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lunes, 2 de diciembre de 2019

HERMANO AHMED HERMANA LUNA

Al cine de acción de Hollywood, ese que cambiando poco o nada su lenguaje súper regresa para entretenernos le da por elegir los enemigos de sus héroes en bloque. Hay temporadas en que todos son antiguos nazis y nuevos simpatizantes, otras en que les da por monstruos alienígenas y en algunas por terroristas islámicos. Claro que en los tiempos que vivimos las cosas se han puesto muy serias para bromear, en un género que es entretenimiento puro y duro, con según que asuntos (¿Quien aprobaría ahora la producción de una cinta tan recomendable como Mentiras arriesgadas?...aunque todavía hay un paso más allá y ese es 4 lions...hay que verla para creerla). La bofetada de realidad llega con cintas como.ls belga El joven Ahmed.
 Hay personajes que suscitan compasión por su juventud. Por hallarse en esa edad convulsa cuyas hormonas les hace convertirse en auténticas esponjas susceptibles de acabar adaptando un mal camino. Este es el caso de Ahmed, un estudiante cualquiera al que su relación con un imán integrista trastoca completamente su carácter, convirtiéndole en una persona obsesionada con la higiene y los horarios de oración, que empieza a condicionar su relación con las personas que lo rodean, algo que en realidad es solo la superficie de una certeza más terrible: se empieza a convertir en alguien capaz de cometer un asesinato en nombre de su fe.
Acercamiento realista a un mundo que nos muestra de resulta ajeno El joven Ahmed es una película que duele, con un protagonista que consigue crear poco a poco repulsión en el espectador y un desenlace que nos deja más de una duda.
Una película que resulta a la vez mosaico de una comunidad fuertemente enraizada en Bélgica (revelador la discusión en torno a los métodos de enseñanza del árabe) que se debate entre la tradición y la modernidad, viendo además como la amenaza fundamentalista se cierne sobre unos jóvenes que han nacido y se han criado allí.
Con su trama dura que sabe crear un buen clima de suspense (en el sentido más hitchcockiano del término, pincho artesanal mediante) nos encontramos ante un guión conciso, rodado con fluidez pero sin estridencias, que sabe remover conciencias. Cierto que se echa de menos alguna faceta ( no queda más que preguntarse qué habría pasado de hacer que nuestro protagonista entrase en contacto con un imán de talante diferente al cobarde manipulador con el que trata) pero resulta un excelente pie para el debate que no da tranquilidad al espectador en ningún momento.
El joven Ahmed llega a los cines el 5 de diciembre.



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