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viernes, 18 de febrero de 2022

LA GRAN SUPERPRODUCCION

 

Pregunte a cualquier fan de los Simpsons sobre sus episodios favoritos y raro sería que no estuviera en la lista el del concurso de cine. Si, sí, ese al que el Sr. Burns con ayuda del equivalente mejicano de Spielberg presenta su apabullante película autobiográfica. A un paso solo se queda el punto de partida de "Competencia oficial", en el que un millonario decide al llegar al invierno de su vida (80 años nada menos) que un buen modo de ser recordado por algo más que por su faceta de exitoso plutócrata sería producir una película. Una con lo mejor que el dinero pueda comprar: un guión basado en un premio Nobel, una directora de prestigio y un dúo protagonista que promete lo mejor de dos métodos actorales muy distintos. ¿Qué podría salir mal? Todos conocemos la respuesta: todo. Va a resultar que el título de la futura cinta es también una premonición: Rivalidad.

Dirigida por el dúo detrás de la muy recomendable " El invitado ilustre", Gastón Duprat y Mariano Cohn, la película es una sátira cinematográfica en torno a los ensayos previos al rodaje de una cinta de esas de tema tópico (el enfrentamiento entre dos hermanos a raíz de un horrible accidente que acaba con uno de ellos en la cárcel) pero que pretenden sea "bigger than lIfe". Una actividad que va a enfrentar a una directora con ínfulas perfeccionistas a nivel Kubrick, interpretada por una Penélope Cruz que encarna todos los vicios que suelen a adjudicarse a más de un director de cine (incluído el de enrollarse con algún intérprete) con dos actores que contrastan por aspecto, carácter y teoría en torno al arte de la actuación pero que tienen en común un ego desproporcionado que hará se enfrenten casi desde el primer momento. Con un toque de astracanada y auténticos delirios surrealistas (la piedra gigantesca o esa liberación catárquica a través del tubo de una aspiradora) "Competencia oficial" tiene auténticas perlas del humor en su guión, pero también se trata de una cinta irregular a la que muchas veces su ritmo no acompaña.

Pero la película funciona especialmente gracias a un trío protagonista que en más de una ocasión sobrepasa la caricatura. Cierto que sus últimos minutos (y en especial su último plano) resultan prescindibles y que siempre nos quedará la duda de qué podría hacer un Berlanga con un mimbres como estos. Pero aunque nos pueda quedar un ligerisimo regusto de película fallida especialmente cuando se pone excesivamente profunda "Competencia oficial"  logra arrancarnos un importante número de carcajadas mientras reflexiona sobre el poder del arte sobre el artista y el artista sobre el arte. La crítica, con risa, entra. 


"Competencia oficial" llega a los cines el 25 de febrero.

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