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martes, 5 de junio de 2018

REGRESO AL PASADO

Tras la plaga de "los jueves son los nuevos viernes" y "el kale es el nuevo brócoli" alguien, no recuerdo exactamente quien, soltó que el nuevo algo de algo generalmente es el nuevo nada de nada.
En el caso de Los 50 son los nuevos 30 nos encontramos simplemente ante un nuevo ejemplo de traducción creativa (el título original es simplemente Marie-Francine, el nombre de su protagonista) y, vista la película, la expresión se queda corta en una película que regala algún gag tan acertado como aquel en el que la madre consuela a su hija de ya 50 añazos, y que por vaivenes del destino se ve obligada a retornar a casa de sus progenitores, con una merienda con no uno, sino dos, huevos kinder.
Los 50 son los nuevos 30 es simplemente una comedia romántica con elementos de enredo bajo la que se oculta (aunque tal vez no sea el término adecuado, ya que encarna además el rol principal) Valérie Lemercier en la triple labor de directora, guionista y actriz, al igual que sus tres anteriores películas (Voy a ser mamá, Palacio real y Quadrille). Una cinta con una premisa que ya nos resulta sospechosamente familiar (como sucede con la también francesa Vuelta a casa de mi madre) pero que gana enteros gracias a una protagonista que sabe ganarse las simpatías del espectador (ese volver a ser una niña ante unos padres más disfuncionales de lo que parecen a primera vista...de traca el look del padre para centrarse en su labor de escritor que no desentonaría hace un siglo y pico...)  y a alguna escena cercana al slaptick que arranca sus carcajadas (los motivos que hacen que Marie-Francine se enganche al tabaco...algo muy poco recomendable si regentas un negocio de cigarrillos electrónicos).
Un guión que sin ser innovador consigue ser simpático...de esos que aunque ya hayamos visto unas cuantas no nos resta las ganas de ver unas cuantas más, en esa escuela no clasificada de maduritas que se enfrentan a los vaivenes amorosos de su pareja de toda la vida para redescubrirse a sí mismas (ahí está la todavía reciente Bailando la vida) aunque no todos sus elementos gocen de igual fortuna, incluso dentro del surrealismo que pide la historia para no verse abocada al reino del melodrama (Podemos encontrar incluso alguna escena tan innecesaria como rancia como aquella en la que el exmarido de la protagonista adopta un disfraz, que aquí no revelaré, para darle una sorpresa...mejor haber seguido la escuela carnavalesca de Toni Erdmann).
Sí encontramos en el resultado algún hallazgo como una ligera sátira de la burguesía acomodada (esa madre adipta a la compra vía internet), la creativa selección de su banda sonora, con un buen número de canciones en portugués (Lengua materna del nuevo interés romántico de Marie-Francine) y alguna sorpresa como la versión francesa de un popular éxito de Julio Iglesias, o el saber restar pronto protagonismo a algún personaje que resulta particularmente cargante, pero ello no encumbra una cinta que, sin embargo resulta entretenida sin peros y que incluso nos deja con ganas de saber que sucede con nuestra heroina, que ha visto dar una vuelta de 180 grados a sus existencia, tras el fin de sus títulos de crédito.
Los 50 son los nuevos 30 llega a las pantallas españolas el 15 de junio.

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