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jueves, 1 de agosto de 2024

LA TRAMPA. Su gran noche

 

A pesar de no todas sus películas se ajustan a este género es fácil asociar la filmografia de M. Night Shyamalan al terror. Su última obra , "La trampa", se mueve en terrenos más cercanos a ese tríptico formado por "El protegido", "Múltiple" y "Crystal" que a " El sexto sentido", con una cinta protagonizada por un psicópata de manual que es a la vez héroe y villano de una historia de inesperada ambientación cuyo escenario aspira a convertirse en la ratonera que finalmente lo atrape.

A pocas semanas de que los conciertos multitudinarios de Taylor Swift o Carol G. hayan sido noticia de apertura de telediario, mostrando la capacidad de convocatoria de unas mujeres que arrastran literalmente a toda una generación de fans la película nos conduce a uno de estos grandes eventos al que acuden una entregada adolescente y su complaciente padre. Pero entre canción y canción de Lady Raven, encarnada por una Saleka Shyamalan que también compone e interpreta los temas, vamos a descubrir que este padrazo es un asesino en serie. Y no sólo eso sino que la policía, no sabemos cómo por el momento, sabe, sin más pistas sobre su identidad, que va a acudir al show, lo que van a aprovechar para acordonar el edificio al completo y empezar una auténtica persecución cual gato y ratón. Solo que este ratón de afilados dientes es un hombre de recursos y al descubrir la estratagema sacará sus mejores cartuchos para evitar su detención sin que su hija lo descubra.

"La trampa" usa recursos efectivos. Un villano (saber lo que le hace a sus víctimas rápidamente descarta el apelativo de antihéroe) con carisma, una cinta que respeta prácticamente la unidad de tiempo y lugar aportando dinamismo y unos secundarios que funcionan, desde ese alegre dependiente que no sabe en que berenjenal se mete a esa esposa que consigue transmitir gran intensidad en los pocos minutos que aparece en pantalla añadiendo sal a una película con espíritu de cine de palomitas. Aunque por otro lado un guión con notables lagunas (que dejaré descubra el espectador), con un fragmentado final que se alarga en exceso merman el impacto de una pieza en la que los fans del director, que por supuesto se reserva un cameo, echarán de menos esa sorpresa inesperada a la que nos tiene acostumbrados, si bien se reserva algún golpe inesperado pero lejos de su fuerza habitual. Por no mencionar a un Josh Harnett que llevando el grueso del peso del relato, consigue generar una buena química con el resto de personajes, pero que abusa en exceso de su paso de la sonrisa al ceño fruncido hasta rozar niveles gollumianos.

"La trampa" es una película que se disfruta mejor sin pretensiones, dejándose llevar por una trama de buenos y malos que invierten sus papeles y que no descartamos pudiese dar pie a una hipotética secuela. Una cinta de planteamiento original pero cuyo desarrollo nos deja una continua sensación de déjà vu, aunque si nos permitimos una amplia suspensión de esa incredulidad (sorprende de entrada las continuas entradas y salidas al concierto, nos extraña que vean una canción completa) que nos lleva a plantearnos numerosas preguntas en especial respecto a las decisiones de los personajes, podemos disfrutar de un título que no es lo mejor de su director pero lejos está de esas que han ensombrecido la carrera de un autor que ha creado auténticos clásicos. Pero no debemos temer: después de todo Shyamalan nunca ha renunciado a sorprendernos.

"La trampa" llega a los cines españoles el 9 de agosto.

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