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viernes, 3 de agosto de 2018

EN EL OJO DE DENZEL


Aunque no es la primera vez que lo vemos en rol semejante ni seguramente será la última se me hace raro ver a Denzel Washington como héroe de acción, resultándome más familiar como señor trajeado, abogado o similar, que como justiciero dispuesto a repartir hostias como panes.
The equalizer 2, secuela de la película homónima, ha llegado para demostrar que me equivoco. En una década en la que los más talluditos, de Los mercanarios de Stallone a Liam Neeson pasando por un Keanu Reeves resucitado gracias a la saga John Wick y que ya por los 53 (claro que al lado de los otros resulta un niñato), han probado ser más duros que las piedras Washington se une al club de las secuelas para dar de nuevo vida a este antiguo militar de élite, conductor de día, vengador de noche.
Película de acción pura y dura, con un ligero toque ochentero en su concepción de la violencia, tiene su mejor baza en un protagonista rápido de ideas (espectacular como se zafa de un grupo de enemigos con malas pulgas sin dar un solo golpe) y de brazos, que sabe pasar con facilidad de la sonrisa a la amenaza sin despeinarse y que consigue resultar tremendamente carismático con frases del manual del buen matón como "Lamento poder mataros solo una vez". Y de postre preocupado por la comunidad y promotor de la lectura. Casi nada.
Un héroe que sabe sacar el mejor rendimiento a los medios de los que dispone. Si bien los primeros minutos de metraje, a bordo de un tren turco, pueden remitirnos a franquicias más amigas del exotismo como las de James Bond o Ethan Hunt (aunque aquí en vez de sofisticadas máscaras de goma toca barba de pega y similar) la cinta vuelve pronto a territorios má mundanos, con su batcueva de saldo (un escondite donde nuestro protagonista guarda entre otros su antiguo uniforme y que va a ser clave en una escena con buen sentido del suspense) y gadgets que cualquiera podría adquirir en un centro comercial decente. E incluso se permite ironizar sobre ello en su desenlace, cuaderno de bocetos mediante.
Pero esta historia no precisa exotismo alguno, el elemento urbano le sienta bien. Y es gracias a unas bien coreografiadas escenas de acción, de esas en las que los golpes le duelen hasta al espectador, una disciplina que Fuqua sabe manejar bien (aunque se exceda, y mucho, en ese recurso de acabar los planos en el ojo de Denzel Washington...),que consiguen tener su grand finale en un pueblo evacuado que queda como patio de recreo para el protagonista y un grupo de aspirantes a verdugo (para descubrir si acaban siendo tales o sus víctimas tendrán que ver la película) en medio de una tormenta que pasa de metafórica a real y que da mucho, pero mucho juego. Y eso que algún momento nos pueda hacer pensar hasta en Solo en casa.
The equalizer 2, a pesar de su trasfondo dramático, es una película, especialmente durante la segunda mital de su metraje, rabiosamente entretenida. Una película que nos hace recordar el cine de acción de hace un par de décadas, con su tendencia a la "machada" y esas frases que caen como losas sobre el interlocutor del héroe. Una película que, a poco que se conecte con este tipo de cine, consigue proporcionarnos un par de horas de buen entretenimiento. Ni su héroe ni los medios de este son los de la últimamente tan comentada (y por otro lado muy recomendable) última entrega de Misión imposible pero, al igual que esta, resulta una cinta imprescindible para los fans de estos héroes de acción que ya no son unos niños.
 
The equalizer 2 llega a los cines españoles el 10 de agosto.

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