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sábado, 23 de junio de 2018

DIBUJANTES SOBRE RUEDAS

Gus Van Sant. Tres simples palabras, tal vez le suenen, y más cuando a este nombre, el popular director de Elephant, El indomable Will Hunting o Todo por un sueño se le dedica en la céntrica casa encendida de Madrid se le dedica la exposición Gus Van Sant, en la que podemos encontrar desde croquis y diseños de sus obras hasta retratos en diversos formatos pasando por la interesante comparativa entre su Psicosis y la original de Hitchcock, así como un ciclo dedicado al cineasta en la Filmoteca Española Cine Doré.
Pero para redondear el verano no podía faltar el estreno de la última película del director, No te preocupes, no llegará lejos a pie, basada en la historia real de dibujante estadounidense John Callahan, que quedó cuadraplégico a los 21 años pero que tras el accidente que le condenó a una silla de ruedas desarrolló una fructífera carrera como humorista gráfico.
No te preocupes, no llegará lejos a pie es una película que se mueve en dos niveles. Por un lado las circustancias que derivaron en el choque automovilístico que cambiaría la vida del protagonista para siempre así como la lenta y dolorosa recuperación. Por otro lado como su decisión de abandonar la bebida (a pesar de que en el momento del accidente no era él quien conducía y el conductor del vehículo salió prácticamente ileso) a través de un grupo de ayuda consigue darle un nuevo y esperanzador giro a su existencia.
El resultado es una película cruda pero vitalista. Van Sant no se regodea en los momentos más crueles (del accidente apenas sí vemos una imagen), aunque no renuncia a los más realistas y, en cierto modo, necesarios (los instrumentos de rehabilitación, la higiene o las relaiones sexuales), y consigue presentarnos una realidad aterradora que llega a trastornar la percepción del individuo (la visión de la madre o de los gimnastas) pero de la que su protagonista puede salvarse gracias a la ayuda de los demás y una voluntad más fuerte de lo que parece en un primer momento, algo que nos recuerda a otras cintas de la trayectoria de su director como El indomable Will Hunting. Y por supuesto su descubierta habilidad artística, de un humor no siempre cómodo para sus lectores y que aquí aparece en forma de unas sencillas pero divertidísimas animaciones (ojo, no del gusto de todos los paladores, como sucede en el caso de la obra original) que se funden con las vivencias del protagonista constituyendo una de los pilares así como de las partes más memotables de la película.
La cinta supone una historia simple pero que no es simple de contar, una historia que sabe atraparnos gracias a un inmenso Joaquin Phoenix que se come literalmente la escena con una interpretación terriblemente física (los momentos más cotidianos como aquellos en que intenta beber de una botella son sencillamente indescriptibles) y llena de matices, que consigue brillar tanto en los momentos más dramáticos como en los más cómicos, flanqueado por un grupo de secundarios en pleno estado de gracia como un casi irreconocible Jonah Hill, que consiguen conquistarnos con las pequeñas vivencias y anécdotas de sus personajes, aun sin conseguir en ningún momento restar peso a un Phoenix que nos da (aunque es un poquito pronto) un trabajo de esos que ya huelen a Óscar.
No es la primera vez que el cine nos acerca a la historia real de dibujantes lejos del circuito tradicional como la muy recomendable American splendor, pero sí quizás una de las aproximaciones más extremas al mundo del cómic, en forma de un autor poco conocido por estos lares. Una película que gustará a los fans del noveno arte, pero sobre todo a aquellos amantes de las historias tan humanas como esta que presenta esta cinta que debe su título a una de los más irreverentes y conocidos gags de John Callahan.

 La exposición Gus Van Sant puede visitarse gratuitamente en la Casa Encendida de Madrid hasta el 16 de septiembre y No te preocupes, no llegará lejos a pie llega a los cines españoles el 6 de julio.

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