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viernes, 2 de junio de 2017

DUELO DE PATANES

No pocas bestias mitológicas han paseado su palmito por la gran pantalla, del kraken a Godzilla pasando por Medusa o King Kong pero ninguna tan fantasiosa o exótica como el político honrado, un ser que asola un pacífico pueblecito siciliano en La hora del cambio, una comdia italiana en la que tras años con el mismo y corrupto alcalde los electores deciden que por fin es la hora de que el poder pase a nuevas manos, las de un profesoe que promete cumplir todas sus promesas electorales...para su posterior desesperación.
Nos encontramos ante una comedia bufa de esas que podrían haberse filmado hace 30 años, y que podrís ser víctima de un remake dentro de otros 30, y en ninguno de ambos casos, perdería un ápice de actualidad, si bien el nivel de chistes ?picantes" puede variar (en este caso reducido a cero) y sin faltar personajes tan típicos como el afable párroco con más bilis que estatuta (especialmente cuando intentan cobrarle el IBI) o el mafioso de turno (que en un auténtico rizar el rizo, no olvidemos su ambientación siciliana, no es un personaje local, sino un misterioso hombre enviado desde la capital tras ver el desarrollo de los acontecimientos) . La película presenta una historia sencilla, tan simple como demostrar que el ser humano lo quiere todo pero sin perder sus privilegios (sí es pueblo se vuelve limpio y ecológico, a costa de subir la tasa de basura, cerrar la planta que daba trabajo a muchos e imponer el reciclaje, y los de siempre pierden sus privilegios....pero el incorruptible nuevo alcalde no los otorga a aquellos que le votaron esperando algún favorcito...la traca cuando los mismos habitantes del pueblo protestan porque el alcalde ni siquiera cuela en la fila a sus propios cuñados como habría hecho su predecesor).
 Pero bajo la crítica o casi en ocasiones sobre ellas brilla una cinta con un humor a prueba de bomba desde sus primeros instantes (ese slogan que pide directamente el voto sin hacer más preguntas) hasta su desenlace, con chistes tan impagables como la confusión que genera el reciclaje obligatorio (que hace que alguno opte por comerse hasta la cáscara del melón por no saber donde ubicarla) y personaejs tan inolvidables como ese cuñado que se arrima al sol que más calienta y cuya foto debería estar al lado de la palabra cuñado. vistas las últimas acepciones, en la próxima actualización del diccionario, un individuo con más cara que espalda que nos regala algunos de los mejores momentos de la cinta mienttas arrastra en sus redes a buena parte de la familia.
La hora del cambio no renuncia a las interpretaciones exageradas (las incursiones "ninja") ni a la sátira desencarnada, creando un conjunto que a pesar de no constituir la más original de las historias se revela como un eficaz divertimento que hace que la sonrisa no abandone al espectador durante la práctica totalidad del metraje, con su ácida visión de como el poder absoluto puede corromper absolutamente...hasta al pueblo soberano.
La hora del cambio llega a las pantallas españolas el 11 de agosto

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