Eso sí, mentira y casualidad siguen siendo buen germen para el cine romántico, aun alejado de su vertiente de comedia. Así Tu fotografía nos cuenta la historia de un fotógrafo al que su abuela del pueblo amenaza con dejar de tomar su medicación si este no acepta que le encuentre una candidata seria a esposa ante lo que él, preocupado por la salud de la anciana y sin ganas de relacionarse tan íntimamente con una desconcocida, decide engañarla eniándole una carta en la que le cuenta que él ya tiene pareja, adjuntando además la foto de una mujer a la que ha fotografiado en su trabajo. Por supuesto la buena señora decidirá pasarse por Bombay a conocer a su flamante aspirante a nuera pero por el destino o por suerte nuestro héroe volverá a cruzarse con la chica, logrando además que ésta decida ayudarle haciéndose pasara por su novia.
Este punto de partida, en una India en la que todavía son clave los matrimonios concertados, y que puede que a más de uno le haga recordar ese episodio de Los Simpsons en el que Apu hace pasar a Marge por su esposa para librarse de su compromiso matrimonial, en este caso no da para comedia, aunque nos regale un buen puñado de momentos simpáticos e incluso divertidos (como aquellos en los que conocemos a los numerosos compañeros de piso del protagonista), sino que se convierte en una excusa perfecta para confrontrar dos mundos antagónicos, algo a lo que tambíen llevan acostumbrándonos durante siglos las historias románticas.
Una mujer moderna, con estudios, pero cuya trayectoria dominan unos orgullosos padres, por supuesto intentando encontrarle pareja entre sus conocidos de parecido nivel social, haciendo que a pesar de tener junto a ella a toda su familia en más de una ocasión se pierda en su propia soledad. Un hombre de pueblo, que suple la falta de medios con ingenio y esfuerzo y que, a pesar de vivir alejado de sus raíces sigue firmemente unido a su comunidad. Dos personajes inicialmente distintos pero que en su mentira logran encontrar el camino a algo más, haciendo que el otro les haga darse cuenta de lo que les falta a sí mismos. Unos personajes que se nos antojan reales, en una trama agridulce sin prisas.
Quizás sea este sentido del ritmo lo que más lastre esta trama. Hay momentos en lo que la película parece hundirse bajo el peso de la cotidianeidad, haciendo que el espectador menos devoto del drama oriental pueda desconectar fácilmente del film, pero de la que nos sacan ocasionalmente escenas tan surrealistas como el diálogo entre el fotógrafo y un fantasma o detalles tan llamativos como la presencia de ratas en los cines de Bombay, pero no estamos ante una película de acciones, sino de personajes. Momentos que creemos preludiar en la trama nunca llegarán, pero sus protagonistas nos dejarán con ganas de saber más sobre ellos como esa abuela sencillamente deliciosa que nos hace comprender por qué su nieto se esfuerza tanto por complacerla. Una historia para amantes del cine romántico falsamente convencional y una película que, de haberse hecho en Hollywood, ya tenía abierta la puerta a una segunda parte.
Tu fotografía llega a las pantallas españolas el 30 de agosto
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