Hay documentales fascinantes sobre hechos deleznables. Ecos siniestros de una realidad que, aunque creamos ya conocer, consiguen tristemente sorprendernos. Ahí encontramos sin esfuerzo ejemplos como Capturing The Friedmans, pero los Friedmans del título eran unos desconocidos para casi la totalidad del público hasta que los conocimos a través de esta cinta nominada al Óscar. Sin embargo el caso que nos ocupa es muy distinto, porque ¿quién no ha oído hablar de Harvey Weinstein?: productor, millonario, ganador de varios premios de la Academia y depredador sexual. Sobre él versa Untouchable.
Es complicado ser objetivo al hablar de una película como esta. No asistimos a la caída de los infiernos de un personaje conocido, sino a la inmersión en ellos de muchas mujeres cuyos nombres en su mayoría apenas nos suenan gracias a una criatura que desde sus comienzos en el mundo del espectáculo se reveló como una criatura incapaz de reprimir sus bajos instintos, y que se valió de su posición dentro del mundillo para colmarlos de la manera que mejor le pareció. En Untouchable no encontraremos recreaciones, aunque sí unos estéticos planos de lugares similares a los escenarios en los que se desarrollaron sus abusos que ayudan como nada a transmitir una malsana sensación de sordidez, ni el testimonio directo de los nombres más sonados que han salido a la palestra tras la confirmación de lo que en realidad era un secreto a voces, pero sí los espeluznanes relatos de muchas mujeres, tanto actrices como antiguas empleadas de Miramax, la productora enseña de los Weinstein, sobre su desafortunado encuentro con el que parecía ser su ticket para el paraíso y acabó convirtiéndose en su entrada para el infierno.
Testimonios en los que muchas veces el rostro dice casi más que las palabras, como en el mutismo de una de las primeras mujeres que se enfrentó a los deseos del productor, cuando aun este todavía no había entrado en el mundillo del cine, y con escenas tan terroríficas como aquella relatada por una actriz con unos terribles problemas de visión que, simplemente, hay que escucharla para creerla.
Pero Untouchable no es solo una película de aterradoras palabras de mujer. Es un documental que sabe crear además el mosaico de un Hollywood que se desintegra, en el que las alegres fotografías de las numerosas fiestas y presentaciones se ven bajo una nueva luz, y que sabe presentar el ascenso y la caída de un nombre, Miramax, que durante años reinó en el cine independiente y nos trajo películas que son clásicos por derecho propio. Un Hollywood en el que Weinstein consiguió convertirse, en sus propias palabras, en sheriff, y como tal consiguió escudarse en su dinero y posición con la ayuda de muchos que no querían ver nada, convirtiéndose en una dolorosa reflexión sobre el abuso de poder en una factoría que promete sueños pero para muchos se convierten en pesadillas.
Si este año quieren ver una película que les provoque un buen escalofrío olviden Midsommar o la prometedora segunda parte de It. Untouchable es un documento tan necesario como estremecedor.
Untouchable llega a los cines españoles el 6 de septiembre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario