Aunque de entrada pueda no parecerlo cualquier expresión artística es hija de su tiempo. "Justicia artificial" no puede ajustarse más a ese término y, en este caso por partida doble, aunando dos mundos que ahora son pura carne de telediario como son la justicia, en el marco del derecho que no superheroica, y la inteligencia artificial. La grapa destinada a unirlas es un thriller de manual.
Pieza especulativa, la película nos presenta una España en la que se ha convocado un referéndum destinado a decidir si se aprueba que todos los procedimientos judiciales se decidan a manos de una compleja IA. Si bien no marca fecha concreta y el apartado futurista se reduzca a la asesoría, que no decisión, de una IA en los juicios y una automatización casi total de los medios de transporte y vigilancia que hacen que el futuro que presenta pudiera ser pasado mañana por la tarde la idea inquieta por su poso realista.
Pero la cinta no es un documental (aunque su director sí trató el tema en uno) sino que apuesta por una historiaa más convencional, presentando una trama en la que la principal artífice del proyecto y que todavía duda si se están apresurando muere en extrañas circunstancias, propiciando que una juez, vieja conocida suya, se vea envuelta poco a poco en una trama de corrupción con encuentros clandestinos e inesperados aliados y cambios de chaqueta.
"Justicia artificial" se mueve entre un debate ético que puede dar mucho juego y lo convencional, aunque lo aborda de manera desapasionada, con unas interpretaciones que se mueven en una frialdad de la que pocos personajes escapan, como esa protagonista a la que finalmente atrapa la angustia, y una fotografía con tendencia a la monocromía cuyo cromatismo básico nos acerca más a la ciencia ficción distópica. Una película ambiciosa, pero que no saca todo el partido posible a una idea ganadora, a la par que lastra su ritmo con las numerosas escenas de práctica de natación de su heroina.
"Justicia artificial" se erige como una película correcta pero abarca más que aprieta. Jugueteando con varios géneros y dejando la puerta abierta al diálogo posterior a su visionado esta es una de esas obras que podría haber dado para mucho más, con un buen plantel de actores y la actualidad por bandera. Pero se queda en un juego detectivesco en el que el espectador va por delante de sus personajes y le deja con las ganas de lo que pudo haber sido y por poco no llegó a ser. Que el público la juzgue.
"Justicia artificial" llega a los cines el 13 de septiembre
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