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viernes, 8 de abril de 2016

ANCIANA SOBRE RUEDAS

Extrañas leyendas urbanas les rodean. Teletransporte en la cola del súper, hipervelocidad a la hora de ocupar el único asiento libre en el autobus o superfuerza cuando se agarran a tu brazo son algunos de los curiosos poderes de los que parecen hacer gala los abuelillos, o mejor dicho, la gente mayor, en muchas ocasiones, pero que quedan como meras nimiedades a la hora de emplear su auténtico don: la capacidad de conseguir a base de labia (o si no, que con tu negativa te sientas mal durante un período indefinido) que hagas lo que ellos desean, una facultad que además solo poseen los niños muy pequeños y algunos mamíferos dignos de un calendario. Bromas aparte, muchas veces los ancianos son la sal, y en muchas ocasiones, la pimienta de más de una película como hemos visto en cintas tdavía recientes como Nebraska, La fiesta de despedida o Remember...y la última adquisición es de armas tomar...hoy hablamos de The lady in the van.
Alan Bennet es un escritor que vive solo en su casa en un apacible barrio inglés. Solo hay una pequeña discordancia en la tranquilidad y monotonía de sus vecinos: la señora Sheperd, una enervante anciana que vive en una furgoneta llena de bolsas con un contenido indefinido y que despiden un extraño olor. Aunque de vez en cunado los servicios sociales se interesan por ella nadie se ve capaz de echarla del que en el fondo es su hogar, llevándole comida e interesándose esporádicaente por su estado, a pesar de sus hurañas respuestas, pero tampoco parace hacerles mucha gracia que este aparque su h misma puerta de sus respectivas casas...al menos hasta que el mismo Bennett, ante las nuevas normas de aparcamiento le permita quedarse temoralmente en su patio delantero...será el comienzo de 15 años durante los que se planteará empezar a escribir sobre ella.
En plena oscuridad y con un sonido que claramente identificamos con un accidente automovilísitico, aunque o sepamos precisar de que tipo, se abren las incógnitas de The lady in the van, una historia que, como reza su comienzo, se basa en su mayor parte en una historia real y que nos contará la curiosa relación entre esta mujer sin casa pero llena de recursos y un escritor que, a pesar de su madurez, todavía está conociéndose a sí mismo (brutal la sentencia en que afirma que su segunda obra trata sobre el sexo porque ha leído sobre ello).
Con la curiosa y original opción de presentar a su narrador como una persona dividida en dos, uo que vive la vida y orro que escribe sobre ella, que durante toda la película discuten acerca de su situación y su relación con dos ancianas tan distintas como pueden ser su madre y la Señora Sheperd, la película nos dejará, con un toque surrealista (las apariciones de animales no propios de la zona...algo a lo que contribuye tabién una fotografía que sabe jugar entre la gris monotonía del interior de la furgoneta y la ropa de la misma señora Sheperd y los más luminosos y limpios colores de la costa o el amarilo del exterior del vehículo) y un buen puñado de perlas de humor inglés (como las que el mismo narrador exhibe en el monólogo dedicado a su madre y que representa en un teatro local) una historia tan extraña como emotiva, en torno a la relación entre dos personas que a pesar de manterner contimuamente las distancias (de hecho ni se llaman por el nombre de pila) y de los malentendidos y disputas que puedan atravesar llegan a ser realmente importantes el uno para el otro, pero sin el almíbar ni los deus ex machina de los que suelen hacer gala otras películas.
Pero sin duda lo que brilla entre un guión inteligente y un bien excogido elenco de actores es su protagonista, que no narradora, señora de la furgoneta del título, una espléndida Maggie Smith a la que en sus primeros momentos en escena dan ganas de estrangular (algo que también mencionan en algún momento el resto de personajes) pero que poco a poco se va ganando nuestra simpatía, con su picardía y sus ganas de vivir (maracilloso cuando va al tiovivo y a tomar un helado) e incluso sus obsesiones (la fijación por pintar de amarillo sus vehículos con una pintura que ni siquiera es la adecuada para chapa, o una religiosidad que llega a tener un punto de locura como vemos la primera vez que se encuentra con Bennet) , aunque no porque haya en su personaje ningún  cambio de actitud, sino porque nuestra visión de ella va cambiando tanto al descubrir sus secretos (o elementos que nos hacen adivinar otros más profundos como su dominio del francés o su adversión por la música) como al empatizar con sus miedos (las misteriosas visitas nocturnas de un hombre al que parece temer). Auténtico centro de la cinta Maggie Smith logra con su hipnótica presencia que pasemos por alto aspectos como el ritmo irregular o las repeticiones formales y nos deja el buen sabor de boca con una actriz que ha sabido crear un grandísimo personaje.
Original película de personajes The lady in the van llega a los cines españoles el 15 de abril

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