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jueves, 24 de octubre de 2019

NOCTURNEANDO 2019 (2)

El segundo día de Nocturna, el Festival de cine fantástico de Madrid, empezaba de altos vuelos. La Sala Berlanga, al igual que hizo el año pasado con Don Mancini, acogió la clase magistral de Alex Proyas, el invitado de honor de este año. Una sesión en que se habló principalmente de dos clásicos: El cuervo, que el considera el legado de Brandon Lee y que terminó, a pesar del dolor, por él y su familia, y Dark city, un proyecto que le costó mucho sacar adelante a pesar del éxito de la primera. Casi dos horas en las que el cineasta trató temas como la dicotomía permanente en su obra entre luces y sombras, la importancia de la música en sus películas o influencias tan dispares como Kubrick o Akira , así como nos regaló un puñado de anécdotas sobre su trabajo con estrellas como Will Smith.

 Pero Nocturna no sería lo que es sin las proyecciones. La tarde empezó con dos cortos: La virgen descalza, un cuento gótico con una cuidada puesta en escena, y La colleja, reflexión sobre la mala leche cotidiana en la que Sergio Morcillo cambia por esta vez el terror por la comedia.
Fueron los teloneros del documental Memory, que analiza la gestación de ese clasicazo que es Alien. Sumergido en disciplinas como el arte o la filosofía la película nos presenta una nueva visión en ocasiones perfectamente disertada como en el caso de las referencias a Francis Bacon u otras películas de los años 50 o 60 mientras que en otras se mueven por terrenos más peregrinos. Imprescindible para los fans desde luego.
Tras el sensible corto El fin de las cosas y varias sesiones de origen fundamentalmente americano (del norte y del sur y con la excepción de Urubú) Nocturna regresó a Europa con la italiana Il signor Diavolo, una siniestra fábula que nos devuelve al diablo más tradicional. Rodada con mimo y una excelente puesta en escena la película arranca con fuerza con la historia de un investigador que debe probar que ninguna persona vinculada a la iglesia influyó en un niño que mató a un vecino alegando que era el diablo en persona. Una película que parece de otra época que, aunque pierde parte de su ritmo en su segunda parte se consolida como una de las cintas más originales del festival.

Tras toda una tarde ante la gran pantalla la noche trajo la última sesión del día. Tras el corto Tu último ía en la tierra, una divertida vuelta de tuerca al tema de los viaje en el tiempo que acaba de ganar el premio Paul Naschy en Sitges, se proyectó Z. A pesar de su nombre la historia no tiene nada que ver con los zombies sino que es el relato de como unos padres descubren que tras el nuevo amigo imaginario de su hijo puede ocultarse una criatura maléfica. Con un buen arranque y algunos momentos de tesión bien sincronizados sin embargo la película va poco a poco pegándose a los tópicos del género, arrancando más de una carcajada involuntaria hasta llegar a un desenlace que se alarga en exceso, pudiendo haber cortado la historia con más tino unos minutos antes. 

Y así nuevamente comenzó la pausa de la noche...hasta el día siguiente. Todavía quedan tres días.

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