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jueves, 28 de marzo de 2019

MI CENA CON KEANU

Cuando escuchamos un título como La boda de mi ex seguramente lo primero que imaginamos es una comedia bufa rica en equívocos, persecuciones y engaños, con un ligerísima tendencia al humor grueso y al menos un par de nombres conocidos como cabeza de cartel, puede que incluso alguno proveniente de la pequeña pantalla. Pero lo único que tiene esta idea en común con el resultado final es este último punto. Si, es una comedia...pero de corte muy distinto...claro que la cosa igual se entiende un poco más si tenemos en cuenta que su título original es Destination wedding.
 Lo mejor de esta película es su carta de presentación: sus dos actores principales, aunque casi podríamos decir únicos, ya que son las únicos personajes con diálogo a lo largo del metraje (al resto ni respirar), mientras el resto permanece como comparsas de las conversaciones de una pareja, que, hay que reconocer, tiene química.
Así Keanu y Winona, dos de los pocos astros de Hollywood que, como Cher, no precisan apellido para saber de quien hablamos, recuperados aquí de sus últimos roles habituales (él más centrado en el cine de acción, con la muy recomendable saga Johnny Wyck a la cabeza, con inminente tercera parte, ella en cuestiones más televisivas) y que más de uno recuerda haber visto ya como pareja en el Drácula de Bram Stoker para debatir durante hora y media sobre lo divino y lo humano con ocasión de la boda del hermano de uno, expareja de la otra. Dos personajes que inicialmente se llevan a matar pero, como esperamos desde el segundo uno de película poco a poco verán como el roce (verbal) hace el cariño, al menos entre ellos. Otra cosa es el resto de la humanidad, familia incluída.
Con un tándem que parece demostrar que el eslabón perdido es en realidad la cotorra La boda de mi ex es una cinta que a pesar de su hermosa ambientación (Un recinto con bodega, hotel y viñedos en los que se celebra la boda del título, de postín) podría ser sin demasiado problema una obra de teatro o un serial radiofónico. Pocas concesiones al humor físico (con excepción del episodio del puma, en el que el bicho acaba convertido casi en un robaescena en uno de los momentos claves del film) en una historia con un guión que fácilmente podría haberse rodado en la época de mayor popularidad de sus estrellas (en realidad tampoco han cambiado tanto...¿qué come esta gente que casi no envejece?) con unos diálogos trasnochados espejo de una misantropía casi (y digo casi por el desenlace, que aquí no desvelaré) a prueba de bomba, y que en un primer momento pueden ser chispeantes, pero que a medida avanza el metraje y descubrimos las claves del desarrollo de la película pierden parte de su encanto, con su pretendido naturalismo ( el ritual de Reeves...capaz literalmente de asustar a una fiera salvaje) y diatribas sin pausa.
Cinta con apego a las tres unidades y un ritmo lastrado del que solo nos salva el carisma de Keanu Reeves y Winona Ryder La boda de mi ex es un auténtico caramelito para mitómanos (solamente podríamos alcanzar un nivel similar de unir a Winona con Johnny Depp o tal vez a Reeves con Sandra Bullock) y un buen entretenimiento para los amantes de romances entre parejas desparejadas, pero quizás más enervante para el que acuda al cine buscando otro tipo de carcajada...o de romanticismo.
La boda de mi ex llega a las pantallas españolas el 5 de abril

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