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jueves, 22 de agosto de 2024

UNA NOCHE EN EL ALHELÍ. Cerrado hasta el amanecer.

 

A mucho le queda todavía ese estigma de que ir al teatro, ese teatro lejos de esos musicales que acaparan marquesinas y ofertas turísticas, es meramente acercarse a los clásico de corte Tenorio, siglo de oro y similar que le atormentaron en su periplo escolar. Pero a pesar de su belleza la letra del dramaturgo sigue imponiendo de manera traumática...a veces de por vida.
Una noche en el alhelí va por otros derroteros. Quizás una manera fácil de resumirlo sería salvando las distancia, los hermanos Álvarez Quintero conocen a Quentin Tarantino. O, para abreviar, Q. vs. Q, enfrentando sainete y hombres de negro con pistola y maletín de deslumbrante contenido en ristre. Pero por supuesto hay mucho más. 
Obra en un único acto fiel a la regla de las tres unidades la acción empieza a absorbernos antes de que aparezca en escena un solo personaje. El rumor de la radio, que nos informa del hallazgo de un coche de policía en llamas, que resuena entre las paredes de un tugurio de mala muerte bautizado como el alelhí, nos introduce en una trama que va a unir a dos dúos desparejados, dos sicarios que la han fastidiado en su última misión que podrían facilmente haberse escapado de Pulp fiction, y la dueña del bar y su apocada empleada, dos mujeres no precisamente bien avenidas condenadas a resignarse con una existencia miserable, a los que va a unirse la prima de la segunda, una extrovertida trabajadora sexual.
Pero una noche en el alhelí no apuesta por el lenguaje de la tragedia sino por por el de la comedia negra. Unos personajes de ego desbordante y con más lengua que paciencia por supuesto tienen que chocar y lo van a hacer al compás de la radio de madrugada, el alcohol barato y la cocina casera cuando vean que están condenados a pasar la noche juntos hasta que el Sr. Lobo de turno se digne a hacer acto de presencia.
Su ágil y mordaz libreto, políticamente incorrecto y no ajeno a los tópicos, fluye con naturalidad de la boca de unos actores que saben imprimirle un buen ritmo a la trama, haciendo gala de acento el elenco femenino y de un buen dominio de la réplica en conjunto.
Una noche en el alhelí es una pieza que consigue arrancar sin dificultad la carcajada del espectador. Y lo hace con un quinteto de actores (seis si contamos a ese agente de policía fuera de escena que genera un gran momento de suspense de los muchos que articulan la obra) que consiguen destacar tanto interactuando como por separado y de una puesta en escena sencilla pero eficaz, sacando gran partido de un escenario limitado pero que se amplia gracias a los pasillos, aproximándose más si cabe al público, y de la iluminación. 
Una apuesta ideal para los amantes del humor sin concesiones, de los quieran acercarse al lado intimista de la comedia de acción. Una obra de sabor conocido pero cuyos matices sorprenden pero que sobre todo entretiene. Simplemente una noche que se pasa en un suspiro.

Una noche en el alheli puede disfrutarse actualmente en el Teatro Lara. Más en https://teatrolara.com/programacion/una-noche-en-el-alheli


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