que quizás hubiese brillado más al final de la película) a un exótico Marruecos.
Pero si bien en estos aspectos se pueden poner pocos peros a la que está llamada a convertirse en la película de acción de lo que resta de verano en ella no encontraremos ninguna sorpresa, ni agradable ni desagradable.
Sí, ahí está la escena de infiltración que nos deja sin aliento y que ya esperamos desde el descolgamiento de Cruise en la primera Misión Imposible, y también encontraremos una serie de personajes ambiguos de cuya lealtad no podemos dejar de sospechar (desde la maravillosa protagonista femenina al personaje de Baldwin), la persecución de antología y de nuevo a Jeremy Renner (con un papel de menor relevancia que en la primera entrega...¿será el peso de la saga Bourne que no quieren les haga sombra?). Simon Pegg y la siempre imponente presencia de Vighn Rhymes, elementos que se dan punto adecuado a una impecable cinta de espías. Incluso algún elemento extra, como el dar mayor importancia al papel de un Pegg que con sus chascarrillos es casi lo mejor de una cinta que, como vimos en las anteriores películas, no renuncia al sentido del humor, contribuyen a redondear el resultado, pero la cinta no nos da nada nuevo respecto a lo que ya hemos visto. Lo de siempre, pero un siempre impecable y entretenido.
Una nueva vuelta a la que ya es una saga clásica que encantará a sus fans y especialmente a los de un Tom Cruise que sigue en plena forma...para los que busquen una revolución en el género mejor que sigan esperando...
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